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Inteligencia Artificial

Algunos animales e insectos usan las estrellas para guiarse

Desde la antigüedad, los marinos se han guiado con las estrellas

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Foto: Especial

Aunque actualmente la astronavegación se realiza mediante los satélites de posicionamiento global, como el GPS de Estados Unidos, el Glonass de Rusia, el Galileo europeo o el BeiDou de China, el ser humano no es el único que se guía con las estrellas, pues también las aves y los insectos miran al cielo para no extraviarse.

En 1911, el entomólogo Felix Santschi descubrió que algunas especies de hormigas utilizan el Sol como punto de referencia.

Algunos insectos observan luz polarizada, producto del reflejo de la luz del Sol o la reflejada por la Luna en la atmósfera, el agua o en algunas hojas. Estos insectos ven un mayor contraste entre luz y sombra, un patrón de líneas rectas o concéntricas, como un andamiaje de luz. Es así como las abejas encuentran alimento y el camino de regreso a la colmena.

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Los animales nocturnos evolucionaron para adaptarse a la obscuridad de la noche y aprovechar las mínimas cantidades de luz disponible.

El colorín azul o azulejo (Passerina Cyanea), es un ave que habita desde Norteamérica hasta Centroamérica y migra en estaciones, siguiendo a la estrella polar o las estrellas circunpolares, para viajar al norte. Mientras que el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) aprende a distinguir patrones estelares para reconocer el norte del sur, mientras viaja entre África y Europa.

Otra ave astronavegante es el vencejo negro (Cypseloides niger), que vuela entre Norteamérica y Sudamérica. Ella regula la altura de vuelo en función de las fases lunares. Vuela más alto en Luna Llena y más bajo en Luna Nueva. Esto se debe a que muchos insectos siguen también a la Luna, y al ser iluminados por ella, son más visibles y se vuelven una fuente de alimento ideal para las aves en su vuelo migratorio.

Usando rastreadores colocados en los vencejos, se descubrió que durante el eclipse total de Luna de enero de 2019, los vencejos descendieron el vuelo, y al finalizar el eclipse, remontaron, lo que confirmó que la Luna regula su altura de vuelo. También, en los eclipses de Sol, muchos animales retoman su actividad nocturna, que terminan minutos después cuando finaliza el fenómeno.

Un insecto astrónomo es la palomilla de alas internas amarillas (Noctua pronuba). Es más eficiente volando si hay Luna o estrellas, que utiliza para orientarse, en lugar de volar sin rumbo, algo común entre varios insectos.

Sin embargo, esta capacidad de guiarse por fuentes de luz, lleva a los insectos a atorarse en las luminarias artificiales de las ciudades. Se calcula que hasta un 30 por ciento de los insectos atrapados en los bancos de luz, vuelan deslumbrados hasta morir o son presa fácil para murciélagos, aves y arañas. En el campo, las trampas de luz se utilizan para alejar a los insectos de los cultivos, aún así el exceso de luz artificial está diezmando su población.

De igual forma, tres o cinco días después de nacer, las tortugas saldrán del nido entre el anochecer y el amanecer para evitar el calor diurno. Ellas buscarán la luz de la Luna o de las estrellas reflejada en el mar para dirigirse al agua. Pero la luz citadina o de restaurantes en las playas, desvían su atención y las tortugas se dirigen en dirección contraria al mar, en donde morirán.

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Entre los escarabajos, existen los peloteros, los cuales recogen el estiércol de otros animales para hacer una bolita, que entierran y les sirve de alimento, además, la hembra deposita dentro de la bolita un huevo, que al nacer la larva se alimentará de ella. En la mitología egipcia, la bolita de estiércol representaba al disco solar, el cual era empujado a lo largo del cielo por el dios Ra.

En el sur de África vive el escarabajo pelotero Scarabaeus satyrus, que similar a la mitología egipcia, interacciona con los astros, aunque de manera distinta. Este escarabajo utiliza la Luna y las estrellas, como medio para orientarse, un verdadero astrónomo en miniatura. Una vez que el escarabajo encuentra el estiércol y hace su bolita, se enfrenta al problema de la competencia por recursos, otros escarabajos tratarán de robarle su preciado tesoro.

Escapar de ahí en cualquier dirección es lo más conveniente, pero al empujar la bolita en suelo irregular, comenzará a andar en círculos, como los humanos perdidos en el bosque. La solución es fijar un punto de referencia para huir en línea recta.

Con tal fin, el escarabajo hace una pausa, se sube a la bolita y da vueltas a manera de danza, para ubicar las fuentes estelares de luz. Cuando hay Luna, será su guía, pero en las noches sin Luna, científicos de Suecia y Sudáfrica descubrieron en 2013, que este escarabajo se orienta mediante la Vía Láctea y así, huir en línea recta.

El cerebro y ojos de los insectos no tiene la resolución para distinguir cada estrella en el cielo, ellos sólo identifican un gradiente de luz o el patrón de luz polarizada para ubicar los puntos más luminosos. La Vía Láctea, el camino de leche proveniente del pecho de Hera, en la mitología griega, es también el camino estelar que guía a muchos insectos en sus aventurados recorridos nocturnos.

Algo debemos aprender de los interesantes animales astrónomos. Así como el escarabajo pelotero, no importa lo que carguemos en esta vida, siempre podemos hacer una pausa y mirar las estrellas.

Germán Martínez Gordillo / El Sol de México

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