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El Extranjero

Las cuatro posibles consecuencias positivas del Covid-19

La pandemia de Covid-19 se encargará de evidenciar las deficiencias sistémicas de los servicios públicos de salud de la gran mayoría de los países y su insuficiente alcance

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Las consecuencias de la pandemia de Covid-19 son desastrosas para todo el mundo: miles de personas han muerto y otras tantas fallecerán durante las siguientes semanas.

Los sistemas públicos de salud de varios países están rebasados y los de otros tantos colapsarán muy pronto.

La producción industrial global está en franco declive, las cadenas de suministro de varias empresas multinacionales se están rompiendo, las bolsas de valores de todo el planeta están cayendo y la actividad de buena parte del sector servicios está paralizada.

El virus ha afectado la vida cotidiana de millones de personas de diversas maneras: los habitantes de distintas regiones del mundo tienen que permanecer en sus hogares sin poder asistir a sus centros de trabajo o de estudio, sin poder reunirse con sus amigos o familiares, y sin poder salir a bares, cafés, restaurantes, cines y demás. Todo esto tiene implicaciones para el estado de ánimo, las relaciones afectivas, la salud mental y el bolsillo de la gente.

A pesar de la magnitud de los efectos negativos de la pandemia, y pese a que el Covid-19 es una amenaza sin precedentes en la historia reciente de la humanidad, su propagación también puede generar algunos efectos secundarios positivos para la vida futura de los seres humanos.

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A continuación, se presentan cuatro posibles consecuencias positivas del Covid-19:

1. Aumento del gasto público en salud

A partir de los años ochenta, con la entrada del modelo económico neoliberal y el desmantelamiento del Estado de bienestar, los gobiernos de la gran mayoría de los países redujeron drásticamente el porcentaje del gasto público dedicado a la salud.

En la actualidad, los servicios públicos de salud de muchos países son insuficientes para atender las necesidades de la mayoría de la población. Asimismo, cada vez es más común que los servicios públicos de salud no sean totalmente gratuitos para los derechohabientes o que los ciudadanos tengan que recurrir a opciones del sector privado para atender sus problemas de salud.

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La pandemia de Covid-19 se encargará de evidenciar las deficiencias sistémicas de los servicios públicos de salud de la gran mayoría de los países y su insuficiente alcance.

También quedará demostrado el error que cometieron diversos gobiernos al confiar casi por completo en el sector privado para atender las necesidades de salud de su población. Entre los países desarrollados, el ejemplo más claro de este problema es Estados Unidos.

Ojalá que, una vez que quede superada la pandemia (lo cual será un proceso más largo, doloroso y costoso de lo que muchos esperan), los gobiernos comprendan que es momento de replantearse el modelo de salud pública. Se requerirá un esfuerzo presupuestal y estratégico enorme para mitigar los efectos del coronavirus. Ojalá que esos esfuerzos se mantengan al alza una vez superada la crisis.

2. Oportunidad de diversificación de la producción industrial global

De acuerdo con la revista Forbes, “Hoy por hoy la economía de China es la economía manufacturera más grande del mundo con un 28 por ciento de la producción mundial. Es también el mayor exportador de bienes, así como el segundo importador de productos. La economía china representa 75 por ciento del valor de los componentes usados en televisores, 85 por ciento en smartphones, así como prácticamente todos los componentes críticos como pantallas móviles, paneles de TV de celda abierta, así como los chips para LED son importados”.

La pandemia de Covid-19 inició en China y puso contra las cuerdas a la economía del gigante asiático, lo que afectó a múltiples compañías transnacionales que concentran buena parte de su producción en ese país.

Así, el coronavirus está poniendo de manifiesto un problema del sistema económico internacional: la sobredependencia de la economía global hacia la capacidad manufacturera de China. Esto puede ser una invitación para que, en el futuro cercano, las empresas trasnacionales busquen desconcentrar su producción industrial y que ésta se reparta entre más países.

3. Los líderes populistas y sus visiones anticientíficas están quedando exhibidos

Las reacciones de los líderes populistas y autoritarios frente al Covid-19 han sido ridículas.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, debería estar en cuarentena, ya que su jefe de prensa contrajo la infección. Sin embargo, el fin de semana participó en eventos públicos sin restricción o medida de seguridad alguna y declaró que la “histeria” generada por la pandemia le parece “exagerada” y que puede haber intereses económicos detrás.

Además, criticó duramente a la Federación Brasileña de Futbol por suspender la liga indefinidamente con el fin de evitar contagios y tachó la medida de “excesiva”.

Los medios brasileños han criticado duramente la reacción de Bolsonaro ante la amenaza, al tiempo que el virus se extiende poco a poco por Brasil, que se ha convertido en el país de América Latina más afectado por la enfermedad.

Cuando se presentaron los primeros casos de Covid-19 en Irán, el ayatollah Khamenei subestimó la importancia “del así llamado virus” y lo caracterizó como una amenaza menor.

Ahora, Irán es uno de los países más afectados por la pandemia con alrededor de 15 mil casos y más de 850 muertes.

En México, el presidente-predicador López Obrador también minimizó la magnitud de la pandemia y ha seguido participando en eventos públicos como si nada ocurriera. Continúa saludando, abrazando y hasta propinándole mordiscos en el cachete (no se trata de una broma) a sus seguidores.

Es dolorosísimo que las vidas de miles de personas podrían salvarse con liderazgos más competentes que tuvieran capacidad para implementar medidas para mitigar los efectos de la pandemia.

Pero el lado luminoso del asunto es que su ineptitud está quedando en evidencia y sus visiones anticientíficas (al igual que minimizan la pandemia, niegan el cambio climático) están quedando desacreditadas. Ojalá esto nos sirva para blindarnos contra liderazgos populistas y autoritarios en un futuro.

4. Una mala gestión de la crisis de salud aumentaría las posibilidades de que Trump pierda la elección

En relación con el punto anterior, Donald Trump, un populista de primera, corre el peligro de perder la reelección a la Casa Blanca en noviembre próximo si gestiona la crisis de salud de manera pobre. Trataré más a fondo este asunto en mi columna del próximo jueves.

Por: Jacques Coste Cacho

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