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El mundo de los negocios voltea hacia la sostenibilidad

El 97 por ciento de las compañías globales planean duplicar sus proyectos de sustentabilidad

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Foto: Especial

El mundo de los negocios voltea cada vez más hacia la sostenibilidad, un concepto que se ha vuelto casi una regla no escrita para las compañías de todos los tamaños que buscan tener éxito en sus ventas y en su financiamiento.

Las empresas tienen una cosa en la mente: ser sustentable hoy es una opción, pero en el mediano o largo plazo puede significar la diferencia entre tener ganancias o desaparecer del mercado.

El Estudio Global sobre Sostenibilidad en la Cadena de Suministro, elaborado por Miebach Consulting, una compañía que presta servicios para toda la cadena de suministro, de extremo a extremo, señala que 97 de cada 100 empresas planean duplicar sus proyectos de sostenibilidad en los próximos años.

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La investigación de Miebach incluyó a 277 representantes de compañías de todo el mundo, de las cuales 52 por ciento fueron de Europa, de Asia, siete por ciento, de Norteamérica, 21 por ciento y de América del Sur, 16 por ciento, mientras que de México participaron 25 empresas.

Las iniciativas sostenibles, dice Israel Ramírez, director de Desarrollo de Negocios de Miebach Consulting México, se basan en satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, es decir, si necesitamos agua en esta generación, utilizarla sin acabarnos el líquido que van a necesitar las siguientes generaciones.

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“Ahorita está muy de moda el triple bottom line, es decir, la triple punta de resultados, esto es que la sostenibilidad se base en tres pilares, la sostenibilidad social, la ecológica y la económica”, dijo.

Pero detrás de lo que aparenta ser una buena intención de las empresas, están las presiones externas, tanto de grandes fondos de inversión, como de los consumidores y de los gobiernos que empujan regulaciones para disminuir el impacto social y ambiental de las actividades de negocio.

“Los clientes más importantes, que ya están conscientes de la necesidad de ser sostenibles están demandando que sus proveedores tengan medidas de sostenibilidad para tener una cadena completa en la materia”, menciona.

Otra razón son las reglas que se acuerdan entre los clientes y los proveedores, pues los segundos pueden exigir la reducción de las emisiones de carbono para firmar un contrato de negocios.

“También están las reglas legales, las que los países ya están empezando a establecer. La tercera son las ventajas competitivas. Las empresas quieren tener buena reputación y diferenciarse de la competencia, quieren ser de las primeras empresas que además de ser rentables son sostenibles”, asegura Israel Ramírez.

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La tendencia de responsabilidad ambiental y social integra a las 10 empresas más grandes del mundo, donde destacan nombres como Unilever o Procter & Gamble, así como las pequeñas y medianas empresas.

“Hay una tendencia. Entre más grandes son las empresas, entre más cuidan su reputación, más se están volviendo hacia lo sostenible, porque saben que si un consumidor tiene opción de comprar un buen producto a una empresa que no tiene medidas sostenibles y comprar ese mismo producto a empresas que ya están participando e implementando medidas de sostenibilidad, se van a ir con aquellas que ayudan a que todos tengamos un mejor planeta”, dice el directivo.

Por otra parte, las empresas que tienen amplios criterios de Gobernanza, Sociales y Ambientales (ESG, por sus siglas en inglés), obtienen mayores ganancias en los mercados de valores.

Un estudio del Bank Of America Merrill Lynch detalla que a nivel mundial, las empresas que tienen criterios ESG tienen un valor entre cinco y 10 por ciento más alto en los mercados bursátiles, en comparación con su competencia que no cuenta con estas “responsabilidades”.

El mismo reporte detalla que las empresas con criterios de responsabilidad tienen menos probabilidades de caer en la quiebra. Según el documento, 90 por ciento de las bancarrotas que tuvieron lugar entre 2005 y 2015 dentro del índice S&P 500 fueron de empresas que no cuentan con sostenibilidad.

Desde 1999, el Dow Jones lanzó su Índice Mundial de Sustentabilidad, que integra a empresas que cumplen con los criterios ESG.

En los últimos cinco años, el indicador presenta un crecimiento superior a 87 por ciento, casi idéntico al indicador industrial que mide a 30 empresas de Estados Unidos.

Por su parte, Goldman Sachs señala que entre 30 y 40 por ciento del dinero que entra al mercado bursátil se destina a empresas con el sello sustentable.

