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El Extranjero

Abortos seguros en mar abierto: Rebecca Gomparts usa el vacío legal para hacerlos posibles

la doctora Rebecca Gomperts se ha valido del océano para eludir las leyes nacionales para practicar abortos seguros.

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Abortos seguros en mar abierto: Rebecca Gomparts usa el vacío legal para hacerlos posibles

El debate sobre el aborto figura entre los temas principales de la cobertura informativa mundial.

El derecho de una mujer a interrumpir un embarazo está determinado por el lado de la frontera de un estado o país en el que se encuentra. Se había revocado medio siglo del derecho a decidir de las mujeres.

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Pero durante más de 20 años, la doctora Rebecca Gomperts se ha valido del océano para eludir las leyes nacionales.

La doctora Gomperts forma parte de un grupo de personas que he ido encontrando en el mundo de alta mar inconformistas y artífices del cambio que aprovechan la falta de regulación.

Abortar ha sido delito en México hasta hace poco. Cientos de mujeres han sido encarceladas por ir a pedir ayuda médica tras operaciones que habían salido mal. Los hospitales informaban a la policía de abortos sospechosos igual que cuando llegaban heridos de bala.

Me uní a la doctora Gomperts a bordo de su velero, el Adelaide. En esta misión clandestina, dos mujeres jóvenes han viajado cientos de kilómetros de forma silenciosa y anónima para embarcar en el velero.

“Cuando empecé Women on Waves unas 120 mil mujeres morían cada año debido a abortos sin garantías sanitarias”.

“La ilegalización del aborto en un país no evita que deje de buscarlo ni una sola mujer. Para tener un aborto legal y seguro, las mujeres que tienen el dinero siempre pueden viajar a otro país donde el aborto sea legal”, dice la especialista. 

Las mujeres pobres que no tienen recursos no pueden hacer esto, lo que provoca la ilegalización es que tengan que correr riesgos, riesgos para su salud y para su vida, con el fin de conseguirlo”, dice.

“La manera de funcionamiento de Women on Waves es alquilando un barco y viajando a un país donde el aborto no esté permitido, donde sea ilegal. Navegamos hacia el puerto. Allí podemos subir a bordo a las mujeres”.

Navegamos hacia aguas internacionales, y aguas internacionales significa a 12 millas náuticas de la costa. En aguas internacionales, las leyes locales ya no rigen, sólo rigen las leyes del mar”.

En ese momento, yo estaba tratando de ser inusualmente silencioso e invisible, porque en ese contexto yo era realmente un extraño y trataba de no ocupar mucho espacio o atención, pero también estaba siguiendo muy de cerca la forma de trabajar de Rebecca, lo activa, intensa y motivada que está, asegurándose de que podrán llevar a estas mujeres al mar.

Alrededor de Women on Waves hay mucha polémica y siempre las han cuestionado, a menudo de manera violenta.

A lo largo de los años las han amenazado de muerte en innumerables ocasiones. Por estrictas que sean las leyes en estos países nunca han servido para impedir los abortos, solo para hacerlos clandestinos, forzando a las mujeres a buscar procedimientos que no suelen ser seguros.

“No vamos al mar para violar ninguna ley. Lo hacemos para apoyar los derechos humanos. Es por el derecho humano universal que apoyamos, por lo que buscamos estas lagunas y nos aseguramos de que las mujeres tengan justicia”, comenta.

“Teníamos un GPS, y nuestro lugar estaba fuera, en aguas internacionales marcado en el GPS y en el mapa. Pero incluso salimos un poco más lejos. Cuando estábamos allí, volvimos a ponernos en contacto con la aduana por radio y les dijimos ‘ahora estamos en aguas internacionales”.

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Rebecca subió a cubierta en silencio y estuvo un tiempo explicando a las dos mujeres el procedimiento.

“Me enteré de la existencia de Women on Waves por un documental que vi en Netflix llamado VesselEl lunes me enteré de que estaba embarazada, y ayer decidí que quería venir al barco. Creo que el barco muestra lo absurdo de las leyes y lo absurda que es la suerte de estar en un sitio y no en otro donde puedas tener acceso a los derechos que mereces.”, dice una de las mujeres que abortarán.

Mi papel como doctora es asegurarme de que la mujer tiene un embarazo no deseado, de que ella está tomando libremente la decisión de interrumpir el embarazo. Hago una ecografía para asegurarme de que no lleva mucho tiempo embarazada y de que todavía puede hacerlo con las pastillas, que era, por supuesto, el caso. Me aseguro de que ella entiende cómo funciona”.

“Entonces navegamos de regreso. Y cuando volvemos a entrar en el puerto, decimos ‘ya estamos aquí de nuevo‘. Y eso es todo.

La concentración y audacia de Rebecca son notables. A diferencia de los capitanes que había visto en otros lugares, pescando en zonas marinas protegidas o en empresas que toleran el trabajo esclavo, Rebecca no está vulnerando la ley, sino aprovechándose de un vacío legal, en el océano sin ley.

Ian Urbina | El Sol de México

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