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La Opinión

Honduras vive una cambio de poder lleno de intereses, internos y externos

La asunción de Xiomara Castro, como presidente de Honduras, marcará el segundo aire de vive la izquierda latinoamericana

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La llegada de Xiomara Castro a la Presidencia de Honduras, a partir del próximo jueves, por donde se le vea es de suma importancia para todo el continente, por un lado, seguramente le dará un nuevo impulso a la izquierda en la región, para Estados Unidos es clave tener un buen canal de comunicación y al interior de ese país las cosas ya están que
arden.

La asunción de Castro marcará el segundo aire de vive la izquierda latinoamericana, algo que podría consolidarse si se confirman los pronósticos en Colombia y Brasil, con las posibles victorias de Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula Da Silva.

Para Estados Unidos la llegada de Xiomara es tan relevante que la misma vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, asistirá a su toma de posesión, tomando en cuenta dos puntos principalmente, el primero, que Honduras es el principal gestor de las caravanas migrantes a EU y que el narcotráfico hoy opera ahí con mano ancha.

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Al interior de Honduras, Castro llegó al poder al frente del Partido Libre y en alianza con el Partido Salvador de Honduras (PSH), al que se le prometió la presidencia del Congreso de ganar las elecciones.

Sin embargo, cuando los legisladores designaron el viernes a la cabeza del Legislativo, no dieron el puesto a Luis Redondo, del PSH, sino a Jorge Cálix, un disidente del partido de Castro que al parecer obtuvo apoyo del bloque oficialista, las cosas no pintan bien, sin duda.

Además de ser la primera mujer en ganar la Presidencia de su país, el jueves estará poniendo fin a 12 años consecutivos del conservador Partido Nacional en el poder, los últimos ocho con Juan Orlando Hernández como presidente, quien deja el poder en medio de una serie de acusaciones que lo vinculan al narcotráfico, incluso con el financiamiento de su campaña.

La nueva presidenta, esposa del expresidente Manuel Zelaya, quien fue derrocado el 28 de junio de 2009 cuando promovía reformas constitucionales que la ley le impedía, conoce bien lo que representa la izquierda latinoamericana, a la que su marido llevó a Honduras durante su interrumpido mandato, lo que le reprocharon los opositores políticos conservadores, incluida la empresa privada.

Castro también pondrá fin a más de un siglo de un bipartidismo tradicional conservador marcado por los partidos Nacional y Liberal, este último bajo cuya bandera Manuel Zelaya llegó al poder en enero de 2006, pero en aquella época el vínculo que el mandatario tenía con su homólogo de Venezuela, Hugo Chávez, no le ayudó mucho más bien lo afectó.

Con el triunfo de Xiomara, Honduras se pondrá en línea con la izquierda latinoamericana, 12 años después de que, tras el golpe de Estado a su marido, su país fuera retirado de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), a la que entró de la mano de Manuel Zelaya en agosto de 2008.

Parece que Zelaya, coordinador general del Partido Libre, entendió y hoy mantiene un discurso moderado y las relaciones con Estados Unidos, que le ha ofrecido apoyo a la presidenta, se están estrechando, eso puede marcar un punto de inflexión muy importante, porque representa un distanciamiento de la izquierda rancia (Cuba, Venezuela y Nicaragua).

Las condiciones de izquierda en Latinoamérica no son las mismas que en la primera era de Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil, y Hugo Chávez en Venezuela, se espera que Xiomara haga un gobierno más pragmático, que piense en función del interés nacional.

Hay que dejar bien claro que la izquierda que practica Cuba, Venezuela y Nicaragua sólo funciona si se impone, pero la población de esos países viven en medio de una pobreza que no se le ve fin y bajo una represión de imposiciones que los ha perpetuado en el poder.

El nuevo gobierno de Xiomara debe pensar más bien en la centro-izquierda, que trabajaría en función del bienestar de la mayoría de la población, no basada en afinidades ideológicas partidarias o simpatías de tipo político, de lo contrario nada le garantiza una permanencia larga.

Otro punto importante es si Honduras sigue manteniendo relaciones diplomáticas con Taiwán, permitiría detener el avance de China en Centroamérica, incluso de Rusia, particularmente en Nicaragua, dos temas que le preocupan a Estados Unidos.

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En la relación con Washington también pesa mucho que Honduras tiene en EU a su principal socio comercial y en ese país viven más de un millón de inmigrantes hondureños que, solo en 2021, enviaron más de 7,000 millones de dólares en remesas familiares.

Las remesas de los inmigrantes hondureños en 2021 representaron alrededor del 25% del producto interno bruto del empobrecido país centroamericano, según fuentes oficiales.

Pero una buena relación entre EU y Honduras puede ayudar a desestimar la organización de nuevas caravanas migrantes, eso por un lado, por el otro, puede poner un freno a la campaña de China en la región que va desde inversiones, préstamos y hasta vacunas contra el Covid-19.

Para Honduras puede significar un respaldo económico y logístico de Estados Unidos, como sucedió en Sudamérica con el Plan Colombia, porque Washington no ha logrado tener buenas relaciones con El Salvador y Guatemala, es una oportunidad clave. O usted ¿qué cree?

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