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El Extranjero

El expolicía Derek Chauvin es culpable de la muerte del afroamericano George Floyd en EU

El presidente estadounidense Joe Biden denunció el “racismo sistémico” que “mancha” el alma de Estados Unidos, tras el juicio en el que Chauvin fue condenado

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El ex oficial de policía Derek Chauvin, un hombre de raza blanca, fue condenado en Estados Unidos por matar al hombre negro George Floyd durante su arresto, tenía un historial de uso excesivo de la fuerza antes de este caso que la fiscalía tildó de “abuso de autoridad impactante”. 

El veredicto –culpable de todos los cargos, en una clara victoria para los simpatizantes de Floyd– desató festejos teñidos de duelo en toda la ciudad. Cientos de personas salieron a celebrar en las calles aledañas del centro de la ciudad. Los conductores tocaban las bocinas de sus autos y los peatones corrían entre el tráfico ondeando banderas.

“Hoy podemos respirar de nuevo”, dijo el hermano menor de Floyd, Philonise, durante una conferencia de prensa ofrecida por la familia. Rompió en llanto mientras comparaba el caso de Floyd con el de Emmett Till, víctima de linchamiento en Mississippi en 1955, con la excepción de que en esta ocasión había cámaras para mostrarle al mundo lo que había sucedido.

Lee: La epidemia de abusos de la policía resurge en Estados Unidos

El presidente estadounidense Joe Biden denunció el “racismo sistémico” que “mancha” el alma de Estados Unidos, tras el juicio en el que Chauvin fue condenado, pero será en las próximas semanas cuando se conozca su pena en prisión que puede ir de los 12 años y medio a 40 años. 

“El veredicto de culpabilidad no traerá de vuelta a George”, dijo Biden en un breve discurso televisado desde la Casa Blanca. Pero puede marcar el momento de un “cambio significativo”, agregó, llamando a la nación a “unirse”.

“Tenemos que escuchar. ‘No puedo respirar, no puedo respirar’: estas fueron las últimas palabras de George Floyd”, recordó Joe Biden. “No podemos dejar que mueran con él. Debemos seguir escuchando esas palabras. No debemos alejarnos”.

Chauvin se arrodilló sobre el cuello de Floyd, de 46 años, durante más de nueve minutos en una calle de Minneapolis el 25 de mayo de 2020, a pesar de las súplicas del detenido y las de los transeúntes conmocionados que registraron en video la agonía.

La muerte de Floyd, detenido por supuestamente comprar cigarrillos con un billete de 20 dólares falso, conmocionó a Estados Unidos y al mundo, provocando masivas protestas contra la injusticia racial y la brutalidad policial.

Durante el juicio de tres semanas, el abogado de Chauvin, Eric Nelson, dijo que su cliente “exudaba una actitud calma y profesional” al detener a Floyd, y trató de convencer al jurado de que “no usó fuerza ilegal a propósito”, sino que actuó según su entrenamiento.

Pero la fiscalía argumentó, con éxito, que Chauvin había usado fuerza excesiva, no sólo con Floyd, sino con otras personas a las que arrestó durante sus 19 años de carrera en la fuerza. 

En los alegatos finales el lunes, el fiscal Steve Schleicher describió las acciones de Chauvin como un “abuso de autoridad impactante”. 

Quienes conocen a Chauvin dijeron que usaba más fuerza de la necesaria en sus detenciones. La fiscalía exhibió varios ejemplos de su “modus operandi”, incluido el caso de Zoya Code, una joven negra arrestada en 2017 acusada de violencia por su madre.

“Se apoyó en mi cuello”, dijo Code recientemente sobre Chauvin. Frustrada y molesta, lo desafió a presionar más fuerte. “Entonces lo hizo. Sólo para callarme”, contó. 

Andre Balian, un instructor de kung fu que entrenó con Chauvin hace unos 20 años, dijo que “no había forma” de que el ex policía no se diera cuenta del daño que hacía o era capaz de hacer. En una entrevista con AFP en junio pasado, Balian recordó a Chauvin como un “imbécil”.

Se han filtrado pocos detalles sobre Chauvin, pero ex colegas, bajo condición de anonimato, esbozaron en los medios el retrato de un hombre silencioso, inflexible y adicto al trabajo, que a menudo patrullaba los barrios difíciles.

Su compromiso le valió cuatro medallas a lo largo de su carrera. Pero también acumuló 22 demandas e investigaciones internas, según un registro público que no incluye los detalles. Solo una de estas quejas, presentada por una mujer blanca a la que había sacado violentamente de su automóvil en 2007 por exceso de velocidad a pesar del llanto de su bebé, fue seguida de una carta de reprimenda.

Lee: Detienen y acusan de asesinato al policía que asfixió a George Floyd en Minneapolis

Las noches de los fines de semana, Chauvin trabajó durante mucho tiempo en la seguridad de un club nocturno de Minneapolis, El Nuevo Rodeo, donde sus métodos de mano dura también dejaron un amargo recuerdo. 

La expropietaria Maya Santamaría habló en la prensa de un hombre “un poco racista” que hacía un uso generoso de gases lacrimógenos ante el menor incidente.

Coincidentemente, Floyd trabajó como portero en el mismo establecimiento, pero no se sabe si alguna vez coincidieron. Solitario en el trabajo, Chauvin se había casado en 2010 con una refugiada de Laos. En mayo pasado, ella pidió el divorcio.

Desde entonces, un tribunal abrió una demanda por fraude fiscal contra la pareja y, en noviembre, un juez rechazó su acuerdo de divorcio que pedía que todas sus propiedades fueran transferidas a su esposa, Kelly Xing-Chauvin.

Ese arreglo habría protegido los fondos si se le hubiera ordenado a Chauvin pagar daños significativos.

Además del proceso penal ahora concluido, el expolicía fue objeto de demandas civiles por parte de la familia de Floyd, que culminaron en marzo en un acuerdo según el cual la ciudad de Minneapolis pagó 27 millones de dólares a los familiares del afroestadounidense.

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