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Guanajuato

Dulces Tradicionales de Acámbaro, tres generaciones de hacer arte en Guanajuato

A sus 69 años, José Cleofás Tinajero espera seguir elaborando un rato más sus dulces

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Fotos: Jorge Carmona

ACÁMBARO, Guanajuato. Desde los primeros años de su vida, José Cleofas Tinajero Delgado, se ha dedicado a la venta de dulces tradicionales y hoy, a sus 69 años de edad, espera seguir endulzando el paladar de los acambarenses.

Cleofás Tinajero proviene de una familia de dulceros tradicionales; “eran tres hermanos, mi papá Refugio Tinajero, mi tío Pantaleón Tinajero y Felipe Tinajero, ellos fueron de la primera generación y después seguimos nosotros, mi primo Salvador con la dulcería ´Don Panta´ muy famosa por su cajeta y nosotros los Tinajero, que hacemos dulce de calabaza, chilacayote, camote, garapiñados entre otros”, contó.

Sin embargo, dijo que Dulces Tradicionales de Acámbaro es la tercera generación de esta familia, “muy pocos están trabajando, un hijo mío y los hijos de mi primo Salvador”.

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Refirió que este oficio es muy bonito, pero poco a poco se ha ido perdiendo la tradición, “posiblemente haya quien continúe la tradición de la realización y venta de dulces tradicionales, pero como la mayoría estudia, ya no tienen mucho interés en esto, puede ser que ya no haya una cuarta generación”.

Recordó que empezó a los 20 años a vender dulces, pero desde niño ya los elaboraba con su papá, “gracias a Dios de este oficio pude darle estudio a mis hijos, por esta razón ya no les interesa mucho este oficio, solo el más pequeño tiene interés pero también tiene una profesión, ojalá pueda continuar él”.

Destacó que los dulces que más se venden son los cubiertos, como cocadas, garapiñados y dulce de calabaza, de higo, chilacayote, camote, además de los ates, charamuscas, licores artesanales, cajeta con nuez, entre otros, cuyos precios oscilan entre los cinco y hasta 100 pesos.

José Cleofas relató que su papá, Refugio Tinajero, durante años vendió dulces en el antiguo mercado y su tío Pantaleón trabajó mucho en la estación del ferrocarril, “cuando llegaban los trenes de pasajeros se iba a vender sus dulces, por eso se hizo muy famoso Don Panta y a mi papá le gustaba mucho ir a vender a las ferias del estado de Michoacán y de este estado; a mí también me gustaba ir a las ferias, pero ahora por mi edad, sólo voy a la fiesta de Parácuaro”.

Subrayó que elaborar estos dulces es todo un arte, porque se elaboran de un día para otro, esto es artesanía y una terapia porque te olvidas de todo y te concentras únicamente en pelar las calabazas, chilacayotes y estar partiéndolas”.

“Todo el artesano tiene magia en sus manos porque transforma las cosas y eso es lo que más me gusta, transformar la fruta en dulce y dulce del bueno”, aseveró.

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Actualmente, José Cleofas vende sus dulces en la calle Pino Suarez esquina con Andador Juárez, donde se estableció desde hace unos 27 años

Jorge Carmona | El Sol del Bajío

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