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Seguridad

Las extorsiones en Michoacán aumentan, pero no las denuncias

En noviembre de 2022, la Fiscalía General del Estado (FGE) registró 18 casos de personas falsamente secuestradas en Michoacán

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MORELIA, Michoacán. En los últimos años, el delito de extorsión se ha hecho más común en los municipios de Tierra Caliente, pues integrantes de la delincuencia organizada se aprovechan de los comerciantes, productores del campo y hasta vendedores de tacos, quienes no denuncian por temor.

“Conmigo lo han hecho, me han pedido lo que le llaman cooperación, que puede ser hasta de 100 mil pesos. A un chavo que vende tacos le pidieron dos millones de pesos y tuvo que irse de Apatzingán, mientras que a otros les han quitado sus camionetas nada más porque les gustaron a los narcos. Por eso, cuando alguien se atreve a denunciar en la Fiscalía, lo primero que hacen es decirles que saquen su seguro, para evitar riesgos”, relata el sacerdote Gregorio López Gerónimo, conocido como el Padre Goyo.

Las extorsiones en el estado se han diversificado y en este año una de las más comunes es la virtual, caracterizada por engaños telefónicos a través de los cuales se logra aislar a una persona para después entrar en contacto con un familiar y hacerle creer que está secuestrada.

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Tan solo en noviembre, la Fiscalía General del Estado (FGE) registró 18 casos de personas falsamente secuestradas, logrando detenciones al momento de cobrar los rescates o ubicando a las víctimas. En Villamar, el 18 del mes pasado un matrimonio viajaba en su camioneta rumbo a Jiquilpan cuando los contactaron por teléfono para amenazarlos con agredirlos si no se movían a un punto en específico, sin darles la opción a colgar. Al mismo tiempo, los delincuentes le llamaron a la familia para exigir un rescate o iban a ser asesinados. En este caso sí hubo denuncia y las autoridades desactivaron la pretendida extorsión.

Eduardo Guerrero Gutiérrez, socio fundador de Lantia Consultores y uno de los expertos más renombrados en seguridad, afirma en entrevista exclusiva que en Michoacán debe preocupar el aumento del delito de extorsión, mismo que ha escalado desde 2021 pero que no aparece en las estadísticas oficiales porque las denuncias son mínimas.

En los estudios que tenemos desde del año pasado hemos notado que hay un problema masivo de extorsión presencial, el cual se ha extendido muchísimo y afecta a todas las capas sociales, pues ya no es un asunto en el cual las víctimas sean sólo los aguacateros o los limoneros”.

La gran diferencia al respecto puede apreciarse en dos estudios recientes. Por un lado, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad Pública (Envipe 2022) del Inegi demostró que la extorsión fue el principal flagelo en la entidad, pues representa el 28 por ciento del total, impactando a más de cinco mil personas por cada 100 mil habitantes. Le siguieron el fraude, las amenazas verbales, el robo en la calle o en transporte público, el robo de vehículo, robo de casa y las lesiones.

En contraste, si se analizan solo las denuncias presentadas, Michoacán se encuentra entre las seis entidades con menor incidencia de este delito, de acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

“Hay pavor a presentar denuncias; a la extorsión hay que entenderla como un crimen organizado, con un jefe y varios operadores, lo que lo hace muy peligroso porque a quien desafía a las células de este tipo puede recibir represalias. Es un tema que irá cobrando más relevancia en el estado”, dice Guerrero Gutiérrez.

Añade que otro fenómeno que será parte de la agenda 2023 es la sobrepoblación en los penales; aunque en términos relativos el estado tiene una cantidad controlada, está creciendo a unas tasas muy altas “y pronto podría haber un problema grave de saturación”.

A ese respecto, el coordinador del Sistema Penitenciario de Michoacán, Ignacio Mendoza Jiménez, dijo en agosto de este año que el Penal de Mil Cumbres ya estaba rebasado en un 32 por ciento, que en número de personas se traduce en al menos 500.

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Un tercer problema ya muy visible y preocupante, subraya Eduardo Guerrero, es el de la violencia contra la mujer en los territorios con alta presencia de los grupos del narcotráfico. Ahí es constante que como una forma de venganza se asesine a las mujeres de la familia, a lo que hay que sumar la trata de personas que tienen como principal víctima a la mujer.

“Tenemos que estudiarlo más, pero también crece el involucramiento de las mujeres en el narcotráfico, no necesariamente como sicarios, pero sí como vigías, o como vendedoras de droga en bares. Esa violencia de género es más visible en Michoacán que en otros estados, hay algo anómalo, por eso lo tenemos que estudiar a fondo”, señala, y agrega que en ese entorno de víctimas múltiples también hay que contar a los menores de edad, quienes también sufren las venganzas criminales contra un ente familiar.

El egresado de la Universidad de Chicago afirma que junto a la distribución de drogas, el “portafolio criminal” de los grupos se ha diversificado con otras actividades como la ya mencionada extorsión, el cobro de piso, tráfico de personas y robo de mercancías en carretera.

