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Nayib Bukele desafía al poder de las maras

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele autoriza el uso de “fuerza letal” contra los pandilleros, quienes se aprovecharon de la emergencia sanitaria

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Nayib Bukele desafía al poder de las maras

En medio de la pandemia por coronavirus, que ahora está en la curva alta de contagio en América Latina, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, señala a las pandillas o maras como responsables del reciente aumento en las cifras de homicidios.

Lo que confirma la capacidad que tienen la MS13 y las dos facciones del Barrio 18 de revertir la curva de homicidios y tirar por la borda la versión de que el nuevo gobierno de Bukele es el artífice de un país más seguro, de acuerdo con el sitio InSight Crime.

Desde el 24 hasta el 27 de abril, El Salvador registró 76 homicidios, o 19 muertes violentas diarias. Ese número de homicidios está muy por encima del promedio de 3.5 muertes diarias registrado en lo que iba del año. Nayib Bukele señaló inmediatamente a las maras como las culpables de esas muertes.

De continuar la escalada, el país podría ver revertida la tendencia a la baja que hay desde 2015. El 28 y 29 de abril, no obstante, las cifras empezaron a descender de nuevo.

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La ola de homicidios, que se presenta en medio del cierre casi total del país y del despliegue masivo de policía y Ejército para hacer cumplir la cuarentena por coronavirus (Covid-19), llevó al presidente Bukele a tomar medidas drásticas contra las pandillas. 

El mandatario autorizó el uso de “fuerza letal” contra los pandilleros, de quienes dice que se aprovecharon que las fuerzas de seguridad están ocupadas en la respuesta para contener el virus.

“La policía y las fuerzas armadas deberán priorizar el resguardo de sus vidas, de sus compañeros y de los ciudadanos honrados”, escribió Nayib Bukele en Twitter. “El uso de la fuerza letal está autorizado para defensa propia o para la defensa de la vida de los salvadoreños”.

“Los políticos hacen ver las cosas para salir ellos en caballito blanco siempre”, dice Whisper (de la Barrio 18-Sureños y con nombre ficticio), vocero designado para una entrevista con el portal RT. “Yo hablo por toda la 18-Sureños”, remarca.

El Barrio 18-Sureños es una facción del Barrio 18, la pandilla descendiente de la 18th Street Gang, surgida en Los Ángeles (California) a mediados del siglo pasado y afincada en El Salvador a inicios de los noventa. “Ahora no tenemos ningún conecte ni con partidos políticos ni con ningún funcionario activo del gobierno”, afirmó Whisper.

El pandillero Whisper le contó a RT que antes de la crisis actual, había acuerdos entre las cúpulas de las tres pandillas para disminuir homicidios y otros delitos. Todos esos acuerdos han sido rotos por la MS-13 y confirma que el gobierno ya había comenzado a mezclar en las mismas celdas a integrantes de distintas pandillas como represalia a la ola de homicidios desatada el 24 de abril.

Las fuerzas de seguridad también implantaron medidas de línea dura contra los pandilleros en prisión, para quienes ordenaron aislamiento total. 

El director general de centros penales Osiris Luna Meza publicó imágenes donde se ve a pandilleros apiñados en masa y con las cabezas agachadas, las cuales han recibido una avalancha de críticas desde su publicación. También se mezcló a las miembros de las pandillas rivales en celdas comunes.

L MS-13 considerada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como “igual o más peligrosa que Al-Qaeda”, prometió en 2017 que iba a destruirla por su particular violencia, que ha desplegado en diferentes estados de Estados Unidos, como Nueva York, Maryland y California tiene su origen.

El origen de la Mara Salvatrucha, también conocida con las siglas MS13, surgió en los barrios pobres y marginados de Los Ángeles, California; en la década de los años 1980. A esa ciudad llegaron cientos de migrantes centroamericanos, salvadoreños principalmente, que huían de la guerra civil que se libraba en ese país.

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Para tener una idea de qué tan numerosa es la Mara Salvatrucha en El Salvador, según la Policía Nacional Civil, en 2019 capturaron a 1,893 adolescentes, de los cuales 44.3 por ciento fueron catalogados como miembros de esa pandilla.

Al igual que la Mara Salvatrucha, los primeros registros de Barrio 18 datan de las calles de Los Ángeles, California. Este grupo denomina a sus células como “clicas”, que en un principio estaban conformadas exclusivamente por inmigrantes mexicanos del sur de California, pero con la migración centroamericana de la década de los 80, el Barrio 18 comenzó a reclutar varios miembros lo que facilitó la expansión de la pandilla, sobre todo a Centroamérica.

Según investigaciones de autoridades oficiales, en la década del 2000 la estructura de esa pandilla en El Salvador se dividió después de un conflicto interno, surgiendo el Barrio 18 Sureños, y el Barrio 18 Revolucionarios.

Con el alza súbita en los homicidios en El Salvador queda claro que las pandillas del país conservan la capacidad de orquestar bajas y subidas de asesinatos según convenga a sus intereses estratégicos.

Un oficial de la Policía Nacional Civil, quien está enterado de las discusiones sobre las medidas de emergencia por el coronavirus, declaró a InSight Crime que los homicidios recientes se dieron tras las órdenes de los jefes de las pandillas en prisión. 

Esto pone en duda las afirmaciones del gobierno sobre su control de la prisiones y pone en tela de juicio si Nayib Bukele ha cumplido una de sus principales metas de seguridad: el corte de comunicaciones entre los jefes de pandillas en prisión y sus miembros en las calles.

La mezcla de pandilleros de la MS13 y el Barrio 18 en las mismas celdas puede incitar más violencia en las cárceles y en las calles. Un supuesto miembro del Barrio 18 enmascarado dijo en un video que “con estas acciones van a llevar al país al caos”, reportó AP.

En 2015, algunos líderes pandilleros fueron retornados a la prisión de máxima seguridad del país para mostrar que la tregua negociada años antes entre el gobierno y las pandillas había quedado sin efecto. 

Las autoridades, sin embargo, habían evitado mezclar a miembros de diferentes grupos en los mismos recintos. De acuerdo con El Faro, las pandillas han estado separadas en las cárceles salvadoreñas desde 2004.

La pandemia también ha debilitado las afirmaciones de Nayib Bukele de que la presencia del Ejército y la policía en las calles ha arrebatado varias zonas al control de las pandillas y es la causa del descenso de los homicidios.

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La MS13, de hecho, ha sido la que ha impuesto la cuarentena en ciertos sectores, según entrevistas de InSight Crime e información publicada en varios medios. El fiscal general incluso abrió una investigación por videos que circularon en las redes sociales, donde se veía a los pandilleros golpean a personas señaladas de haber incumplido las reglas de la cuarentena.

En este rompecabezas falta la razón por la que las pandillas desencadenaron el alza reciente de homicidios. Una explicación plausible es que buscan sembrar el temor para obligar a los residentes a soltar los pagos de cuotas extorsivas. 

Un investigador de la Policía entrevistado por El Faro señaló que los pandilleros se están desesperando en medio de la pandemia del coronavirus por falta de ingresos. La cadena de homicidios, afirmó, fue un “llamado de atención para decir que siguen allí, con el mismo poder y control del territorio”.

José Miguel Cruz, profesor de la Universidad Internacional de Florida y especialista en la violencia de pandillas en El Salvador, había advertido que los grupos criminales que dependen en buena parte de la extorsión, como las pandillas, intensificaron la violencia para asegurar sus ganancias en esta emergencia sanitaria.

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