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Sonora

Las familias de Carbó venden sus pitayas en un Hermosillo vacío, sin dinero y sin trabajo

La contingencia por Covid-19 ha complicado el comercio tradicional del fruto en la capital de Sonora

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Los vendedores de pitaya estiman que sus ventas este año serán bajas. Crédito: Astrid Arellano

HERMOSILLO, Sonora. Las primeras pitayas de la temporada ya llegaron a Hermosillo. Después de toda una travesía para salir del municipio de Carbó y poder llegar a la capital, Brenda y Zulma Chávez, así como otras dos compañeras, consiguieron sentarse bajo un árbol del Mercado Municipal y, con guantes y cubrebocas, iniciar la venta de la temporada.

La contingencia por Covid-19 ha complicado el comercio tradicional del fruto del desierto porque, antes que nada, hay menos gente que las compre. Sin embargo, como las primas Chávez traían pocas pitayas, la gente que andaba por el mercado las compró todas en una hora.

Cada año, ellas están acostumbradas a pedir un “raite” en la salida de Carbó y que las traigan a Hermosillo: es lo normal. Pero en el aventón de este lunes las bajaron mucho antes de llegar a la ciudad, en plena carretera y con 40 grados centígrados.

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“Está muy pesado ahorita porque batallamos para todo”, afirmó Brenda Chávez, “ahorita batallamos mucho para llegar aquí a traerle las pitayas a la gente; nos dieron un raite y nos dejaron tiradas muy lejos de Hermosillo, de ahí agarramos otro y nos dejaron en el mercadito número 2 [ya en Hermosillo, pero a unos 12 minutos en carro de la zona centro], de ahí agarramos Uber para venir aquí al centro y nos encontramos con que está todo cerrado, que hay poca gente y que no sabemos cómo nos vaya a ir”.

Con el apoyo del Ayuntamiento de Carbó, ellas iniciaron sus labores con equipo preventivo: guantes de látex, cubrebocas y gel sanitizante. Entre cada venta, limpian sus manos y las de los clientes, a quienes les piden sana distancia para seguridad de todos.

“Estamos pidiéndole a la gente que venga a comprarnos pitayas, andamos con guantes, cubrebocas, gel y todo, para no contagiarnos ni contagiar a la gente”, agregó Brenda, “los pitayeros [recolectores] dicen que va a haber muy poca pitaya porque hay matas que todavía no tienen ni bolas, dicen que será un año con pocas pitayas, por eso yo le digo a la gente que aproveche para que vengan a agarrar las primeras, porque quién sabe qué tanto vayan a durar”.

Esta temporada será difícil para las más de 600 personas que se dedican al comercio de la pitaya, afirmó, pues las bajas en la venta y en la cantidad de frutos que están recolectando impactarán la economía familiar, acostumbrada a que, en esta época, haya un ingreso adicional.

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“Para estas fechas, nosotras ya teníamos bastante vendiendo”, explicó Brenda, “para el 18 o 20 de mayo, yo ya andaba aquí y, ahorita, mira hasta la fecha que andamos; sí [será] muy difícil, no va a ser igual que otros años porque no hay dinero, no hay trabajo, no hay tanta gente tampoco; nosotras vamos a seguir viniendo, ya que veamos que de plano no podamos vender, quizá ya no vengamos”.

Las pitayeras visitarán Hermosillo diariamente y se instalarán fuera del Mercado Municipal, donde el Ayuntamiento de la capital les permitió la venta.

Su horario de llegada rondará entre las 11:00 y las 12:00 horas, al mediodía, y permanecerán por espacio máximo de dos horas. El precio por pieza es de ocho pesos y una cubeta completa -con alrededor de 130 piezas- tiene un costo aproximado de mil pesos.

Si desea contactarlas y hacer un pedido especial, puede llamar al (662) 451 8091.

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