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A un año sin festivales ni conciertos, el panorama todavía es de incertidumbre

Más allá de la falta de diversión y del encierro, para la industria del entretenimiento global el silencio en los escenarios representa millones en pérdidas económicas y millones de personas sin empleo, pese a que se optó por los eventos vía streaming.

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Más allá de la falta de diversión y del encierro a causa de la pandemia por Covid-19, para la industria del entretenimiento global el silencio en los escenarios representa millones en pérdidas económicas y millones de personas sin empleo, pese a que se optó por los festivales y conciertos vía streaming.

En México se cumplió un año de los últimos conciertos masivos: Vive Latino y Hell & Heaven 2020, y la industria del entretenimiento enfrenta aún la incertidumbre de cuándo y cómo volver a la normalidad.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), más de 450 mil personas, forman parte de las población que trabaja en el sector cultural en México y que hoy tienen detenidas sus fuentes de empleo.

De los 283 conciertos que se tenían confirmados el año pasado, se celebraron menos de 50, además de estos festivales de música que se desarrollaron en la capital del país el 14 y 15 de marzo.

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No sólo el público se quedó sin los beneficios de la música en vivo. También artistas y todo el personal de producción que trabajaba para sacar adelante estos eventos.

“El día del Vive Latino fue el último que nos vimos juntos los que trabajábamos como empresa”, dice Brenda Cortés, quien pasaba hasta cinco días seguidos de un concierto a otro en los 13 años que formó parte del equipo de prensa de Ocesa, la empresa de entretenimiento más importante de Latinoamérica.

Lo que vino después fue una ola infinita de cancelaciones de artistas nacionales e internacionales como Billie Eilish, Ricky Martin, Harry Styles o Tame Impala, y con ello la necesidad de reinventarse frente a las nuevas formas de concebir los espectáculos en vivo.

“Luego del Vive Latino se planeó de qué manera se vivirá el entretenimiento después del Covid, nadie estaba preparado para guardarse tanto tiempo”, recuerda Cortés.

“Se implementaron de inmediato cursos por parte del IMSS con protocolos de higiene y demás, pues Ocesa no pensaba que iba a caerse como empresa”, señaló.

Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), dueña de Ocesa, reportó en sus resultados publicados el 27 de octubre de 2020, una pérdida neta de mil 211 millones de pesos, una caída considerable con relación al mismo período en 2019, cuando su ganancia neta fue de 319 millones de pesos.

 “Lo que pedimos es que se reactive el entretenimiento, porque por ejemplo, una obra de teatro con 30 por ciento de asistentes no da para pagar sueldos”, dijo Brenda Cortés.

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