En el sur de la Ciudad de México se ubica el Museo Tacvbo, una colección perteneciente a Angelo Barrera, que se compone por más de 50 piezas de Café Tacvba que van desde vinilos, hasta plumas de guitarra y guitarras firmadas.

“Empecé la colección porque quería el disco Revés/Yo soy”, cuenta a El Sol de México sobre estas piezas, en las cuales ha invertido más de 300 mil pesos, y cuyo diseño del espacio estuvo a cargo de él mismo junto con un joven llamado Matildo. “Le pasé las medidas del espacio y me ayudó”.

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“En su página estaban todos sus discos, y se podían comprar en tiendas de discos, me compré todos, pero ese no existía. Me esperé como cinco años hasta que encontré páginas de ventas por internet, y la persona que me lo vendió me vendió el Re de cartón, unos sencillos y el Sino”.

Al entrar a la habitación, donde tiene cuidadosamente acomodados los objetos, lo primero que se observan son dos pares de tenis que están en una plataforma que cuelga del techo.

En ese soporte también tiene los CDs de soundtracks de películas como Batman y Robin (con “Alármala de Tos”) y Amores perros (“Avientame”), en las cuales participó la banda, o Roma, donde aparece “La hora exacta” de Quique Rangel.

Enfrente de la cama hay un espacio dedicado a Joselo Rangel y su faceta como escritor, donde tiene ejemplares de sus libros Crócknicas de un tacvbo, Los desesperados y One hit wonder.

“En el inicio las buscaba en sitios de venta por internet, y ya de las personas que me vendían ahí, me decían que tenían más objetos, y también en Instagram. Con el tiempo no sólo se acercaban para venderme, sino también para regalarme”, cuenta Angelo, quien descubrió a los intérpretes de “Eres” a través de su hermano.

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Las etapas de Café Tacvba

En su colección también se encuentran distintas versiones de álbumes como Re y Tiempo transcurrido provenientes de países de Latinoamérica y hasta Japón, que Angelo ha comprado vía internet.

También hay cassettes, sencillos, pósters y una serie de boletos de los conciertos a los que ha asistido en México y Estados Unidos, así como objetos pertenecientes a las facetas solistas de Rubén, Meme del Real, Quique y Joselo Rangel.

En la cabecera de la cama, yace un cuadro con fotos suyas posando con los integrantes de la banda, a quienes ha tenido la oportunidad de saludar en distintas ocasiones.

“Hay fotos de las giras, de los meet and greets, salen algunos miembros del staff. Pura buena onda ahí con ellos”, dijo al respecto.

Los alter ego de Rubén Albarrán

Uno de sus rincones favoritos son los estantes donde tiene una serie de muñecos de crochet, inspirados en los alter egos de Rubén Albarrán, como Cosme, Gallo Grass, Massiosare o Amparo Tonto Medardo In Lak.

Todos ellos los mandó a hacer con una artesana de Instagram conocida como “Mi gurumis”, y están acomodados al lado del disco donde el cantante ostentó dicho alter ego.

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“Aproveché un día que lo vi, y me firmó toda la discografía. Él siempre te firma en función de la época de cuando sea la merch”, cuenta.

Por ahora el museo permanecerá en esa casa, donde él ya no habita pero visita regularmente. Su próxima meta es colocar un piso de vidrio, para acomodar todas las revistas que posee de la banda, que según sus cálculos suman alrededor de 60.

Belén Eligio | El Sol de México