Los productores de trigo en Sonora dicen que viven una crisis por los bajos precios y endeudamiento con bancos

HERMOSILLO, Sonora. Los productores de trigo del estado registran un aumento de 390 por ciento en su cartera vencida con los bancos comerciales en el último año, y de no resolverse el tema de los precios del grano, temen un mayor endeudamiento y menor capacidad para continuar el siguiente ciclo productivo.

De acuerdo con un informe del Banco de México (Banxico), la cartera vencida del sector agropecuario sonorense con la banca comercial se disparó al pasar de 202.5 millones de pesos en el primer trimestre de 2022 a 993.1 millones en los primeros tres meses de 2023. El agro abarca 59 por ciento de la cartera vencida en la entidad.

Mientras, el costo de producción por hectárea de trigo casi se dobló de un ciclo al siguiente, al pasar de 24 mil 413 en el ciclo otoño-invierno 2021-22 a 43 mil 430 pesos en el ciclo 2022-23, lo que representa un alza de casi 80 por ciento, mientras el precio ofrecido por el gobierno y la industria por tonelada es de seis mil pesos.

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Los productores piden un precio de ocho mil pesos por tonelada para mantener la rentabilidad.

A la cartera vencida y el incremento en el costo de producción se sumará como factor estresante la desaparición de la Financiera Rural que se dedicaba a dar créditos blandos para la operación de los productores.

Sonora aportó el 56 por ciento del trigo que se cosechó en México en el ciclo otoño-invierno de 2022, con un valor de producción de 17 mil 14 millones de pesos y de no resolverse la crisis por los bajos precios del grano, Cajeme podría dejar de recibir entre 3 y 4 mil millones de pesos en derrama económica.

La zona del Valle del Yaqui concentra el 65 por ciento de la superficie triguera de Sonora y aporta el 90 por ciento del trigo cristalino que se produce en el país, en cuya producción participan 7 mil 100 campesinos y se generan 339 mil 978 jornales por ciclo.

A nivel nacional, el sector primario es una importante fuente de empleo en México, y representa 12 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que en Sonora aporta 6.1 por ciento del Producto Interno Bruto estatal, según los datos del Inegi.

El trigo ocupó en el ciclo 2021-2022 una superficie total de 284 mil 587 hectáreas y para la temporada 2022-2023 hay sembradas 268 mil 042 hectáreas, de acuerdo a los datos de los Distritos de Desarrollo Rural.

La producción de trigo en el ciclo de 2022 fue de dos millones 18 mil 451 toneladas, con un valor de producción por el orden de 17 mil 14 millones 312 mil pesos, con un rendimiento promedio de siete toneladas de grano por hectárea y se tuvo un precio de ocho mil 429 pesos por cada mil kilos del grano dorado, precio que ahora ha caído a poco más de seis mil pesos, según las últimas negociaciones de los campesinos con el gobierno federal.

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En el Valle del Yaqui se concentra la mayor superficie de trigo con 187 mil 190 hectáreas (incluidas comunidades yaquis), mientras que en el Valle del Mayo, este año la superficie de trigo fue de 81 mil 707 hectáreas.

Los rendimientos en Sonora son de 7.09 toneladas de trigo por hectárea, contra 6.5 del promedio nacional, han sido altos por utilizarse en el 79 por ciento de los cultivos la variedad de trigo Cirno creada por los científicos del Campo Experimental Norman E. Borlaug del Valle del Yaqui.

De las 283 mil 023 hectáreas sembradas en 2022 en Sonora, 224 mil pertenecen a la variedad Cirno C-2008 qué es trigo cristalino que se usa para la industria de pastas alimenticias (espagueti, macarrones, sopas secas, etc.) y se destina principalmente a la exportación, en 60 por ciento, aproximadamente.

De acuerdo a la Asociación de Organismo Agrícolas del Sur de Sonora (AOASS), la producción de trigo en el Sur de la entidad impacta de manera positiva en diferentes actividades comerciales.

Del trigo se benefician, además de los productores y jornaleros, los negocios especializados en la protección de cultivos contra las plagas, enfermedades y malezas.

