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La Opinión

El Covid-19 convirtió en una catástrofe la vida de los migrantes en EU

Donald Trump, el presidente de Estados Unidos con rasgos xenófobos, tiene en la mira a los migrantes mexicanos y de otras naciones en plena crisis del Covid-19

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Los migrantes mexicanos carecen de servicios de salud en Estados Unidos

La pandemia en el mundo no puedo haber llegado en un peor momento para los migrantes en Estados Unidos, pues su situación se torna cada vez más catastrófica, sobre todo, cuando al frente de ese país está un personaje como Donald Trump, un presidente con rasgos ampliamente xenófobos.

La verdad es que la firma de su decreto para impedir los permisos de permanencia legal en Estados Unidos, las llamadas Green Card, es sólo una medida cosmética electoral, una mínima respuesta a la pérdida de 26 millones de empleos por la cuarentena por la pandemia del Covid-19, es incluso ilógica.

Lo que Donald Trump no dice en su rimbombante anuncio es que los trabajadores temporales, de las llamadas visas H1-B que sólo se otorga a profesionales altamente especializados, incluidos aquellos que trabajan en ocupaciones especializadas donde se requiere un título de posgrado o capacitación única, no tienen ningún problema.

Al contrario, esos y todos los trabajadores del exterior, en estos momentos de guerra contra la pandemia de coronavirus, son sumamente indispensables para sacar adelante a Estados Unidos, como siempre ha sucedido en tiempos difíciles. No hay que olvidar que la esencia de esa sociedad está cimentada con migrantes legales e “ilegales”.

Pero para los trabajadores temporales que trabajan en los campos estadounidenses la cosa tampoco les pinta nada bien, Donald Trump planea recortar sus salarios a aquellos (migrantes) beneficiarios de visas H2A.

La controversia no se hizo esperar, y tanto líderes sindicales como políticos ya han tomado parte del debate. La senadora demócrata por California y ex candidata presidencial, Kamala Harris publicó en Twitter que “los trabajadores agrícolas necesitan un aumento, no un recorte”.

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El gran problema de fondo es otro, según datos oficiales han fallecido, hasta el momento, más de 529 mexicanos o ciudadanos de origen mexicano por el coronavirus, sobre todo en Nueva York –epicentro del contagio en EU–. Pero en esa nación hay al menos 11 millones de indocumentados y la mayoría prefiere no ir a los centros de salud por temor a ser deportado.

Aproximadamente 34 por ciento de las personas que han muerto – hasta la segunda semana de abril– en la ciudad de Nueva York por covid-19 son latinos, informó el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio. Es el grupo étnico con más fallecidos reportados en esa ciudad, seguido de los pacientes de raza negra.

El número de indocumentados fallecidos por esa tendencia será muy importante y que los migrantes no sólo son mexicanos, en realidad hay de casi todas partes del mundo y la mayoría no tiene derecho a los servicios de salud estadounidenses.

Donald Trump magnate no ha cedido ni un ápice en su régimen de terror y persecución contra comunidades inmigrantes, donde a pesar de la emergencia de salud continúan las redadas por parte de agencias migratorias como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por su siglas en inglés).

Apenas un 16 por ciento de los latinos, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EU, tiene un trabajo que pueda hacer desde casa. Así, una mayoría de los que tienen la suerte de tener empleo deben salir para desempeñarlo, exponiéndose al contagio.

De por sí, más de 27 millones de personas en Estados Unidos no tienen seguro médico, un número que ha estado creciendo enormemente durante la Presidencia de Trump.

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Según una investigación del Migration Policy Institute (MPI), al menos, seis millones de migrantes trabajan en el sector salud estadounidense, 29 por ciento de los médicos son inmigrantes, 38 por ciento asistentes de salud, y 23 por ciento trabajadores en farmacias, también hay un alto porcentaje de los que limpian los hospitales –una labor vital en estos momentos–.

No hay que olvidar que el presidente de Estados Unidos, quien desde el primer día que asumió el poder está en campaña. Además el pasado 18 de marzo comenzó a negar la entrada al país a los solicitantes de asilo con base a una norma que permite prohibir la entrada de personas “de países o lugares” pertinentes cuando el director de Salud Pública de Estados Unidos determine que hay “peligro grave” de que se “introduzca” en el país una “enfermedad contagiosa”.

En marzo de 2020 cuando todavía no dimensionaba la pandemia que estaba por azotar a Estados Unidos, fanfarroneaba al señalar que el nuevo coronavirus era solamente una “gripe que estaba bajo control” y volvió a afirmar que México está pagando la construcción del muro fronterizo.

El pago se comenzó a realizar aceptando la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) bajo las imposiciones de Trump, hoy tenemos una nueva versión del acuerdo trilateral llamado T-MEC. Por su puesto, es más favorable a los intereses de Estados Unidos sobre los de Canadá y México.

Otro pago fue en lo que México se convirtió, nos guste o no, en un tercer país seguro, en el verdadero muro que ha frenado los flujos migratorios centroamericanos y de otros países. Como consecuencia a esa función tenemos a miles de personas en las fronteras norte y sur esperando una oportunidad y en alto riego de contar coronavirus.

Quisiera escribir que las cosas en los próximos meses van a mejorar para los migrantes en Estados Unidos, pero la verdad es que no es así. Menos en este año que al mandatario le urgen argumentos para volver a convencer a los votantes indecisos de cara a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020.

Cómo principio de cuentas, habrá que ver cómo afectará a sus aspiraciones reeleccionista su forma de enfrentar la pandemia, pues no son pocos los que creen que fue de manera muy tardía. También será importante registrar si para la fecha electoral programada ya está rindiendo frutos su plan de reactivación económica.

Por el momento, sólo el 36 por ciento de los estadounidenses considera que Trump está haciendo bien las cosas. Esa medición, su juicio político y su terquedad de desaparecer el sistema de salud alcanzado por su antecesor el “Obamacare”, lo tiene hoy en la lona electoral, pero siempre le quedará el recurso del ataque a los migrantes.

A ver si en la próxima elección esos migrantes con Green Card, piensan dos veces su voto, una buena parte de ese sector está en contra de la llegada de más indocumentados y su decisión en las urnas abonó a la llegada del magnate xenófobo, que ha hecho de Estados Unidos un infierno para la migración.

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