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La Isla de las Muñecas de Xochimilco es un sitio repleto de la cultura mexicana

La Isla de las Muñecas está bañada de tradición mexicana, con toques espeluznantes sí, pero con un por qué detrás de ella

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En la Ciudad de México, una de las metrópolis ciudad más grande del mundo, caben un sinfín de leyendas entre sus calles y sitios históricos. Una de las más antañas y con mayor tradición se encuentra dentro de la alcaldía Xochimilco, la Isla de las Muñecas, en la zona de trajineras.

Este espacio ‘xochimilca’ bien podría ser utilizado para la filmación de un thriller; de sus árboles cuelgan muñecas desmembradas cubiertas por telarañas y algunas de ellas sin ojos. Espacio al que el visitante voltee, espacio en el que será observado por una de estas “amigas”.

Por más perturbadora que se lea la descripción, la Isla de las Muñecas está bañada de tradición mexicana, con toques espeluznantes sí, pero con un por qué detrás de ella.

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Este terrorífico espacio surge de la necesidad del ser humano de buscar la soledad. Quien crea esta Isla, o quien inicia la leyenda, es Don Julián Santaana, habitante del barrio La Asunción Colhuacatzinco, en Xochimilco.

En entrevista con El Sol de México, el historiador de la alcaldía Xochimilco Joaquín Praxedis, describe que Don Julián, quién tenía espíritu nómada, decidió vivir solitariamente en una de las islas de la alcaldía.

“Esto fue por un amor frustrado y esa decepción lo lleva a mudarse a este espacio, donde cultivaba hortalizas. En su isla (Isla de las Muñecas) recibía a los visitantes con un ramo de manzanilla que representa una tradición xochimilca, que es ofrecer flores cuando llegas a sus hogares”, indica Joaquín Praxedis.

El historiador relata que la idea de colgar muñecas en los árboles surge debido a que Don Julián Santaana intentaba alejar de “malos espíritus” que el mismo agricultor pensaba lo acechaban.

Joaquín presume que tuvo la fortuna de conocer al habitante de la Isla de las Muñecas y que “cuando lo visitabas, te recibía con las manzanillas y al centro de la casa tenía a ‘Agustinita’, una muñeca muy grande quien, según las palabras del señor, se encargaba de proteger el espacio”.

Señala que ‘Agustinita’ tiene también un origen tradicional de Xochimilco, pues su nombre es en honor al Santo Patrón de Chalma, San Agustín, conmemorado con frecuencia y alegría dentro de sus pobladores.

¿Y de quién protegía Agustinita y el resto de las muñecas?

Don Julián, señala el historiador, intentaba alejar a un “espíritu” similar al de una sirena. Un ente que habitaba cerca de la chinampa y que se insinúa terminó con la vida de Santaana.

“El señor comentaba con frecuencia a las personas que lo visitaban, que un ‘espíritu’ estaba al acecho de su casa. Cuando él muere se le encontró, tres días después, flotando boca abajo en el lago”.

Tras el fallecimiento del agricultor y gracias a la descripción post potem que dio su sobrino, algunos habitantes de Xochimilco comenzaron a relacionar a esta supuesta sirena que acechó la isla con otro espíritu de renombre para los mexicanos, ‘La Llorona‘.

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Sin embargo los xochimelcas, tienen otra teoría llamada Mictlansihuatl (Mictlan – Lugar de los muertos; Cihuatl – Mujer) o la Señora de los Muertos, también conocida como Mictecacíhuatl. Este ser que aparece con mayor frecuencia en las noches de Luna Llena, tiene como únicas “víctimas” a los varones.

“Según la leyenda, Mictlansihuatl se aparece de espaldas a un hombre y lo atrae hasta la Laguna de Caltongo. Cuando el sujeto logra su objetivo de alcanzar al ente, ella únicamente voltea para presumir su rostro de cráneo. Posteriormente les da una bofetada y los arroja al agua”, relata Joaquín Praxedis.

¿Te atreves a visitar La Isla de las Muñecas?


A pesar de la tenebrosa historia de este espacio, La Isla de las Muñecas no es más que un sitio repleto de tradición y cultura mexicana.

Joaquín señala que la leyenda de la Isla se ha retomado a lo largo de los años gracias a la misma comunidad de Xochimilco quienes tienen el gusto de contar con una de las historias con más ricas en la alcaldía, pues tiene agricultura, creencias ancestrales y tradición, características que acompañan a su pueblo.

“Lo bonito de esta “Isla del terror” es que los mismos habitantes de Xochimilco han mantenido vigente la tradición de visitarla. Al venir tienes que asistir abierto a sentir y escuchar, porque el escepticismo bloquea la intención de conocer”, puntualizó el historiador.

Rodrigo Carmona | El Sol de México

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