La economía fluye también a las empresas distribuidoras de maquinaria, equipo y refacciones agrícolas, así mismo da oportunidades a los profesionistas dedicados a dar soluciones integrales al campo, sin mencionar a las decenas de empresas transportistas que mueven el grano y la mano de obra, cada ciclo agrícola. “En términos generales la economía regional depende del sector agrícola”, asegura la Aoass.

De acuerdo al Censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2020, la población total de Sonora fue 2 millones 944 mil 840 habitantes, de los cuales 436 mil 484 viven en el municipio de Cajeme.

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Según el organismo, 78.8 por ciento de las personas que laboran en el sector primario en el estado de Sonora se dedican a la agricultura y el principal producto agrícola del Estado de Sonora es el trigo.

Los comportamientos de los mercados internacionales son volátiles, y es precisamente el bajo precio de la Bolsa de Chicago, así como los bajos precios de garantía fijados por el gobierno federal lo que tiene al borde de una estallido social a los productores de Sonora, Sinaloa y Baja California que no han encontrado el suficiente eco en las autoridades federales para paliar los bajos precios que hacen inviable la actividad en las condiciones actuales.

El gobierno federal fijó el precio de garantía para trigo panificable por el orden de los 5 mil 790 pesos y 5 mil 790 para el trigo cristalino para los estados de Sonora y Sinaloa.

El gobierno federal había ofrecido fijar el precio para los industriales en 310 dólares, más un apoyo de 600 pesos por tonelada. Los productores solicitan un precio mínimo de ocho mil pesos para poder hacer frente al incremento en los insumos y mantener la rentabilidad del negocio.

Gerardo Loya, director de la Aoass, explicó que desde qué se generalizó la siembra de trigo cristalino en la región del Noroeste, el sector pecuario y exportación representan alrededor del 60 por ciento de las compras regionales y el 40 por ciento restante se vende al sector industrial.

Sí se realiza un programa de estímulos emergentes para el rescate al campo condicionado al canal de comercialización industrial, sólo resolverían alrededor del 40 por ciento de la problemática actual, señaló.

La industria nacional tiene una capacidad limitada para comprar la producción y solo participa con el 43 por ciento, por ello los productores piden al Gobierno un plan emergente que considere a todos los productores, no sólo a los que colocan sus granos con la industria nacional.

“Contar con más de una alternativa de comercialización permite que las cosechas fluyan, evitando saturar el mercado nacional”, indicó.

Actualmente, el sector agrícola está pasando por una grave crisis, debido a los altos costos de producción y las condiciones de mercado que continúan con precios que no permiten a los productores agrícolas recuperar las inversiones realizadas, lo que genera un impacto negativo en las familias qué dependen directa e indirectamente de la actividad agrícola.

Varios factores se han sumado para causar el desplome de los precios del trigo en el mercado internacional, entre ellos la pasada pandemia por Covid-19, así como la guerra entre Ucrania y Rusia.

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Y en el mercado interno, la eliminación de aranceles por parte del Gobierno para la importación de alimentos durante la pandemia.

“Lo que pasa es que el Gobierno decidió aliarse hace unos 8 ó 7 meses con los grandes importadores de alimentos para combatir la inflación. Les dejó, libres de aranceles, importar lo que quisieran en las condiciones que quisieran y sin ninguna regulación, con la promesa de que ayudarían a combatir la inflación al no pagar aranceles”, afirmó Alberto Vizcarra, integrante de la Mesa Directiva del Movimiento Ciudadano por el Agua en el Valle del Yaqui, Sonora.

Loya Chávez indicó que esta situación generará sin duda fuertes implicaciones sociales y económicas en la región, por lo cual es muy importante contar con un Programa Emergente de rescate al campo.

El Programa Precios Emergente Granos Básicos, señaló, apoya la meta del actual gobierno de alcanzar la autosuficiencia alimentaria, favorece la comercialización de granos básicos de producción nacional y permite rentabilidad para los productores.

Asimismo, ayuda a compensar ineficiencias estructurales, que ponen en desventaja a la producción nacional y además permitirá dar certidumbre para cubrir las inversiones realizadas, incentivar el financiamiento para el campo y alentar la siembra de granos básicos en próximos ciclos.

Guillermo Frescas | El Sol de Hermosillo