Bank Of America reporta que los más de mil 900 fondos ESG que existen reportaron un monto total de 1.4 billones de dólares, lo que representa un incremento superior a 100 por ciento en comparación con el resultado del año anterior.

Por otra parte, los grandes fondos de inversión empiezan a cerrar la puerta al financiamiento a proyectos que no cuenten con responsabilidad ambiental.

Para BlackRock, el fondo más grande del mundo, la fecha de caducidad para invertir en las empresas altamente contaminantes es 2050, según anunció su CEO global, Larry Fink en enero de este año.

Otros bancos estadounidenses, como Morgan Stanley y Wells Fargo, Bank Of America, Goldman Sachs y Citigroup, limitaron las inversiones que hacen en las minas de carbón desde 2015.

Todas las empresas existen para generar utilidades, dice Israel Ramírez. “Si una empresa se dedicara solamente a mejorar la sostenibilidad tendría que tener una forma de conseguir recursos. Entonces, las empresas que tienen visión saben que en el mediano y largo plazo sus utilidades van a disminuir si no empiezan a ser sostenibles desde ahora, e incluso pueden quedar fuera del mercado”.

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La falta de criterios ESG puede también encarecer el costo del financiamiento que cualquier empresa requiere para impulsar su crecimiento, pues las tres principales calificadoras internacionales, Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s ya cuentan con evaluaciones de este tipo.

El tamaño de las necesidades, dice Israel Ramírez, ha llevado a las empresas a crear direcciones especializadas en sustentabilidad.

En medio de la pandemia, la conciencia ambiental también despertó entre los ciudadanos del mundo. De acuerdo con el estudio El Estado de la Ciencia en el Mundo, aunque el Covid sigue siendo el primer factor que viene a la mente del mundo cuando piensan en qué puede ayudar la ciencia, los otros cuatro primeros temas están relacionados con la agenda climática.

“La ciencia nos trajo la vacuna, gracias ciencia. Ahora el mundo dice, oye ciencia, ayúdame con el cambio climático, ayúdame con los desperdicios de plástico en los océanos, ayúdame con la sustentabilidad en general para producir alimentos, ayúdanos con las energías renovables”, dice José Varela, director de 3M México, empresa encargada del estudio.

La encuesta reveló que nueve de cada 10 encuestados en México, ahora son más conscientes con el medio ambiente a raíz de la pandemia, frente a 77 por ciento a nivel global, y que las principales prioridades que debería atender la ciencia son: la pandemia por Covid-19, seguida del cambio climático, la contaminación de los océanos, el acceso a energías renovables y la calidad del aire.

“La quinta ola de este estudio, nos ha permitido comprender y pronosticar el impacto a largo plazo que ha tenido la pandemia en la percepción científica, lo que da la oportunidad como sociedad de ir un paso más adelante para afrontar los retos que tenemos como comunidad global”, asegura.

La tendencia de la conciencia ambiental es global, pues un estudio del Fondo Monetario Internacional señala que 43 por ciento de la población mundial está más preocupada por el cambio climático que antes de la pandemia.

Las empresas también detectan retos por afrontar al momento de tomar decisiones que permitan invertir en sustentabilidad.

Según Israel Ramírez, la encuesta arrojó que el principal reto es la cantidad del dinero que tienen que invertir las empresas para echar a andar sus proyectos de sustentabilidad.

“Además hay que tener un compromiso muy fuerte por parte de todos, especialmente por parte de la alta dirección de las empresas. Si la cabeza no está comprometida va a ser muy difícil que los demás se comprometan”, menciona.

Por otra parte, dice el especialista, los productos sostenibles son más caros que los bienes que no cuentan con estas características.

“Hasta ahora, la gente no está dispuesta a pagar un poquito más por productos que resultan sostenibles”, añade el especialista.

A esto se suma que las iniciativas de mejora son complejas, al tiempo que la cuarta razón es que se tienen que alinear los objetivos empresariales con los medioambientales, lo que genera choques en la visión de la empresa.

“Normalmente, los objetivos empresariales son generar utilidades, mientras que los ambientales es tener sostenibilidad y el reto reside en tratar de empatar esos objetivos”, dice.

Por ello, dice el directivo de Miebach, es necesario que los planes de sostenibilidad se desarrollen en el mediano y largo plazo para reducir el impacto en los ingresos y las ganancias de las empresas.

“La idea es irlos implementando gradualmente, de tal forma que la rentabilidad de la empresa no se vea muy afectada”, destaca.

Mario Alavez | El Sol de México

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