Si sólo se habla de consumo, el experto asume que es “muy preocupante” cómo ha aumentado la adicción al cristal entre los campesinos dedicados a cosechar aguacate, fresa y limón. “Tenemos información de que Cárteles Unidos inducen mucho a aficionarse al cristal, y si esta tendencia continúa, lo que seguirá es el fentanilo”.

Lamenta que desde 2016 haya desaparecido la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, la cual era el parámetro para saber qué acciones realizar en el combate al fenómeno del consumo.

“Es de las grandes aberraciones no solo de la administración de López Obrador, sino de la previa: es una locura, tenemos una tasa de crecimiento muy alta pero estamos mirando a otra parte y corremos el riesgo de que en un futuro veamos poblaciones enteras de adictos, como de hecho ya se tiene en zonas de Colima, donde hay colonias de zombies, chavos que se aficionaron al cristal y ya no pueden recuperarse. Es increíble que se haya perdido la encuesta y habría qué presionar para que se reinstale”.

Guerrero reconoce que en el estado sí hay una clara disminución en homicidios dolosos, pero aún falta averiguar cuál es el motivo de ese descenso y si hay condiciones para que pueda hacerse tendencia en el largo plazo. Por lo pronto, observa que hay acciones como políticas de prevención y programas sociales que contribuyen a aminorar los crímenes, así como la disuasión a los grupos armados.

“En Michoacán la violencia tiene varias dimensiones, hay sitios donde las organizaciones criminales están muy arraigadas y se da la disputa entre dos grandes cárteles, a los que se suman los locales como Los Viagras o el Cártel de Tepalcatepec”.

La estrategia ideal, apunta, debe considerar el crecimiento en número de las fuerzas armadas, como lo ha planteado el secretario de Seguridad Pública, José Alfredo Ortega Reyes, que pretende pasar de 5 mil a 10 mil efectivos.

En la Ciudad de México hay un superávit de policías que prácticamente triplica al mínimo recomendado, “lo cual es positivo, pero no se trata de poner policías en todas partes, sino en las áreas donde se generan más delitos. Habría que ver si eso no causa un efecto cucaracha, lo cual no ocurre tan fácil porque los criminales en estos casos tiene que pagar altos costos para mudarse de zona”.

El también especialista en políticas públicas de seguridad, Bernardo León Olea, deja claro que los altos índices de impunidad en México permiten que los delitos incluso de mayor impacto, como el homicidio doloso, queden impunes. Invitado a un foro reciente para analizar causas y estrategias para prevenir la violencia en Michoacán, señala que el crimen “no es un fenómeno de la naturaleza”, sino acciones del ser humano que en el caso del país quedan sin castigo, pues en el 98 por ciento de los delitos no hay pena alguna.

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“Si no hay denuncias, digamos que la autoridad ni se entera”, refuta, y recuerda que según la encuesta de Victimización del Inegi, en el 2021 se registraron 28 millones de delitos en México y 600 mil en la entidad, aunque solo el siete por ciento se denunciaron. En el país se tiene una tasa de 29 homicidios por cada 100 mil habitantes, 128 robos con violencia y 48 asaltos a casa habitación. En ese tenor, el experto destaca que el número de delincuentes no es tan alto:

“Son 540 mil en un país de 120 millones de habitantes, menos del 1 por ciento de la población y nos tienen como nos tienen”. Rechaza que factores como la pobreza sean la causa para delinquir en México, pues de acuerdo a cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) hay 56 millones de pobres.

En ese sentido, destaca que “la impunidad es un gran negocio”, pues de los 28 millones de delitos que se registran, solo 3 millones se investigan y 13 mil alcanzan algún castigo. Por ello, “la probabilidad de cometer un delito y ser sentenciado es casi igual a cero”.

Dice que es urgente atender la problemática de la inseguridad de abajo hacia arriba, fortaleciendo a las policías municipales, con estrategias que ubiquen a los focos rojos y una política que privilegie el acercamiento con la gente a través de grupos vecinales, así como privilegiar la recepción de denuncias, independientemente de las fiscalías.

Al diagnóstico se sumó Salvador Maldonado, investigador de El Colegio de Michoacán, quien coincide en ver a la impunidad como uno de los males sistémicos que también incluyen penas mínimas las cuales desembocan en auténticas carreras criminales. Recuerda que en 2021 se iniciaron 46 mil carpetas de investigación con 48 mil víctimas, pero sólo se lograron judicializar poco más de 5 mil 700.

La denuncia sigue siendo un dolor de cabeza para las víctimas, subraya, de ahí la importancia de no esperar a que el delito suceda, sino que se prevenga. Ejemplifica que los delitos del fuero común como el robo o las amenazas son los que se diversifican más:

“Hoy roban, mañana amenazan, luego secuestran… si esa carrera criminal no tiene un sistema efectivo para su prevención o castigo, seguirá siendo exitosa, porque luego pasa de lo individual a la creación de una banda organizada”, concluye.

Francisco Valenzuela | El Sol de Morelia

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