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El poeta chiapaneco Jaime Sabines sigue vigente a 24 años de su muerte

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TUXTLA GUTIÉRREZ, Chiapas. Jaime Sabines Gutiérrez nació el 25 de marzo de 1926 en Tuxtla Gutiérrez y falleció el 19 de marzo del 1999 en la Ciudad de México, pero a 24 años de su muerte sigue vigente y es el poeta más leído del siglo XX, con sus obras de muerte, de amor, del tiempo y de Dios.

Tres personajes que han vivido intensamente en Chiapas cuentan algunas anécdotas personales que saben del poeta, acciones de su niñez, sus etapas en la poesía, su mente aguda y cómo la gente lo aclamaba cuando él se presentaba y declamaba, hasta el punto de hacer llorar a los presentes.

El cronista de Tuxtla Gutiérrez, Jorge Alejandro Sánchez Flores, dice que de Sabines queda todo y está vigente en sus libros, en su poesía, en sus cantos, en sus crónicas, desde el primero que escribió que fue Horal, el que más quería y en el que le canta al dolor humano, a la angustia, por lo que sus poemas están presentes en gran parte de Chiapas, el país y el extranjero.

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Según Sánchez Flores, no existe un silencio sepulcral a 24 años de ausencia física del poeta porque su poesía se sigue leyendo, se sigue escuchando y se sigue hablando de él. Sus recitales quedaron grabados, están muy presentes y muy actuales.

En Chiapas hay inmuebles con su nombre como el Centro Cultural Jaime Sabines. Hay bibliotecas, calles y escuelas con el nombre del prodigioso y aguisado poeta, por lo que es un hombre muy presente, cuyo intelecto y mente aguda impactaron a quien lo escuchaba, pues, además era un experto declamador. Siendo una de sus grandes hazañas, el que logró aprenderse los nombres de todos los reyes chichimecas.

Comenta que él sabe que la inclinación de Jaime Sabines por escribir nació de su gusto por declamar desde niño. Sus primeros escritos fueron publicados en revistas estudiantiles y los más conocidos de esa etapa son Ruego inútil, A la bandera y Primaveral.

“No obstante a que él ya no está físicamente su poesía sigue presente, actual. Leer Los Amorosos a todos nos llega el sentimiento del amor, la Muerte del Mayor Sabines, también llega al corazón, mucha gente que lo escuchó salía llorando de sus recitales, por la emoción que despertaba”, comenta el cronista.

Jaime Sabines vivió en la 2ª calle poniente entre 1ª y 2ª sur número 230, en Tuxtla Gutiérrez. La casa era antigua, de adobe, pero actualmente es una vivienda más moderna pero ya de los años 60. Ahí existió una placa con la leyenda sobre que él había nacido en ese lugar, actualmente la han quitado e incluso la habita una persona que al buscar contactarla no aceptó hablar de él, pues dice que lleva años molesta por esa continua petición.

La familia de Sabines ya no vive en Tuxtla Gutiérrez, muchos viven en la Ciudad de México y otros en el extranjero, como es el caso de su sobrino y exgobernador Juan Sabines Guerrero, actual cónsul de México en Orlado, Florida.

Sánchez Flores cuenta que en su etapa de adolescente, el poeta era muy amigo de las plantas, de la naturaleza, estuvo a punto de perder el sexto año de educación primaria porque en lugar de ir a la escuela, le gustaba irse a bañar al río Sabinal.

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Dice que faltaba mucho a las aulas, pero en las fiestas de los vecinos de la familia declamaba, pues era el orador oficial.

En los años 1947 y 1948, en la capital chiapaneca estaban de moda los bailes y existía el llamado Casino Tuxtleco, por lo que cuando eligieron reina a Victoria Caballero, quien le declamó fue Jaime Sabines, lo que aplaudieron todos los asistentes.

Don Julio Sabines gustaba de contar cuentos a sus hijos. Jaime era el más pequeño por lo que ahí inició su formación en la cultura. También gustaba de montar a caballo, pues su padre había comprado un rancho al que nombró ‘La Lomita’, que actualmente se ubicaría sobre 13ª poniente entre 3 y 4ª sur donde actualmente está la colonia Fovisste, frente al Parque Morelos.

Eso era un cerro, ahí vivieron años de felicidad Juan, Jorge y Jaime Sabines, los tres hermanos. También vivió en lo que hoy es la 11ª poniente y primera sur”, señala.

Además, agrega que sin duda el amor por Josefa Rodríguez Zebadúa, quien sepultada en Berriozábal, misma que fue inmortalizada con sus poemas; dándola así a conocer como “Chepita”, señala el cronista chiapaneco.

Comenta el cronista e historiador, que su padre quería que Jaime Sabines estudiara medicina, pero él se negó y estudió filosofía. Además, como anécdota de esa época cita que que fue en la tienda de telas de su padre conocida como “El Modelo”, que ahora se ubicaría en la 1ª poniente y 1ª sur de la capital tuxtleca, cuando él estuvo a cargo del negocio familiar donde escribió otro de sus famosos poemas “Tarumba”.

La vida de Jaime Sabines fue un ir y venir entre Chiapas y la Ciudad de México. En 1949 se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde conoció a intelectuales y escritores como don José Gaos, la poeta Rosario Castellanos, Eduardo Lizalde, Bonifaz Nuño y Tomás Segovia.

