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CDMX

Marchar cada año en la CDMX es un esfuerzo y sacrificio para las familias de Ayotzinapa

Los padres y hermanos de los normalistas deben ahorrar e invertir mucho tiempo para marchar.

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Los padres y hermanos de los normalistas deben ahorrar e invertir mucho tiempo para marchar.

Para las familias de Ayotzinapa marchar cada año en la capital del país no sólo implica el tiempo que dura la manifestación, también requiere ahorro previo para transportarse desde Guerrero, así como la organización para movilizarse y exigir justicia.

Este es el caso de Lourdes Caballero Sánchez, hermana de Israel, uno de los 43 normalistas desaparecidos hace 10 años en Iguala, pues la familia proviene de la comunidad indígena de Atliaca, que se encuentra a la mitad de camino entre Tixtla y Apango.

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La joven, al igual que los familiares de otros jóvenes, viajó desde inicios de esta semana para participar en los diferentes eventos conmemorativos que tienen lugar cada año en la ciudad.

En entrevista con El Sol de MéxicoLourdes señaló que cada año, previo a estos eventos, quienes vienen a la capital del país comienzan a ahorrar, ya que necesitan al menos 800 pesos para pasajes, además del tiempo que implica dejar a la familia, pues hay integrantes que, por cuestiones de salud, no pueden trasladarse.

“Para asistir a las actividades es un tanto difícil, porque no todos pertenecemos al mismo lugar de donde está la Normal. La mayoría de los chavos son de fuera y los papás (tienen que) llegar a la Normal y de ahí salir a la Ciudad de México, sí es complicado, porque tienen que gastar en pasajes, dejar a la familia, dejar el trabajo y es difícil.

“En mi caso, yo me organizo con mis hermanas, con mi mamá, ella es diabética y no puede venir, a veces de plano no podemos asistir a los eventos, porque alguien de la casa tiene que trabajar”, expuso.

Cuando se aproximan las marchas, explicó, su familia se limita en algunos gastos para juntar el dinero que les permita hacer el trayecto. Además, en cada evento, mitin o protesta, venden artículos como carpetas bordadas, playeras y bolsas artesanales; sin embargo, en la venta a veces hay días buenos y a veces malos, comentó.

Lourdes señaló que, en algún momento de la lucha, el gobierno (no ubica si el local o el federal) les ofreció apoyarlos económicamente, durante su estancia en la capital del país; sin embargo, las familias no lo aceptaron, para evitar que hubiera cuestiones políticas de por medio.

“No queremos de esos apoyos, porque no queremos que confundan y que digan ‘no, pues ya les están pagando, ya no protesten o ya no estén reclamando a sus familiares’. Entonces, por esa razón es que no quisimos y por eso también para nosotros es difícil y sobrevivimos con las cositas que hacemos”, expuso.

La joven lanzó un llamado a la ciudadanía para que acompañen a las familias en su exigencia de justicia, ya que aún no han llegado a la verdad del caso. Y a las autoridades, les aseguró que no se rendirán ni claudicarán hasta tener respuestas.

Felipe de la Cruz, vocero del Colectivo de Madres y Padres por la Verdad y Justicia de los 43, señaló que desde el inicio ha sido complicado para las familias de Guerrero trasladarse a la Ciudad de México, porque muchas de ellas se dedican a la tierra, no tienen salario fijo y no hay nadie que les ayude para poderse mover.

“Con muchos esfuerzos, vendiendo el pollo, el marrano en ocasiones para poder venir y trasladarse, y ya después de 10 años se va haciendo más complicado el traslado para todos ellos; pero la necesidad y la esperanza los siguen moviendo para hacer las actividades”, comentó.

Detalló que al principio muchas organizaciones civiles ayudaron al movimientosin embargo, con el paso del tiempo se retiraron, lo cual fue resentido para las familias de los jóvenes, haciendo más difícil los traslados, por falta de recursos.

Actualmente, el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez los apoya en su estancia previo a una marcha que partió del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino.

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El profesor Martín Méndez, de la Agrupación Nuestra Clase, que ha acompañado la causa de los 43 desde el inicio, detalló que los padres, familiares y amigos de los jóvenes desaparecidos dependen en gran medida de la solidaridad de la gente, de las organizaciones y de los estudiantes de las normales rurales, para venir a la Ciudad de México, además de lo que aportan de su bolsillo.

“Algunos padres y madres han tenido que hacer malabares para solventar sus gastos y estar en la lucha”, dijo.

Karla Mora | El Sol de México

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