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Política

La noble acción de reciclar tapitas de pet

Tiene fines ambientales, pero también reunir fondos para ayudar a personas que sufren enfermedades, como el cáncer

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Foto: Roberto Hernández

Ya sea en restaurantes, aeropuertos e incluso en los lugares de trabajo o escuelas, hay puntos de recolección de las populares tapitas de pet, lo cual, además de tener una intención ambiental, busca también apoyar a causas de salud.

El beneficio más evidente que tiene su recolección es que se le da un segundo uso a los residuos, evitando que estos terminen en los botaderos de basura o peor aún, en los mares. De manera que esto reduce considerablemente la huella de carbono creada por la producción de plásticos.

Cada año se producen más de 30 millones de toneladas de pet en el mundo y un promedio de ocho millones de toneladas de plástico son vertidas cada año en los océanos, lo cual equivale a vaciar en ellos un camión de basura lleno cada minuto.

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Si estas cifras continúan, se estima que para 2025 los mares tendrán una tonelada de plástico por cada tres de animales marinos y que para 2050 habrá más plástico en el agua que cantidad de peces.

Al considerar que para hacer un kilo de este material se necesitan 1.75 litros de petróleo, incrementar su tiempo en el mercado no sólo disminuirá la cantidad de residuos, sino también el uso de combustibles fósiles.

De acuerdo con un informe realizado por el Instituto DKV de la Vida Saludable, en colaboración con ECODES, Fundación Ecología y Desarrollo, el plástico debería ser convertido en un aliado y no el causante de un problema ambiental.

Es por eso que actualmente existen diversas iniciativas que invitan a la sociedad a reciclar y reducir nuestra huella de carbono.

En México el kilo de pet se compra y vende mejor que cualquier otro plástico, es por eso que las fundaciones optan por juntarlo y de este modo obtienen más recursos para lograr sus objetivos.

A diferencia de las latas y botellas, las tapas ocupan menos espacio, y por lo general las fundaciones no cuentan con grandes bodegas para almacenar el material demasiado pesado.

“Recolectar tapitas es más rentable para las plantas recicladoras, sumando que es más fácil para las personas juntar una gran cantidad, aunque no cuenten con un espacio grande”, comentó la coordinadora de Banco de Tapitas Coapa, Miriam Arias Rojas.

Todas las tapas de plástico se pueden reciclar: de refresco, detergentes, jabones líquidos desodorantes, medicinas, lácteos, etcétera. Estas tienen un código de resina 2 y están hechas de polietileno de alta densidad, que es uno de los plásticos más sencillos de reciclar. Cabe destacar que también es un material que ya está pigmentado.

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Una vez que son llevadas a los centros de reciclaje, se lavan, después se separan por colores y son ingresadas a las trituradoras, en donde se convierten en pequeños trozos de plástico.

Dicho trozos crean una especie de masa que después será moldeada de acuerdo con el artículo que se quiera producir y que pueden ser desde escobas hasta cubetas, trastes y juguetes.

De ahí también se obtiene la denominada madera plástica, un material rígido del que se obtienen todo tipo de muebles como sillas, mesas y bancos, así como marcos para ventanas, puertas, botes de basura, tablones para pisos y cercas. Todo esto puede reciclarse y se volverá a usar en otros productos, una y otra vez.

Su reciclaje para fines ambientales es sólo uno de los motivos por los que las organizaciones recaudan este material, sin embargo, su objetivo principal es recaudar fondos para ayudar a mujeres, jóvenes y niños que sufren enfermedades como el cáncer.

Después de recibir las tapitas, las fundaciones venden el material a los centros de reciclaje en donde se lleva a cabo el proceso mencionado.

Los recursos obtenidos son destinados a las diferentes necesidades de estas personas, como medicamentos, quimioterapias o artículos como muletas, camas, sillas de ruedas o andaderas.

“Recibimos a muchos niños de las Sierras, y cuando vienen a sus tratamientos y se quedan varios días o meses, la fundación cubre los gastos de hospedaje y transporte si es necesario”, agregó Miriam Arias.

Esta fundación recibe a pequeños que no cuentan con seguro social o de bajos recursos. Para ser ingresados, requieren llenar un formato con sus datos, su padecimiento y sus necesidades médicas, de este modo podrán recibir la ayuda que necesitan.

Los servicios y medicamentos son totalmente gratuitos. Su registro puede ser vía internet o acudiendo a alguno de sus centros de acopio.

Banco de Tapitas cubre un tratamiento integral, es decir, también tienen programas en los que ayudan a los niños a tener un bienestar emocional. Por ejemplo, les hacen fiestas de cumpleaños y tienen tratos con la Sedena para que los pequeños puedan formar parte de los desfiles que hacen anualmente.

También durante la pandemia otorgaron tabletas, celulares y computadoras para que los menores pudieran seguir tomando sus clases.

Por otra parte, para quienes tienen un diagnóstico poco favorable, ponen en práctica un programa que consiste en cumplir un sueño, que puede ser visitar la playa, viajar en globo o ir a algún lugar que deseen.

Otra forma que tiene la organización de generar recursos es la TapiTienda, en la que venden artículos hechos por artesanos mexicanos, lo que apoya el comercio local, y productos hechos de tapas recicladas, tales como botes y contenedores de plástico.

“Entré a esta fundación motivada por una niña que juntaba tapitas para pagarse su quimioterapia, desafortunadamente ella se fue y yo me quedé con sus tapitas y con una responsabilidad social y emocional de seguir contribuyendo a esta causa”, comparte.

Actualmente, la fundación cuenta con 300 centros de acopio en el país y tres en Estados Unidos.

Además del Banco de Tapitas, existen diversas organizaciones que ayudan a personas con cáncer por medio del reciclaje. Otra es Comunidad Musas, una organización dedicada a recolectar papel y otros materiales para apoyar a mujeres con cáncer.

Llevar a cabo prácticas es un ejercicio de conciencia que contribuye a mejorar el ambiente e incrementa la acción social entre diferentes grupos de personas.

Aparte de que ya tiene un valor económico en el mercado, la satisfacción de ayudar a tener un planeta menos contaminado y ayudar a personas que lo necesitan es invaluable en estos tiempos tan difíciles para muchos.

Contribuir a disminuir la huella de carbono y ayudar a quienes lo necesitan es la combinación ideal para construir un mejor mundo para quienes vienen detrás de nosotros.

“Hay que saber que somos muy afortunados, y si nosotros lo somos ¿por qué no dar un empujón a los demás? Contribuyamos a nuestra sociedad y a nuestro medio ambiente donando nuestras tapitas”, agregó.

José Carlos Román / El Sol de México

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