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La capital de Aguascalientes sufre por putrefacción en coladeras y aguas negras

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AGUASCALIENTES, Aguascalientes. Los vecinos de varias colonias de esta ciudad ya se acostumbraron a los olores que emanan de los canales de aguas negras y coladeras, lo que no sucede con los visitantes.

Vecinos de las colonias Lomas del Cóbano, La Estrella y Santa Anita IV Sección, en la zona oriente de capital del estado, han soportado durante años los malos olores que emanan del arroyo que se encuentra sobre la avenida Gabriela Mistral y la calle Osa Mayor.

Los residentes muestran su molestia por la falta de tratamiento del agua, la cual representa un problema de salud grave, además, estos aromas se intensifican en temporada de lluvia, pues gran parte de la suciedad pasa por este cauce que ya se ha convertido en aguas negras.

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En esta zona de la ciudad se intentó hacer un área recreativa, sin embargo, los malos olores de los afluentes y coladeras provocaron que se encuentre en completo abandono.

Asimismo, en algunas épocas del año, se pueden ver diferentes sustancias que proceden de estas aguas, las cuales son resultado de la fermentación y descomposición de materia orgánica, así como de filtración de agua que se incorpora a los residuos.

Por su parte, en la zona sur de la ciudad, automovilistas o personas que se ven obligados a circular por los límites entre el fraccionamiento Infonavit Pilar Blanco y la colonia Insurgentes han percibido olores nauseabundos provenientes de las coladeras que está en aquella zona, sin embargo, todo parece indicar que los vecinos ya se acostumbraron al hedor.

Algunos comerciantes y vecinos localizados sobre prolongación Paseo de la Asunción reportaron haber percibido olor a desperdicios provenientes de las coladeras, las autoridades correspondientes realizaron las maniobras necesarias y se destaparon los caimanes, mismos que se ubican exactamente afuera de una tortillería.

“Ya vinieron, ya limpiaron, ya no hay aquí. Sólo que más pa’ arriba haya otra alcantarilla. Esa se abrió toda ahora que empezó a llover mucho, entonces fue cuando olía ¡híjole, pero olía gacho! Pero ya la arreglaron”, reconoce.

Jair García y Juan Pablo García | El Sol del Centro

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