Siendo influenciado por la filosofía existencialista de Sartre y Heidegger, siendo ahí cuando se acercó con mayor ímpetu a la poesía de Pablo Neruda para ahí mismo conocer al amor de su vida “Chepita”. Además, ahí conoció a Juan Rulfo y Juan José Arreola, quienes también influenciaron su poesía.

Su vida sin duda quedó marcada con la muerte de su padre don Julio Sabines, luego que este falleciera de cáncer y eso calara al poeta a tal grado que se reflejó en sus letras con los desgarradores versos que plasma en Algo sobre la muerte del mayor Sabines.

Finalmente nos dice el cronista que sin duda fue tras escribir Horal, Tarumba y Algo sobre la muerte del mayor Sabines, que Jaime Sabines cesa de escribir, aunque para esa fecha ya todos lo reconocían como poeta, era respetado y querido por lo que mucha gente iba a sus lecturas, naciendo ahí Los Amorosos y Espero curarme de ti para fallecer luego en la Ciudad De México, víctima de cáncer.

La escritora tuxtleca Socorro Trejo Sirvent dice que don Jaime Sabines se convirtió en un clásico de la poesía, fue muy popular y sigue siendo muy popular, muy querido y admirado, pues ningún otro llenó espacios como Bellas Artes.

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Cuenta que a don Jaime le pedían poemas en sus presentaciones como a un cantante le piden canciones, mucha gente sabe de memoria muchos de sus poemas, a pesar de que no muy se lee la poesía, pero don Jaime es el más leído y en Chiapas se le sigue recordando.

Señala que el 22 de marzo es el Día Mundial de la Poesía por lo que la Casa de la Cultura de Tuxtla Gutiérrez, se prepara un recital de poesía de Sabines.

Trejo Sirvent asegura que entre los 23 y 24 años Sabines publicó su primer libro y desde el principio marcó la diferencia entre los poetas, él iba a los bailes del Casino Tuxtleco, a donde muchos iban a verlo simplemente por lo atractivo que era y por escucharlo declamar.

“Cuando a mí me tocó vivir en la Ciudad de México, mantenía una comunicación telefónica con don Jaime. En una ocasión le enseñé a Don Jaime una redacción de un libro que yo iba a publicar, se llama ‘Para decir Mañana’, y me respondió.

Ya leí tu libro, ahora sí te puedes lanzar al ruedo. El poeta es como un torero, si no sirve tu poesía el toro te va a cornear, si está bien, a lo mejor puedes hasta cortar el rabo, ya te puedes defender”, comenta la escritora que le dijo.

Una de las anécdotas que revela la escritora es que entre 1979 y 1980 un grupo de jóvenes hizo la convocatoria nacional de poesía “En Busca de la Silueta de la Sombra”, “buscamos entre el jurado a don Jaime Sabines y para aceptar nos pidió que le cambiáramos el nombre a Romualdo Moguel, pero a raíz de que en el cartel estaba el nombre del poeta, una televisora nacional hizo pública la convocatoria”.

Comenta Trejo Sirven que hubo muchos trabajos del país que ganó, como el premio Jaime Labastida con un libro que se llama Las Cuatro Estaciones, en ese entonces una de las menciones honoríficas fue para Efraín Bartolomé y la otra para Ignacio Ruiz de Francisco, un poeta español radicado en San Cristóbal de Las Casas.

El investigador, promotor cultural, historiador y geógrafo tuxtleco, Roberto Ramos Maza, comparte que del poeta Sabines sin duda queda mucho, su obra poética logró captar el interés general, mucha gente que no lo conoció sabe de él, el gran poema que lo mantiene a la vista de todos es Los Amorosos.

Nos dice que su apreciación es que aunque Sabines sigue vigente, sí hay cierto peligro de que las próximas generaciones no lo conozcan o no sepan quién escribió algo que repiten. Por lo que considera, se requieren políticas públicas para preservar la memoria de quienes nos han precedido.

En Tuxtla Gutiérrez existe un monumento en el parque Cinco de Mayo, es el rostro de don Jaime Sabines, “muchos ni siquiera saben de quién se trata. Hay que hacer que el recuerdo que permanece no se diluya en la memoria de la sociedad. Hay que hacer actividades que lo vuelvan a posicionar, actos incluyentes, sobre todo, en las escuelas. Que vuelvan a leer a Sabines. Para mi uno de sus libros más famosos es el Recuento de Poemas” indica.

Ramos Maza, como anécdota particular, nos revela que una amiga de la familia, hace algunos años que llegó a pasar sus vacaciones a Chiapas y estuvo en Puerto Arista, en Tonalá. Cuando regresó, le dijo que había conocido a un señor de edad madura que la quiso conquistar. Le dijo que él era poeta y ella la tomó a broma.

“Cuando regresó de Puerto Arista nos lo contó, y le preguntamos cómo se llamaba y nos respondió, me dijo que se llamaba Jaime Sabines; entonces le dijimos que efectivamente era verdad.

Te pudo haber dedicado un poema el poeta de Chiapas y no te diste cuenta con quien hablaste. Años después nos reunimos con ella y compartimos que no sabía entonces con quién estaba hablando, pero ella nos dijo, que, tras leer sus poemas, pudo entender lo que aquel día él le decía”, concluyó.

Isaí López l El Heraldo de Chiapas

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