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La cantante y actriz Sheyla es pionera en visibilizar a las mujeres de talla grande en la tele

Sheyla debutó en la televisión en 1995, dentro del concurso Valores juveniles (de donde también salieron figuras como Ana Gabriel, Mijares y Ana Bárbara)

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Lleva casi tres décadas de carrera en la televisión y Sheyla considera que en este medio no hay representación de las personas de talla grande ni producciones nacionales en roles protagónicos.

Ella se recuerda como una niña muy histriónica, que siempre estaba en busca de dar su mejor actuación, incluso en situaciones de la vida cotidiana. “Cuando mi mamá me regañaba, iba al espejo para ver cómo tenía que llorar”, comenta.

Esas cualidades y la seguridad que adquirió cantando en reuniones familiares llevaron a Sheyla a debutar en la televisión en 1995, dentro del concurso Valores juveniles (de donde también salieron figuras como Ana Gabriel, Mijares y Ana Bárbara).

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Su buen desempeño le abrió las puertas de otras grandes producciones como “Picardía mexicana”, “Confidente de secundaria”, “Canción de amor”, “La cajita del placer”, y “Cero en conducta”.

Esa cuestión de ser ‘gordita’ fue algo que sin querer me abrió muchas puertas. Como mujer con sobrepeso, no te puedo decir que no me hicieran feito o cosas de ese tipo, porque sí sucedía, pero también te puedo decir que el hecho de ser yo como soy me abrió las puertas de telenovelas y programas de televisión, y de aprender a reírme de mí misma”.

Desde ese momento, la también cantante comenzaba a abrir el camino para que existiera mayor inclusión en la pantalla, y se empezara a romper estereotipos en cuanto al físico que debe tener una mujer.

“Siempre vi como positivo ser completamente diferente. Sin temor a equivocarme, sé que más de una compañera al día de hoy, en su momento cuando empezaron, venían atrasito porque yo venía pateando puertas, eso ha sido importante porque he hecho otros personajes que no precisamente fueron por ser gordita”, añadió Sheyla.

Uno de estos papeles fue el de “Cleodomira “La chata Rivadeneira”, que apareció en la telenovela “Zacatillo, un lugar en tu corazón”, y era la amante del personaje de Arath de la Torre (“Carretino”).

Sheyla dijo que interpretar este personaje fue un logro, además de que el guionista, Pedro Pablo Quintanilla, la escribió específicamente para ella, le dio una oportunidad que años atrás le había sido negada por su talla.

Hubo una productora que me ofreció una telenovela con un papel estelar, pero me pidió bajar 40 kilos de peso. Me sometí a una dieta muy cañona, casi de puro líquido, y no bajé ni diez kilos. Me dio mucha frustración, coraje y tristeza, porque el precio era sacrificar mi salud y a ella no le importó”.

Con semblante serio, Sheyla continúo: “En esa ocasión me dio para abajo muchos meses, porque sí me veía haciendo esa telenovela, sí me visualizaba en ese personaje, y cuando me dicen no, me fui a un hoyo donde subí más de peso”.

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Antes de que se confirmara su participación en “Zacatillo”, la misma persona que le había solicitado cambiar su físico le volvió a pedir que bajara de peso para dar vida a “La chata”, pero en esta ocasión se negó rotundamente, pues no estaba dispuesta a ponerse en riesgo nuevamente.

“Le dije esto es lo que hay, no hay más ni menos. No voy a sacrificar mi salud, ya lo hice una vez, me mandaste a bajar 40 kilos”, contó. “Ya había llorado demasiado el hecho de que me hubiesen borrado de una telenovela por no cumplir con la talla, y “La chata” sí vino para mí y con cosas muy buenas”.

Otro de sus papeles más famosos es el de “Zoila Gordoa Delgadillo” de “Cero en conducta”, el cual llegó a sus manos a través de la directora de televisión Luigina Tuccio, quien en ese entonces estaba casada con el director y productor del programa, Jorge Ortiz de Pinedo.

Me decía que había muchas chavas muy guapas para formar parte del programa, pero ella de niña había sido la “llenita” del salón, y siempre había pensado que hacía falta una niña gordita que siempre había en los salones”, recordó.

Sheyla consideró que este proyecto le ayudó también a forjar un carácter más duro, pues reconoce que en un inicio le costaba escuchar las bromas que le hacían a su personaje, pues las sentía demasiado personales, pero con el tiempo entendió que se trataba simplemente de un guion.

“La Sheyla de ese entonces estaba muy asustada, en el 95 o 97, por ahí, era una mujer muy temerosa de quedarme encasillada en ser “la gordita” del salón o de la escuelita”, señaló, y agregó que también veía con tristeza cómo se tergiversaba la idea de la imagen corporal.

“Pocos retos actorales me han tocado donde nos les importe mi talla, pero en su momento veía a mis compañeras, y oía la queja constante de que estaban bien gordas, y yo sí lo estaba. Ellas se sentían mal por ser talla cinco o siete, y yo llegué a ser talla 26, era increíble oírlas decir que estaban gordas y tenían celulitis. Yo decía tengo todo eso y me siento a toda madre”.

Durante los casi 30 años que lleva en la televisión, Sheyla no considera que haya grandes cambios en cuanto a la representación de las personas de talla grande, pues no hay producciones en televisión abierta que tengan a personas “plus size” en roles protagónicos.

“Sigue siendo un estereotipo completamente, no hay oportunidad que un estelar sea una persona con sobrepeso. Había una telenovela que se llamaba “Mi gorda bella” (2002), y te quiero decir que Natalia Streignard (la protagonista) es una modelo de más de 1.70, y la llenaban de botargas para luego mostrarla buenísima”.

“No hay oportunidad, no se ha visto nada parecido al menos en Televisa y Telemundo que es donde he trabajado, donde el personaje de una mujer gordita sea más allá de una celestina, o de una monja. No ha habido un avance, ahora los manejan como disfrazado, porque se siguen riendo de las personas gorditas y discriminando”.

En su opinión, un verdadero avance sería que se eliminaran por completo las etiquetas, y finalmente entender que al final todos somos personas.

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A lo largo de las 20 novelas en las que Sheyla ha participado ha observado que el estereotipo de las personas con sobrepeso sigue siendo que comen en exceso, y aunque el debate sobre la gordofobia ha sensibilizado un poco a las personas, considera que es necesario tener historias más realistas que reflejen la lucha por la que atraviesan.

Belén Eligio l El Sol de México

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