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La Opinión

El roce de Joe Biden que todavía no existe con AMLO

Joe Biden le toca sostener una relación con AMLO en materia de seguridad nacional, de flujos migratorios, del combate al narcotráfico, del intercambio cultural y comercial

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Joe Biden no es rencoroso ni visceral ni mesiánico como Donald Trump.

De pronto parece que las relaciones entre Estados Unidos y México no tienen un futuro bilateral prometedor, pero la verdad es que todo está en el plano de las especulaciones y todavía no comienzan a trabajar abiertamente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador con el presidente electo, Joe Biden.

Puede ser que el reconocimiento al triunfo de Joe Biden por parte de México no haya llegado en el momento deseado, según los analistas y detractores del actual gobierno. El demócrata no es rencoroso ni visceral ni mesiánico  como Donald Trump, quien hasta el cierre de esta edición no había reconocido su derrota electoral.

El presidente electo, Joe Biden sabe que hay tiempos políticos, en su momento como vicepresidente de Barack Obama, tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de América Latina y la importancia que existe en la relación bilateral con México.

No sólo se trata del rubro comercial con el nuevo T-MEC donde los analistas prevén roces en el plano laboral y ecológico. Pero la relación va más allá, está en el trato de la seguridad nacional, de los flujos migratorios, del combate al narcotráfico, del intercambio cultural, sólo por mencionar los principales.

Lee: “Los políticos no toman el poder, sino la gente se los concede en Estados Unidos”: Joe Biden

Es verdad también que la Cámara de Diputados aprobó, el pasado 15 de de diciembre, una polémica reforma a la ley de Seguridad Nacional para regular la actividad de agentes extranjeros en México, la cual fue criticada por el gobierno de Estados Unidos porque sólo beneficiaría a los criminales.   

Esto incluye a aquellos agentes que pertenecen a organizaciones como la DEA (Administración de Control de Drogas estadounidense), el FBI (Buró Federal de Investigaciones) y la CIA (Agencia Central de Inteligencia), pero haciendo honor a la verdad usted cree que esa nueva ley de verdad va a surtir efecto o se va a respetar. Lo dudo, en todo caso será un tema prioritario a negociar entre ambos gobiernos.

Y no sólo del lado estadounidense sino también del lado mexicano, es posible y probable que la nueva ley sólo sea letra muerta, la presencia de la DEA en México tiene casi 50 años y es un tema que todo mundo en las esferas políticas conoce, pero de bajo dominio popular.  

Carlos A. Pérez Ricart, profesor investigador de la División de Estudios Internacionales, señala en la reseña del artículo “Taking the war on drugs down south: The Drug Enforcement Administration (DEA) in Mexico (1973-1980)”, que la Administración de Control de Drogas es el elefante en la habitación en muchas de las discusiones sobre seguridad en México, así como de la relación en clave seguridad entre ambos países. 

Explica cómo y bajo qué lógicas operan los agentes de la DEA en México, el artículo al que hace referencia su texto se concentra en las actividades de agentes de la DEA en México durante el periodo 1973-1980, justamente los primeros años de vida institucional de la agencia estadounidense.

En México, la DEA mantiene oficinas en Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales, Hermosillo, Monterrey, Matamoros, Mazatlán, Guadalajara, Mérida y Ciudad de México. La mayoría de estas oficinas, establecidas en los consulados estadounidenses, se fundaron en la década de los años 70 y continúan activas.

La DEA y sus agentes influyeron de manera determinante en la forma en que el gobierno México planeó, ejecutó y evaluó políticas prohibicionistas y punitivas durante el periodo analizado. La política de erradicación de cultivos en la Sierra Madre Occidental, en la zona entre Sinaloa, Chihuahua y Durango –también conocida como el Triángulo Dorado– es el mejor ejemplo de esto, asegura Pérez Ricart.

Lee: AMLO le pide a Joe Biden no intervenir en la política mexicana

En el plano diplomático las alertas se prendieron cuando la embajadora de México en Washington, Martha Barcena, anunció su renuncia –justificando una jubilación– los conocedores del tema dicen que su decisión se debió a la tardía reacción del gobierno para reconocer a Joe Biden como el ganador de las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos y puede ser o no, eso sólo lo sabe la diplomática.

También hay que señalar que cuando la embajadora se mudo a Washington, el canciller mexicano Marcelo Ebrard –su jefe–  ya tenía una oficina alterna a la embajada  para tratar asuntos de manera directa con Estados Unidos, todo hace indicar que la relación entre ambos nunca fue la mejor.

Además, sume usted que el canciller mexicano es el segundo hombre más poderoso del gobierno y el hombre que le resuelve al presidente las grandes crisis, la verdad creo que la suerte de la embajadora ya estaba echada.

Ahora con la llegada de Esteban Moctezuma Barragán a Washington se interpreta como un borrón y cuenta nueva en la relación bilateral. Y si el designado sigue al pie de la letra lo que le pida su jefe, pues todos contentos de este lado y el trabajo será trabajar una buena relación con el nuevo gobierno estadounidense.

El reto no es menor, pero creo que del lado estadounidense los ataques no vendrán del gobierno, más bien del caucus hispano. La verdad es que ni a Estados Unidos ni a México les conviene tener una relación tirante, sería como caer en el estilo que aplicó durante cuatro años Trump con Canadá. ¿O qué cree usted? Que tengan una buena Navidad y sobre todo salud.

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