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Baja California

Una larga fila de hambre y ansiedad se forma en La Casa de los Pobres

Desde las 5 de la mañana, cientos de personas se forman a la entrada de este albergue en busca de alimento porque quedaron sin trabajo y sin hogar por la pandemia de Covid-19

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La Casa de los Pobres
Desde hace más de 60 años la organización ofrece ayuda a los más necesitados. Crédito: Cortesía

TIJUANA, Baja California. Son casi las 8:00 de la mañana y afuera de La Casa de los Pobres, en la colonia Francisco Villa de Tijuana, hay más de 500 personas que esperan desayuno.

Es una larga fila de hambre y ansiedad, un reflejo de lo que la pandemia ha dejado en esta ciudad fronteriza que registra un alarmante incremento en el número de indigentes, personas en busca de alimento porque se han quedado sin trabajo o no tienen hogar.

“Es una situación muy difícil para nuestra gente, una situación de hambre, de ansiedad, porque no se sabe qué va a pasar adelante, es una ansiedad muy fuerte que está viviendo nuestra gente”, dijo la hermana María Antonia Castorena, directora de La Casa de los Pobres.

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Son familias enteras que desde las casi 5:00 de la mañana aguardan a la espera de un pan, de unas vitaminas, de una despensa, porque muchos de los que hoy acuden a La Casa de los Pobres no tienen ni para comer.

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“Es de gran ayuda para los que estamos sin trabajo o que nos quedamos sin comida, sin cosas porque tuvimos que venderlas o víctimas de fraude… es de gran ayuda”, dijo Isela Arellano mientras se forma en la fila.

Para las voluntarias de La Casa de los Pobres, que desde hace más de 60 años ofrece ayuda a los más necesitados, este 2020 ha sido de los años más difíciles por la mayor cantidad de indigentes y migrantes que llegan, pero la comida no alcanza.

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“Ha aumentado que se vienen de otros lugares del país, ellos mismos nos platican que antes tenían trabajo, ahora no tienen trabajo, tenían un lugar donde rentaban, esta gente no tiene documentos (para cruzar a Estados Unidos), no tiene un trabajo estable, por esta situación de pandemia no han podido trabajar”, señaló la hermana Castorena.

En esa larga fila de hambre y ansiedad están formados niños, mujeres y ancianos, padres y madres sin trabajo que de lunes a viernes llegan desde muy temprano a La Casa de los Pobres en busca de alimento.

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