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La Opinión

Donald Trump busca un chivo expiatorio

Los migrantes y China sea han convertido desde 2016 en el chivo expiatorio favorito del presidente de Estados Unidos. Ahora apunta a ellos

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Jacques Coste
El presidente de Estados Unidos busca un chivo expiatorio para culpar le de la crisis del Covid-19.

Rumbo a la elección presidencial de Estados Unidos del 3 de noviembre de 2020, el objetivo principal de la estrategia de campaña de Donald Trump es encontrar un chivo expiatorio a quien culpar de la crisis económica y de salud ocasionada por el coronavirus (Covid-19), así como de la tardía y errática respuesta de su gobierno frente a la pandemia.

Donald Trump es un especialista en la búsqueda de chivos expiatorios. No es exagerado decir que su victoria electoral de 2016 se cimentó en esta estrategia. 

En primer lugar, culpó a los inmigrantes del desempleo, la falta de oportunidades y las dificultades económicas que enfrentan los trabajadores y la clase media baja de Estados Unidos. 

Asimismo, eligió a los migrantes como chivos expiatorios para los problemas de criminalidad y violencia en el país.

Se ensañó principalmente con los migrantes indocumentados y con los mexicanos, pero su discurso xenófobo, nativista y nacionalista se extendió a toda la población migrante e incluso a los ciudadanos afroamericanos.

 En segundo lugar, el entonces candidato reoublicano culpó al establishment político en general y al Partido Demócrata en particular de “la decadencia” y el declive del poder internacional de Estados Unidos.

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También acusó a estas entidades de fallarle a los estadounidenses y de abandonar los valores tradicionales de la Unión Americana. 

En tercer lugar, Donald Trump culpó a los demás países y a las organizaciones internacionales de los problemas económicos de Estados Unidos.

Los acusó de aprovecharse de la buena voluntad estadounidense para llegar a acuerdos comerciales desfavorecedores para su país y de utilizar el financiamiento de Washington sin que la Unión Americana obtuviera nada a cambio.

Ya en la Casa Blanca, Trump ha recurrido a la estrategia de buscar un chivo expiatorio constantemente.

Si bien ésta es una práctica frecuente, se intensifica cuando el presidente enfrenta algún problema o cuando cometió un error y necesita que alguien más cargue con la culpa.

Por ejemplo, mientras enfrentó el proceso de impeachment (finales de 2019-principios de 2020), jamás aceptó la más mínima responsabilidad de los actos que se le imputaban.

En cambio, acusó a distintos actores de orquestar un complot para destituirlo injustamente. Es decir, para él, el impeachment no era un juicio político, sino una conspiración en su contra. ¿Quiénes fueron los chivos expiatorios en esa ocasión? ¿Quiénes eran los culpables de esa “caza de brujas” (como él mismo se refería al proceso)?

La prensa liberal, como CNN, The New York Times, The Washington Post, entre otros medios; los legisladores demócratas, principalmente, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi; y el “Estado profundo”, una figura similar a “la mafia del poder” de la que habla AMLO, pero en versión estadounidense.

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Si Trump recurrió a esta estrategia en la campaña de 2016 y la ha mantenido durante su presidencia, sin duda se valdrá de ella para buscar su reelección.

De hecho, ya lo está haciendo. Por ahora, China es su chivo expiatorio favorito. Hasta hace unos días, se refería al Covid-19 como “la gripe china” para hacer énfasis en el país de origen de la enfermedad.

Además, ha acusado constantemente a Beijing de ocultar información sobre el avance del coronavirus y ha declarado que, si el gobierno chino hubiera informado oportunamente sobre el brote de Covid-19 en Wuhan, la pandemia se hubiera podido evitar. 

Otro de los chivos expiatorios favoritos de Trump en la actual coyuntura ha sido la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La ha acusado de ser cómplice del gobierno chino en el ocultamiento de información, de rebajar la gravedad del brote en Wuhan para no dañar la reputación de Beijing y de utilizar el financiamiento estadounidense para beneficio de otros países sin ayudar en nada a Estados Unidos. Incluso, anunció que Washington dejará de aportar recursos a la OMS por estos motivos.

 La intención de la retórica trumpista es justificar la tardía respuesta de la Casa Blanca frente a la pandemia: “No respondimos antes porque China y la OMS no proporcionaron información oportuna sobre la gravedad de la enfermedad, por eso, no nos pudimos preparar a tiempo”.

Recientemente, Trump también ha embestido contra los legisladores demócratas por no aprobar sus medidas de recuperación económica rápidamente.

El presidente está preparando el terreno para tener a alguien a quien culpar por la crisis económica derivada de la pandemia. 

Para complementar la búsqueda de un chivo expiatorio, la estrategia de campaña de Trump tiene un segundo objetivo prioritario: crear una narrativa triunfalista respecto a la respuesta de su gobierno frente a la pandemia.

Por un lado, busca culpar a otros de la crisis y de la tardía respuesta de su gobierno; por el otro, pretende difundir la idea de que su respuesta en realidad fue oportuna, adecuada y hasta salvadora. Hablaré sobre este tema en mi próxima entrega.

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