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La Opinión

Ómicron recuerda que la pandemia de Covid-19 está muy viva

Ómicron ya tomó la bandera de contagio y parece que no se va a detener en el corto plazo; en Europa central suspenden las fiestas navideñas

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En algún momento de esta pandemia tenía que suceder, fue en Europa Occidental donde los antivacunas dieron su brazo a torcer y comenzaron a inocularse ante el tsunami de contagios que se avecina por la variante Ómicron, que ya se encuentra en al menos 90 países, pero la Organización Mundial de la Salud cree que pronto estará en todo el mundo.

Simplemente, los expertos en Estados Unidos prevén un millón de casos por día, tras la aparición de esta nueva variante, de acuerdo con el director saliente de los Institutos Nacionales de Salud de EU (NIH), Francis Collins. Sin pasar por alto que es el país con el mayor número de afectados (50.8 millones de contagios) y de muertos (800 mil) desde que comenzó esta pandemia. 

El asunto es que, al principio se menospreció el poder de esta variante y se habló de su bajo nivel de daño, pero parece que se pasó por alto su nivel de contagio y parece  que ya nada para a esta nueva ola y nos encamina hacia un tercer año de pandemia con unos 5.3 millones de muertos en todo el mundo. 

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La verdad, le volvió a fallar el cálculo a la OMS, todo por no afectar el área económica de los países, como sucedió con la primera ola donde el organismo decidió ser cauto, los primero contagios se dieron a conocer en Wuhan, China, a mediados de diciembre de 2019, y fue hasta 11 de marzo de 2020 cuando se declaró la pandemia. 

Las farmacéuticas que desarrollaron las vacunas que existen hoy en el mercado para combatir el Covid-19 –por cierto ninguna es ciento por ciento segura, pues para que esto suceda tiene que pasar al menos 10 años perfeccionándola, pero es la mejor opción que hay– aceleran el paso para desarrollar  un nuevo antídoto contra Ómicron, pero con optimismo eso sucederá hasta marzo.

Por su puesto, mientras más del 70 por ciento del rebaño no esté vacunado en el mundo, pensar en controlar el Covid-19 está muy lejano y, nos guste o no. La OMS es en buena medida responsable de esa situación, realizó toda una campaña en contra del acaparamiento de vacunas por parte de los países ricos, en lugar de buscar los mecanismos adecuados para que funcionara su programa de distribuciones de antídotos llamado COVAX.

Es verdad que la premura económica, la violencia en casa, el tedio, la falta de esparcimiento, el cambio de régimen laboral son secuelas muy lacerantes para todas las sociedades en el mundo, esto sin contar con el daño médico, pero tan bien era y es indispensable tomar parámetros especiales, que ayuden a las sociedades revertir y contener esa crisis sanitaria mundial.

No se puede negar que hoy hay dos mundos, uno prepandemia y, el otro, que apenas comenzamos a descubrir, con nuevos retos en prácticamente todos los ámbitos el de salud –el más importante–, el económico, el laboral, el de concentración de masas, no podemos hacer como si no hubiera pasado nada, porque Ómicron ya nos está diciendo que hay que tomar con mayor seriedad la pandemia.

Hasta los antivacunas, principalmente europeos y estadounidenses, se comenzaron a dar cuenta que la situación es grave y decidieron tomar la opción de inocularse, ciudadanos de Italia, Bosnia y Rumania son un ejemplo de ello, tras reportar fuertes rebrotes cambiaron su actitud y aceleraron los niveles de vacunación en sus países.

Ómicron ya tomó la bandera de contagio y parece que no se va a detener en el corto plazo, por los menos en Europa central se volvieron a suspender muchas fiestas navideñas, regresaron las mascarillas y si eso no basta, entonces los confinamientos y las calles desoladas volverán a brillar por todo lo alto.

Esto no se trata de gobiernos de izquierda o de derecha, ni de pobres o ricos, se trata de hacer conciencia colectiva que tome en cuenta que los gobiernos no pueden hacerlo todo, por el contrario todos los mandatarios en el mundo están en riesgo de perder sus cargos si la pandemia se vuelve a salir de control. Como ya está sucediendo.

A unos cuantos días de la Navidad, ya se multiplican nuevamente las restricciones ante Ómicron, con un confinamiento en Holanda y la cancelación de fiestas y cierre de sitios culturales en otros países, mientras crece la presión sobre los  que aún se resisten a la vacuna.

Por lo pronto muchos gobiernos aceleran la aplicación de una tercera dosis de refuerzo, vacunan a sus menores de cinco años en adelante, deciden hacer sus aportaciones de antídotos vía directa entre países debido al fracaso del COVAX, todo esto con la finalidad de frenar a Ómicron, esperemos que no sea demasiado tarde. O usted ¿qué cree?

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