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Bizbat es el nuevo acorde para la industria musical

Bizbat aglomera conceptos de redes de trabajo y sociales como el desaparecido MySpace, Instagram, LinkedIn, Workana o Uber.

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A pesar de los millones de dólares que genera al año y la masificación de lo servicios de streaming, la industria musical poco ha cambiado en la manera que hace negocios, explican los emprendedores y fundadores de Bizbat, Alan Duclaud y Raúl Márquez.

Las contrataciones de artistas y músicos se siguen haciendo en papel, si es que se escriben del todo; muchos de los pagos siguen siendo en efectivo; las relaciones de trabajo se basan en buena parte en las relaciones personales; así como también aún existe una mayoría de músicos que viven al día, esperando poder cobrar un pago digno para llegar al fin de semana.

Lo que Alan y Raúl se han propuesto como melómanos primero y ejecutivos de larga experiencia después, es en empezar a darle un poco de orden a esta industria, modernizarla y darle nuevos bríos para estos tiempos que cambian rápido.

Para eso es que han creado su propia empresa: Bizbat, que como Alan y Raul la definen es una red profesional para la música.

Pensada en un primer nivel como un marketplace de ofertas laborales, en Bizbat músicos, artistas, promotores, empresas de medios y dueños de venues convergen en un solo espacio donde se postean oportunidades de trabajo, así como perfiles profesionales disponibles para ser empleados.

La experiencia de usuario gira en torno a una red social ent la que la oferta y la demanda entran en contacto, conocen su perfil y trabajo previo, las necesidades de las partes, y acuerdan sesiones de trabajo.

Para el pago de estas contrataciones Bizbat funciona como árbitro al retener la paga en un fideicomiso que se libera una vez que ambas partes han cumplido su palabra.

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Así, en Bizbat el organizador de un concierto puede ponerse en contacto con la banda del momento para hacer lucir su cartel, artistas emergentes candidatearse para servir de teloneros; y un venue puede ofrecerse para albergar la tocada.

Del lado de los fanáticos, la plataforma funciona como una red social donde las bandas tienen su perfil y entran en contacto con sus fans, posteando contenidos, anunciando eventos y vendiendo boletos.

De esta manera, Bizbat aglomera conceptos de redes de trabajo y sociales como el desaparecido MySpace, Instagram, LinkedIn, Workana o Uber.

Según explican Alan y Raul, existe una falta de formalidad y profesionalización en la manera que los músicos de todos los tamaños y todas las latitudes están siendo contratados para eventos en vivo, ya sean fiestas, conciertos, tocadas y grabaciones.

Por ejemplo los músicos que no saben realmente qué hacer con sus proyectos crean una canción, buscan tocarla en algún lugar y pierden el rumbo al no saber qué pasos seguir o buscando sin éxito un buen productor o manager.

“Tanto artistas grandes como pequeños tienen los mismos problemas para vender sus servicios porque la música no está profesionalizada como tal. Cuando tú generas un proyecto musical en realidad estás generando una empresa, y como toda empresa necesitas una estructura, necesitas personas clave que te ayuden a llegar a las personas correctas, cosa que no sucede.

“Los músicos generalmente se dedican a crear y esta desconexión entre la forma con la que tienes que llevar tu proyecto y la pura creación de arte está generando que nueve de cada diez proyectos se mueran en el intento, músicos que jamás son descubiertos porque no tienen todas las herramientas a su alcance para llevar su proyecto al siguiente nivel”.

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Esto se debe –dicen– a una desconexión entre todos los actores que se involucran en esta industria.

De acuerdo ellos esto se refleja en que no existen redes profesionales enfocadas a la música como sí existen para el mercado corporativo, como LinkedIn o Bumeran.com. Así, los que viven de esta industria deben conformarse con postear su trabajo en redes que no están hechas con fines laborales en mente, como Instagram o Facebook.

Así, el corazón de la plataforma es el democratizar las oportunidades existentes para artistas que no tienen el dinero o los conocimientos para llegar a los más altos escenarios.

“Lo que estamos haciendo es esta conexión profesional que no está hecha nada más para que vean tu talento, sino para que te contraten y te genere oportunidades. Hemos visto que todas las industrias han sido disrumpidas por la tecnología, sin embargo para la música no había este espacio para los músicos, para los fans, los amantes de la música.

“Pasaron muchos años para aparecer una plataforma así, pero justamente llega para cambiar el status quo y democratizar la industria, para generar oportunidades de trabajo para todos los músicos de todos los tamaños”.

Alan Duclaud es un reconocido abogado especializado en seguridad social con más de 20 años de experiencia en los que ha asesorando a empresas nacionales e internacionales para la obtención de beneficios en el pago de cuotas obrero-patronales y ha participado en la creación y modificación de distintas iniciativas legales de la materia.

Profundo amante de la música, en algún momento de su vida había contemplado dedicarse de lleno a los escenarios pero terminó por abandonar su sueño por los tribunales, deseo que lo perseguiría a lo largo de su vida profesional.

