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CDMX

El policía de barrio está para accionar sin miedo y al momento: Víctor Serrano

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El policía de barrio Víctor Manuel Serrano Mendoza, el primer respondiente que todos los días presta su servicio en la vía pública, atiende al ciudadano que lo requiera y le gusta la gracia con que le brindan respeto, y sabe que con o sin uniforme, le gusta ayudar.

En el camellón de la avenida La Casa del Obrero Mundial, Narvarte Poniente, desde donde saluda al empleado de limpia de nombre David, expresa que los capitalinos son muy cálidos y tienen una forma de demostrar la admiración hacia un uniformado.

Con el pecho erguido, firme y orgulloso de su profesión, no duda en decir que es gratificante lo que hace todos los días. Recuerda cómo la ciudadanía, con lágrimas en los ojos, le ha dado las gracias, le expresa que está en sus oraciones y esto lo valora como cuando alguien le dijo que era su ángel de la guarda.

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Es tal su entrega a la institución que no duda en sugerir que, así como sucede con los bomberos, exista la “Heroica Corporación Policial”. Con 27 años en la labor de policía auxiliar, desde hace 14 está comisionado en una zona de la colonia Narvarte Poniente, cuida a la población en general y le brinda sus servicios cuando es necesario.

Me gusta presentarme por mi nombre para darle confianza a la ciudadanía y también hablarle por su nombre a las personas que así lo tengan a bien. Víctor Manuel Serrano Mendoza describe a la sociedad como trabajadora y con principios, que busca salir adelante.

Pero también busca el apoyo de un policía como si fuera un bombero, “a un bombero lo catalogan como héroe; por qué no el día de mañana ver en una dependencia de una demarcación, en una institución policiaca, la letra H, de Heroica Corporación Policial, por qué no hacer el detalle”.

Víctor Manuel Serrano saluda a los vecinos a quienes les pregunta: “¿todo bien?” y luego detalla cómo “una persona de la tercera edad, en ocasiones con lágrimas en los ojos, muestra su cariño diciéndonos que estamos en sus oraciones”.

Entre muchas de las anécdotas que tiene, con muestras de respeto y cariño, además del reconocimiento a su lealtad, se refirió a una en especial, cuando un señor que quería echar a andar su combi, debajo de ésta con un desarmador, provocó una chispa en la bobina para que encendiera, pero no se percató que el tanque de gasolina tenía una fuga, que había combustible en el pavimento y causó un incendio.

“Lo primero que gritó fue ‘policía’, pero de una manera desgarradora; vecinos de aquí de la zona me proporcionaron inmediatamente extintores. Y los diferentes cursos que nos dan aquí en la capital se accionan en segundos, tanto de bomberos como de primeros auxilios.

Se salvó la vida de este señor, y hasta la fecha de hoy me dice que soy su ángel de la guarda”, relata y en ese momento sus ojos se muestran cristalinos, pero evita que le salgan lágrimas.

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Se le hace la observación de que no dudó en ningún momento en acudir a ayudar y su reacción al momento: “el miedo quedó a un lado, el conocimiento fue el que permeó y se accionó al momento; es increíble cómo en segundos varios años de estudios salen a flote”.

Entre otras de sus experiencias como policía de barrio, está el sismo del 19 de septiembre de 2017, cuando se dio a la tarea de apoyar a los colonos de los edificios que se cayeron en el área donde está comisionado.

Se le viene a la mente “la respuesta de jovencitas y jóvenes, cargando piedras y costales de cascajo, trabajando día y noche, y reconociendo al policía, al policía auxiliar que con uniforme ayuda, pero también sin uniforme ayuda”.

Inmediatamente se le pregunta qué es lo que tienen de bueno los capitalinos y responde: “¡Caray! Su amistad sincera, la gracia con que a uno le brindan el respeto, la admiración; son muy cálidos, muy humanos”. Acepta que se entregan al policía y dan muestras de agradecimiento.

Desde la percepción del uniformado adscrito a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) capitalina, “dentro de una ética filosófica, todos somos buenos”, pero “ciertas circunstancias nos orillan a conductas antisociales, pero todas las personas nacemos buenas y somos buenas, y tenemos que luchar con humanismo”.

Por lo que hace de cómo debe ser el comportamiento hacia la ciudadanía, manifiesta que con ética, con profesionalismo, de una sola pieza, con entrega, lealtad, honestidad, pero sobre todo con un cariño a la gente.

Con el pasar de los años, su labor de policía le ha dejado ser un ejemplo de constancia en su familia, mostrar y predicar éste, sin dejar de prepararse y estudiar, pero además el reconocer la humanidad de cada individuo.

Serrano Mendoza, quien salió de la Academia de Policía y dice continuar sus estudios por fuera, con apoyo de sus comandantes, dice que “no me arrepiento absolutamente de nada, pero si me arrepintiera de algo, sería de no hacer las cosas dos o tres veces, porque las he hecho con todo lo que tengo, con todo, con valores y con principios”.

Entre otras situaciones vividas que lo han marcado en su profesión como policía de barrio y recuerda todos los días, están las lágrimas de una mujer y su niño en el momento en que pedían ayuda y tuvieron fe en el policía. A esas personas con miedo se les respondió de manera inmediata, se les brindó seguridad.

-¿Qué les había pasado?

– Las venía siguiendo un taxista, por un incidente de tránsito, nada más que la persona no sabía si venía de amable o agresivo el señor, y por pensar tantas cosas, le vino una crisis nerviosa.

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-¿Cuál fue tu actuar en ese momento?

– Conforme a los protocolos, pedir apoyo inmediatamente e invitar a la señora si gustaba ir al Ministerio Público, para que mis compañeros de primera reacción se hicieran cargo de la situación con el taxista.

-¿La gente te recibe bien al tener presencia?

– Hay personas, doctores, doctoras, escritores que me han dicho: oficial se ha ganado mi cariño, mi respeto, pero también déjeme expresarle que lo quiero, porque es un hombre que ha demostrado su profesión con lealtad, muchas gracias.

-¿Eso es algo que tienes presente todos los días y te sirve para seguir adelante en tu trabajo?

Así es, es gratificante tener el reconocimiento de la sociedad

Sobre qué significa para su familia que sea policía, dice que demuestra que hay personas que se preocupan por el trabajo, la ciudadanía y también por llevar el sustento a la casa.

El mensaje de este policía de barrio a los habitantes de la metrópoli, con base a la experiencia que ha vivido, es que “la respuesta está en el fondo de nosotros, no tenemos que buscarla afuera; el actuar individual, cada uno desde su trinchera haciendo el pequeño detalle que hace un cambio a nivel colectivo en una cuadra, en una colonia, en una ciudad, se refleja en cada uno de nosotros”.

Antes de concluir remata que, en la Ciudad de México, donde se han vivido catástrofes, ciertas situaciones complicadas, “lo humano está dentro de nosotros y florea en el momento preciso”, y hace alusión que dentro de lo cotidiano está el ayudar al semejante, como a una persona de la tercera edad en cruzar la calle, “es satisfacción invaluable”.

El policía de barrio procede a continuar con su recorrido por la zona en la que está asignado. Camina y pregunta al pasar por La Casa del Obrero Mundial y la calle Anaxágoras, al encontrarse con algunos vecinos, si se les ofrece algo, si es que todo está en orden.

Arturo R. Pansza | La Prensa

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