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Inteligencia Artificial

Ratas y humanos experimentaron mutaciones similares

Las ratas se adaptan a la comida de las ciudades en donde se encuentren

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Una investigación descubrió que la característica común más notable de la vida de los humanos y las ratas urbanas es la dieta: ambos consumen una cantidad cada vez mayor de grasas y azúcares altamente procesados. Tal dieta conduce a varios problemas de salud, que también podrían aplicarse a las ratas.

Un grupo de científicos de diferentes universidades estadounidenses identificó una serie de mutaciones que han permitido a las ratas pardas (‘Rattus norvegicus’)  prosperar y adaptarse a la vida en los entornos urbanos, de acuerdo a una investigación publicada en BioRxiv.

Arbel Harpak, coautor del estudio y genetista de poblaciones de la Universidad de Columbia (Nueva York), explicó al diario británico The Guardian,  que “las ratas han cambiado de manera increíble en su comportamiento y en su dieta, al igual que las comunidades humanas han cambiado”. En Nueva York es posible “verlas comer ‘bagels’ (rosquillas) y cerveza; en París les gustan los cruasanes y la mantequilla. Se adaptan de manera asombrosa”, agregó.

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De hecho, es posible, dicen, que tanto los humanos como las ratas hayan sufrido cambios paralelos en su composición genética en respuesta a la vida de la ciudad, dejándolos propensos a amenazas similares para la salud, como los efectos de los contaminantes y el consumo de alimentos altamente azucarados.

Durante la investigación, el genoma de 29 ratas pardas capturadas en la ciudad Nueva York fue comparado con el de nueve especímenes recolectados en la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China, de donde es originaria esta especie.

Como resultado del análisis del acervo genético de ambas muestras, los genetistas identificaron varios indicios de que el barrido selectivo (la mutación que incrementa la eficacia biológica de un organismo en relación a sus congéneres de la misma especie) en genes asociados con el metabolismo, la dieta, la morfogénesis de los órganos y el comportamiento locomotor, se inició después de la separación de la población ancestral

Estos cambios a nivel genético muestran el proceso evolutivo sufrido por los roedores para adaptarse a los desafíos de coexistir con los seres humanos en las ciudades, determinaron los investigadores.

Uno de los cambios genéticos que más ha llamado la atención de los investigadores es el relacionado con la dieta. Algunas de las mutaciones identificadas están directamente asociadas al consumo de alimentos ricos en azúcares y grasas altamente procesadas, lo que demuestra la gran capacidad adaptativa de estos roedores.

Además, el estudio sugiere que tanto las ratas como los humanos han experimentado cambios similares a nivel genético como resultado de la vida en la ciudad, por lo que humanos y ratas tenemos la misma propensión a cierto tipo de amenazas para la salud como las causadas por los contaminantes, algunos patógenos y la vida en entornos altamente artificiales.

Muestra de ello se encuentra en la mutación del gen CACNA1C, que ha afectado el comportamiento social de las ratas y es el responsable de elevar la ansiedad entre los roedores. Por otra parte, este gen se ha asociado también con trastornos psiquiátricos en los seres humanos debido a la exposición al estrés durante los primeros años de vida.

“Entonces se podría argumentar que estos cambios genéticos podrían haber evolucionado para ayudarlos a moverse más fácilmente a través de alcantarillas y tuberías”, dijo Harpak.

La investigación no es concluyente en cuanto al momento en el que la rata parda sufrió todas estas trasformaciones genéticas, por lo que se llevarán a cabo nuevos estudios para demostrar si han sido cambios recientes o se han dado a lo largo de cientos de años. No lo sabemos, pero tenemos planes de averiguarlo”, destacó Harpak.

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Su equipo debe probar las pieles de rata marrón de 125 años de una colección privada en Nueva York y analizarlas para ver si se han producido cambios importantes a fines del siglo XIX o más recientemente. “Eso debería darnos una indicación más clara de cuándo tuvieron lugar estos cambios”, dijo.

El punto crucial, dicen los investigadores, es que las ratas urbanas están tan estrechamente relacionadas con los habitantes de las ciudades humanas que es posible que se hayan producido cambios genéticos similares en ambas especies.

“Al igual que los humanos, las ratas viven en densidades más altas en las ciudades, lo que lleva a un mayor potencial de transmisión de patógenos”, argumentan los investigadores. “Además, las especies de mosquitos que han invadido rápidamente las zonas urbanas de todo el mundo se alimentan tanto de ratas como de humanos, lo que sugiere una nueva exposición a enfermedades compartidas”.

Por: Alfonso López Orrante

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