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La Opinión

Derek Chauvin es el vivo ejemplo de la enfermedad racial en Estados Unidos

El 25 de mayo de 2020, Minneapolis se convulsionó después de que el hoy ex oficial blanco Derek Chauvin sometió a hombre de raza negra George Floyd colocando su rodilla en el cuello y no paró hasta matarlo

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Estados Unidos padece una enfermedad más grave que el coronavirus, se llama racismo y entres sus diferentes mutaciones hay una que está fuera de control, la que ejercen los policías de tez blanca, Derek Chauvin, en contra de negros, latinos, asiáticos, musulmanes e inmigrantes.

El 25 de mayo de 2020, Minneapolis se convulsionó después de que el hoy ex oficial blanco Derek Chauvin, un viejo pájaro de cuenta famoso por el abuso de fuerza a la hora de sus detenciones, sometió al hombre de raza negra George Floyd colocando su rodilla en el cuello y no paró –fiel a su costumbre– hasta matarlo.

El delito que le costó la vida a Floyd fue que trató de comprar unos cigarrillos con un billete de 20 dólares supuestamente falso, el intendente llamó a la Policía y el riguroso oficial Chauvin decidió someter al infractor, inclusive ignorando que antes de morir, exclamaba que no podía respirar.

Lee: El expolicía Derek Chauvin es culpable de la muerte del afroamericano George Floyd en Estados Unidos

El pasado martes, un jurado decidió que Chauvin es culpable de asesinato en segundo y tercer grado; además de homicidio involuntario, ahora se espera con alta expectativa su condena que puede ir de los 12 años y medio a los 40 años, lo que ahí se decida seguramente detonará inconformidades de un lado y de otro en Estados Unidos.

Hay reportes confirmados de que en suelo estadounidense mueren a diario tres personas a manos de oficiales por el abuso de fuerza, en promedio más de mil al año, y lo más preocupante es que esa mala costumbre no para, ni tiene indicios de frenar en los próximos días, meses o años.

Mire usted, en 2018 más de 85 mil personas sufrieron heridas en intervenciones de la fuerza pública, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Esos casos han llevado a instituciones como la Asociación Médica Estadounidense, a considerar la violencia de la Policía como un “problema de salud pública”.

El caso Floyd despertó la mayor ola de protestas contra el racismo en Estados Unidos desde el asesinato de Martin Luther King, y provocó una verdadera catarsis nacional. Empresas e instituciones, hasta el propio Pentágono, hicieron un nuevo examen de conciencia sobre la carga racial de sus símbolos y la glorificación de los emblemas de la América confederada y esclavista.

Tras conocerse el veredicto, el presidente Joe Biden aseguró que Estados Unidos vive “un momento de cambio significativo”. “George nos dejó unas palabras que no debemos olvidar: ‘No puedo respirar”, dijo, y recordó: “Durante el funeral, su hija me dijo que ‘papá cambiaría el mundo’. Hoy le digo que su padre ha cambiado el mundo”.

La vicepresidenta, también de raza negra, Kamala Harris se pronunció para instar al Senado a aprobar la denominada “Ley George Floyd de Justicia Policial”, que fue aprobada por la Cámara de Representantes y tiene como objetivo detener las tácticas agresivas en la aplicación de la ley, que muchos afirman se han ensañado con los afroamericanos y otras minorías de la nación.

El caso de Floyd es sin duda una prueba para Biden, quien se comprometió a ayudar a combatir el racismo y el abuso policial y recibió un abrumador respaldo de la comunidad afroamericana, tras las protestas que se extendieron por todo el país con lemas como “Black Lives Matter” o “La vida de los negros importan”.

Otros casos despertaron igualmente indignación cuando se difundieron en paralelo al juicio contra Derek Chauvin, como el video de un menor latino de 13 años, Adam Toledo, que fue abatido por un policía de Chicago.

En Minneapolis, Daunte Wright, un afroestadounidense de 22 años, murió por un disparo de una oficial blanca durante un control de tráfico el pasado 11 de abril.

Lee: Detienen y acusan de asesinato al policía que asfixió a George Floyd en Minneapolis

Y pese a todo, los casos de abusos no se detienen, la Policía de Columbus, en el estado de Ohio, mató a tiros a la adolescente negra Ma’Khia Bryant, de 16 años, quien aparentemente atacaba con un cuchillo a otra persona, menos de una hora antes de que el expolicía Derek Chauvin fuera declarado culpable.

Andrew Brown Jr., un afroestadounidense fue ultimado a tiros por un oficial el pasado miércoles en Carolina del Norte, un día después del veredicto de Derek Chauvin, todo hace indicar que las fuerzas policiales no están dispuestas frenar, mucho menos a escuchar o a mostrar sensibilidad ante el hoyo racial en el que se encuentran.

Algo que no podemos dejar de comentar es que el abuso policiaco, al igual que el Covid-19, se difumina por todo el mundo y lo peor es que no tiene cura en el corto, mediano o largo plazo, habrá solamente que voltear hacia Brasil, Venezuela o Bolivia o si prefiere échele un vistazo a

Francia o Rusia. O usted ¿qué cree?

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