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Política

La reforma al Poder Judicial destruye y entierra a la democracia: Ernesto Zedillo

“Mi primera decisión importante como presidente fue una iniciativa para reformar la Constitución de la República”, dice Ernesto Zedillo

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Ernesto Zedillo Ponce de León, ex presidente de México, afirmó que la reforma al Poder Judicial destruye y entierra a la democracia mexicana y deja un Estado de Derecho frágil y en manos del poder gubernamental.

“Nuestro Congreso Federal acaba de aprobar -y ha sido ratificado por una mayoría de Legislaturas estatales- un conjunto de reformas constitucionales que destruirán el Poder Judicial y, con ello, enterrarán la democracia mexicana y lo que quede de su frágil Estado de derecho”, declaró en ante más de 100 jurisdicciones del mundo representadas reunidos en la Conferencia Anual de la International Bar Association (IBA) 2024.

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Sin mencionar a Morena y al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el economista dijo que los promotores de la reforma al Poder Judicial han hecho referencia falsa y perversa a la motivación, el contenido y los resultados de la reforma que emprendí en 1994.

“Mi primera decisión importante como presidente fue una iniciativa para reformar la Constitución de la República con el preciso fin de fortalecer la independencia y las capacidades del Poder Judicial mexicano”, comentó el ex mandatario mexicano.

La reforma judicial —junto con otras que impulsé y fueron logradas— surgió de mi convicción de que la dificultad de México para satisfacer las demandas incumplidas de nuestro pueblo de progreso económico, social y político, se enraizaba fundamentalmente en nuestro fracaso histórico de construir una verdadera democracia, señaló el ex funcionario del Banco de México (Banxico).


Desde el fin de la fase bélica de la Revolución Mexicana en la segunda década del siglo XX, nuestro país fue uno en que, a diferencia de muchos otros de América Latina y el mundo, los poderes Ejecutivo y Legislativo se renovaban periódicamente mediante elecciones regulares y multipartidistas, aunque limitadas, recordó el político del PRI.

“La Constitución estipulaba la democracia como nuestro régimen político. Sin embargo, las reglas formales e informales eran tales que, durante mucho tiempo, los partidos
políticos distintos al mío, de hecho, no tenían oportunidad de ganar esas elecciones periódicas”, manifestó Ernesto Zedillo Ponce de León.

A nivel nacional y local, prevalecieron reiteradamente los gobiernos, tanto del poder Ejecutivo como del Legislativo, provenientes de un sólo y mismo partido, aunque con una regla de oro de no reelección, y esos mismos gobiernos eran los responsables de organizar y validar las elecciones, expresó el ex presidente de México.

Sin duda, la estabilidad política con el dominio de un solo partido produjo un progreso económico y social significativo durante varias décadas y permitió la creación de instituciones importantes y útiles, concluyó.

Pero también tuvo un alto costo: un ejercicio del poder sin control, sin contrapesos y arbitrario. Las acciones del Ejecutivo no fueron controladas ni contrarrestadas por el Congreso; se asumía que el papel de este último era apoyar incondicionalmente al Ejecutivo.

Ese apoyo fue bueno para ciertos propósitos. Sin embargo, durante las épocas de mayores desafíos ello también consintió el uso abusivo de la autoridad, lo que se tradujo en la formulación de políticas equivocadas que llevaron a graves crisis económicas y represión política.

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