Tania convierte en arte su amor por las etnias de Sonora

En la obra de arte resalta una flor amarilla, brillante, que adorna la cabeza de un hombre. Los trazos hechos a lápiz de grafito y de colores esbozan a un danzante pascola sentado, descansando, después de dos días de danza -sin parar- en celebración de la Semana Santa.

Tania Larizza Guzmán, una artista plástica sonorense, decidió dibujarlo como un homenaje a la tradición tan exigente que es danzar día y noche. Así lo ha hecho con varias fotografías que ella misma ha tomado a integrantes de la etnia Mayo, al sur de Sonora, para luego convertirlas en obras sobre papel, verdaderas obras de arte.

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De 38 años, Tania es una pintora, escultora y fotógrafa originaria del municipio de Empalme -y actual residente de la Ciudad de México-, quien plasmó una serie de obras pictóricas sobre las ceremonias de este grupo indígena, y que viajarán a Lisboa, Portugal, para ser expuestas a mediados de septiembre.

En cada una de sus obras, Tania piensa en un elemento que debería tener una fuerza visual simbólica y la resalta como parte de la composición, explicó a Cobertura 360.

Su más reciente colección se hizo viral en redes sociales hace pocos días, pues al solicitar apoyo económico a sus conocidos para poder enviar su obra a ese país. La belleza de sus trazos se difundió tanto que llegó al Ayuntamiento de Empalme y al Instituto Sonorense de Cultura, quienes finalmente se harán cargo de los gastos.

“Hay una (obra) que me gusta mucho”, narró, “es un amigo bastante estimado, danzante pascola, a quien le tomé una foto en un momento de la fiesta donde estaba muy cansado.

La danza dura todo un día, toda una noche y una parte del día siguiente (…) es súper exigente para ellos; entonces, quise expresar el cansancio de José, pero resalté la flor en su cabeza -que es una representación muy bonita-, porque simboliza la gracia que le ha sido dada por Dios o por el espíritu de la naturaleza. Es su don”.

Guzmán estudió la extinta carrera de Profesional Asociado en Artes Visuales en el Instituto Tecnológico de Sonora (Itson), en Ciudad Obregón, pero en 2010 decidió mudarse a la capital del país para estudiar en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, donde se quedó a residir desde entonces.

Los elementos de las culturas indígenas comenzaron a ser plasmados por Tania como un proyecto final de su carrera en “La Esmeralda”; eran sus autorretratos, donde aparece emulando la máscara del pascola, pero con maquillaje en su rostro. Fue hasta 2015, cuando regresó a sus raíces, en un pequeño pueblo indígena, cuando su proyecto evolucionó a lo que conocemos ahora.

“Empecé a viajar al sur de Sonora, al pueblo de donde era mi abuelita: Masiaca, donde todavía tengo familiares, entonces empecé a recorrer otras zonas, fui a Etchojoa y en el Museo Leonardo Valdez me empezaron a facilitar información, por medio de ellos fue que pude tomar las fotos para mis dibujos”.

Tania y Neftalí Zamora -su pareja, quien es escultor y fotógrafo- acostumbran quedarse varios días durante las festividades mayo, para convivir, platicar y sacar una cantidad enorme de fotografías, para hacer lo que aman: arte.

“Hasta ahorita, como pintura y dibujo, he hecho una mínima parte de las imágenes”, dijo, “disfruto un montón conocer gente, platicar con las personas y que me cuentan cosas de la tradición; sobre todo, en los días rudos de la fiesta, con toda esa energía que hay en el lugar del ritual y las ceremonias que se viven.

Desde niña, es una sensación que no puedo describir y -lo que yo quisiera- es expresar un poquito de eso con mi dibujo”,externó.

Esta exposición, titulada “Cantos de Monte” y que consta de ocho obras, se expondrá en Colorida Art Gallery, una galería de arte contemporáneo en Lisboa, Portugal, y permanecerá abierta al público de forma gratuita del 17 de septiembre al 1 de octubre.

Entre los cuadros que se expondrán, también aparece el de una joven vestida con un rebozo colorido y ondeando una bandera azul.

“Esa foto la tomé en Villa Tres Cruces, cercano a Etchojoa, y yo no sé quién es la chica, pero me llamó mucho la atención su presencia, por eso consideré dejarla como elemento principal… la gente sí sabe que les tomé fotos y que los dibujé, pero la niña de la bandera, no sé quién es, y me gustaría saberlo”.

Tania quiere encontrarla para, al menos, entregarle una reproducción de su dibujo: “Me gustaría que la gente que está en mis dibujos, sepa que está ahí, porque son parte del proyecto de arte”.

La artista se siente particularmente conectada con las luchas de los pueblos originarios, pues han sido minimizados históricamente.

“Ha habido despojos de territorio, genocidios (…) y han tratado de desaparecer toda huella de ellos, sus idiomas -incluso, en Sonora hemos tenido mucho de eso-, lo vemos todavía con los asuntos de la tribu Yaqui, con el gasoducto y el acueducto que quieren seguir metiendo a su territorio”.

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La mirada de Tania siempre busca dirigirse hacia adentro, asegura, y es el mejor consejo que puede dar a los sonorenses, sobre todo, a quienes buscan hacer arte.

“Para los artistas jóvenes, es común fijarse en lo que hay afuera -quizás inconscientemente-, pero es necesario ver hacia adentro, lo que tenemos, en lo que hay que apreciar y, si hay algo que te emocione, hay que comunicar a través de ello”, finalizó.

Por Astrid Arrellano