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Sergio Arau dice que con la Novena de Beethoven llegan sensaciones y quieres llorar

Opina de la obra de Beethoven, a 200 años del estreno de su Novena sinfonía

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Ya sea por las infinitas reinterpretaciones de sus piezas en géneros modernos o por su presencia sonora en cientos de producciones televisivas, escénicas y cinematográficas, la música de Ludwig Van Beethoven se ha instaurado en lo más profundo de la cultura popular.

Para Sergio Arau, exintegrante de la icónica banda Botellita de Jerez, también conocido como “Lazlo de la Vega Morris Balam Klaus Vitelli y Pavón”, y el etnomusicólogo Bruno Bartra, cuando toca con La Sonora Balkanera, se transforma en el DJ Sultán, hablaron de esta pieza que cumple 200 años de su estreno.

Mucha gente ha escuchado a Beethoven millones de veces y ni en cuenta, el ejemplo clásico es el intro de El Chavo del 8 (su Marcha turca de Las ruinas de Atenas). Pero hay piezas como la Quinta y la Novena que son realmente famosas y que en lo personal me impresionan mucho. No sé qué es lo que tienen que son obras de arte que llegan tan profundo, no creo que haya una fórmula para lograr algo así”, aseguró Sergio Arau.

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Por tan conocidas, yo las compararía con las canciones de los Beatles o, en México, con las de Juan Gabriel, pero seguir así después de 200 años es algo mucho más pesado. Y lo más grueso es que no necesitas ser culto ni letrado en música para que te gusten.

El compositor en su más reciente disco, Tocada y fuga, recrea obras de Beethoven y de otros clásicos, como Mozart, Strauss, Bach, Tchiakovsky, y Vivaldi.

Bruno Bartra, quien actualmente ofrece el curso virtual Vuelta a Beethoven. Su legado a través de los años, junto al investigador de la Fonoteca Nacional Theo Hernández, apunta que es de los pocos casos en que músicos, tanto académicos como populares, concuerdan en que se trata del “prototipo de genio musical”.

Para él, “todo músico, sea popular o no, siempre se remite a alguna pieza de Beethoven o a alguna de sus sinfonías, aunque sean las más famosas, para inspirarse. Y es que, cuando tocas música, y te clavas un poquito en las notas, las armonías y la estructura, pues sí te vuelan un poco la cabeza”, afirma Bartra, también encargado del proyecto del Mapa Sonoro de la Fonoteca Nacional.

Cuando escuchas la Novena de Beethoven se te aparecen sensaciones y cosas que no habías sentido.

Sergio Arau coincide con Bruno Bartra al considerar que “el arte en general debe hacer visible lo invisible. Eso es lo que pasa cuando escuchas a Beethoven con la Novena, se te aparecen sensaciones y cosas que no habías pensado y sentido. Y cuando la escuchas por primera vez con una sinfónica quieres llorar. Es impresionante las membranas que toca, las células que mueve”.

Además de esto, Bartra subraya que la obra de Beethoven ha logrado “transitar del paradigma de la música clásica, para ser adoptada en un concepto más amplio de la cultura, especialmente del siglo XX”.

Como ejemplo menciona los Discos de Oro lanzados por la NASA junto a las sondas Voyager en 1977, donde tres piezas de Beethoven aparecen representadas, y seguirán viajando por 40 mil años hasta llegar a su destino en la estrella más cercana a nuestro planeta.

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De acuerdo con Bartra, la música de Beethoven se introdujo a la cultura popular no solo por la genialidad de las obras musicales, sino por las adaptaciones que se han hecho de ellas. Estas, en sus palabras, “siempre presentan una gran originalidad”, al hacer un uso efectivo de algunas melodías del músico sobre sus estructuras armónicas.

Entre ellas, menciona el cover en cumbia amazónica de la bagatela Para Elisa, hecho por el grupo peruano Los Destellos, en la década de los 70, o la famosa canción A Fifth of Beethoven, basada en la Quinta Sinfonía, compuesta por Walter Murphy, y que aparece en la película Fiebre de sábado por la noche (1977). Pero advierte que hay muchísimas más, algunas más contemporáneas, en canciones de hip-hop y hasta en bandas municipales mexicanas.

Sergio Arau comenta su experiencia de llevar a música popular canciones clásicas, como Para Elisa, de Beethoven, a la que le puso letra y rebautizó como ¡Paraliza!, particular versión que interpreta junto a Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba.

Beethoven logró que sus canciones fueran reconocibles, algo que no hace cualquiera y, sin duda, es impresionante.

“Lo que yo hice con Tocada y fuga es bajar la música clásica a nivel de banqueta, poniéndola en cumbia, punk, ska, blues y otros géneros que en teoría no le corresponden, pero que en esencia son las mismas notas.

Las canciones de los clásicos son muy elásticas, lo que pasa es que la lógica que usaba cada uno de esos compositores era única y respondía a los motivos que hacían que repitiera ciertas mecánicas. Beethoven, que era muy romántico, logró en verdad que sus canciones fueran reconocibles, algo que no hace cualquiera y, sin duda, es impresionante”, afirma el guacarroquero.

Y si bien estos cambios, para algunas mentes “puristas” podrían llegar a ser escandalosas, ambos músicos afirman que Beethoven se caracterizó por ser escandaloso, al “encarnar la misma vanguardia de su tiempo” y representar a “un generador de rupturas”, como apunta Bartra, quien, aunque no ha hecho con su banda de música electrónica, rock y balkan beat una evocación directa de Beethoven, no descarta que algún día pueda hacerla.

De la influencia específica de la Novena sinfonía en la cultura popular, los dos entrevistados afirman que es definitoria, tanto que incluso coinciden en ello por una versión que ambos consideran como fundamental en su gusto particular, reconocible por varias generaciones: el Himno a la Alegría, del intérprete español Miguel Ríos, basado en el Cuarto movimiento de la pieza, y transmitido por primera vez en 1969.

Dicha versión al fin le dio una voz en lengua española a esta pieza, que desde 1985 es el himno oficial de la Unión Europea y tiene por letra la Oda a la Alegría del poeta alemán Friedrich Schiller, escrita en 1785.

Aunque las citas a esta obra son innumerables en distintas expresiones de los más diversos ámbitos y disciplinas, Bruno Bartra, destaca las evocaciones de Beethoven en la historia de La naranja mecánica, tanto en la novela de Anthony Burgess de 1962, como de su versión cinematográfica de Stanley Kubrick de 1971.

En ambos formatos el genio alemán es el ídolo del protagonista, quien en la película escucha parte de la obra, alternando secuencias al ritmo de la música que se volvieron icónicas para el devenir cinematográfico internacional.

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A pesar de la gran presencia de esta obra, Bartra considera que ha habido un descenso en las evocaciones populares de esta sinfonía en específico, aunque la figura de Beethoven permanece, ya sea como el extremo del canon inamovible, o como del ejemplo rebelde a seguir.

“De lo que he percibido en los últimos años, creo que la Novena tuvo tanta exposición desde los 70 a los 90, que se dejó de usar con tanta frecuencia, en favor de la Quinta, quizás de la Tercera, o las sonatas, pero siempre será posible el regreso a ella”, finalizó.

Kevin Aragón / El Sol de México

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