Recuerda que al momento de casarse batalló para encontrar un DJ de su gusto para amenizar el evento, por lo que reparó en la dificultad de encontrar talento y contratarlo, asimismo, con su background en derecho laboral profundizó en las inequidades de los acuerdos laborales que plagan a esta industria.

“En algún momento me di cuenta de que había muy poco talento en México que haya generado grandes cosas en la música. Soy de la época de Caifanes y Fobia, y habían relativamente pocas bandas que realmente destacaban, estaban Molotov o Café Tacuba pero de ahí en fuera eran muy pocas.

“Estás hablando de un nicho muy chico, en realidad el problema no era tanto que no hubiera oportunidades, sino que las bandas no saben cómo encontrarlas. El consumo de música en vivo es inmenso ¿pero qué está pasando ahí?, la industria está en muy pocas manos, los carteles de los festivales siempre son los mismos. La música está siendo utilizada más como un negocio a que realmente haya un crecimiento artístico y un desarrollo del artista”.

Inspirado por el alcance de LinkedIn para conectar a profesionales de todo el mundo, Alan recurrió a sus amigos José Torres y Raul Márquez, un financiero de amplia experiencia en lugares como Citi, Bulltick Capital y PWC, para darle forma a lo que sería primero Sonnar, y luego Bizbat.

La beta inicial del proyecto fue publicada en 2019 pero el lanzamiento oficial fue apenas a mediados del 2020, durante los meses de pandemia.

Según explican, aunque el cierre de los escenarios supuso inicialmente un freno a los planes pre-pandemia de la plataforma, esto también les ayudó para la penetración del mercado al ofrecer una solución para conectar a profesionales de la música a la distancia.

A 11 meses de su lanzamiento oficial la plataforma ha logrado sumar 35 mil usuarios en más de 50 países del mundo, ha colaborado con los festivales Latin Alternative Music Conference de Nueva York, Zapal, Lifa y Marvin para armar sus carteles y facilitado la contratación de más de 100 artistas durante los meses de pandemia cuando la música estaba en pausa.

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“Definitivamente fue un gran freno en nuestro camino a seguir, pero también supimos capitalizar muchas oportunidades. Todo el mundo estaba a un click de distancia en la computadora.

“A muchos de los semi-dioses en la industria musical la pandemia les dio un terrenazo y les hizo replantearse la necesidad de la tecnología como una solución a muchas cosas. Nos decían ‘oye, me urge que esto pase’.

“Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que estábamos hablando de una necesidad real y que teníamos que hacerla, dedicando tiempo, dinero y esfuerzo y lo echamos a andar”.

Uno de los principales ajustes durante la pandemia que el equipo de Alan y Raul realizó fue enfocarse en el apoyo para la realización de streamings de eventos musicales.

De acuerdo con ellos, durante estos meses este negocio ha sido una de las balsas a las que la industria musical se ha aferrado para no morir del todo, pues las escuchas vía plataformas como Spotify o Deezer les representan a los músicos apenas una fracción de sus ingresos.

Y aunque no viene a reemplazar a los apariciones en vivo, la transmisión de conciertos de artistas consolidados y emergentes ha generado un nuevo mercado en el que la distancia y los espacios saturados ya no son una limitante.

“A raíz de la pandemia se abrió una nueva brecha importante en el mundo digital que antes no existía. Los artistas empezaron de manera autodidacta a gestionar su chamba y lo que hicimos es que empezamos a provocar que los festivales que tenían versiones en vivo hicieran una versión digital, a invitarlos a que también explorarán esta vía.

“Paradójicamente han tenido mucho éxito desde el punto de vista de asistencia como desde el comercial, estamos en una guerra de contenidos y las marcas están interesadas en patrocinar más el mundo digital que el mundo físico porque saben que tienen mucho más llegada”.

De esta manera es que hacia adelante se espera que la realización de eventos musicales en vivo sea maridada por transmisiones pagadas, maximizando las ventas y la exposición artística.

Dado el éxito que ha tenido la plataforma a pesar del contexto adverso para la música en vivo es que los emprendedores esperan que para antes de terminado el 2021 se puedan llegar a los 150 mil usuarios, a medida que los escenarios continúen abriéndose progresivamente como ya está sucediendo en varias partes del mundo.

Asimismo, pretenden abrir oficinas en Austin, Texas, uno de los hubs globales de desarrollo musical y atacar con mayor fuerza los mercados de Argentina, Chile y Colombia.

“La gente aquí se sube con una intención y nos ha sorprendido el engagement por parte de la gente. En cuanto se retire la pandemia esto se volverá un hub de oportunidades, lo que nos permitió fue ir generando un producto cada vez más cercano a lo que teníamos en mente”, dice el fundador de Bizbat.

“La tecnología tiene que disrumpir todas las industrias y el chiste es estar ahí y ser los primeros porque es cierto que la música es una industria muy compleja, que está muy hecha a una vieja usanza y que los que tienen el control no lo quieren perder.

“Lo que queríamos era hacer algo por la música sin ser músicos, realmente apoyar que haya mejor música, mejor pagada y en más lugares”, concluye el creador de Bizbat.

Erick Ramírez | El Sol de México

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