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El Extranjero

La economía de Brasil sorprende positivamente en el primer año del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva

Brasil no presenta una situación fiscal problemática, con una deuda pública en un nivel que no es demasiado elevado

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BRASILIA, Brasil (Xinhua).— El desempeño de la economía brasileña en 2023, primer año del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, ha sorprendido de manera positiva, con un crecimiento previsto superior al 3 por ciento, superando ampliamente los pronósticos, y con perspectivas favorables para el 2024.

Especialistas consultados por Xinhua coinciden en señalar que la demanda sostenida de las familias, el mercado de trabajo robusto, la reducción de las tasas de interés y los planes de inversión deben consolidar un proceso de recuperación sobre bases semejantes al ocurrido durante los dos primeros mandatos de Lula da Silva, entre 2003 y 2010.

Entre las medidas aprobadas por el gobierno este año, destacan el nuevo marco fiscal y la puesta en marcha de la reforma tributaria.

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En materia laboral, el desempleo debe cerrar 2023 en el 7,5 por ciento. De acuerdo con los datos divulgados el martes 5 de diciembre por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), en los primeros nueve meses del año la economía brasileña registró un crecimiento de 3.2 por ciento frente a igual periodo de 2023.

Según el economista Róridan Penido Duarte, miembro del Consejo Federal de Economía (Cofecon), el crecimiento anualizado del PIB en 2023 debe alcanzar el 3 por ciento, una cifra muy superior a lo que los analistas del mercado financiero preveían a principios de año, que era de apenas el 1.5 por ciento.

“Se destaca, sin duda, el consumo de las familias, que creció como resultado de la política activa del Gobierno con relación al salario mínimo y a las políticas de transferencia de renta (apoyos sociales).

Otro dato destacado es la reducción, aunque lenta y a ritmo constante, del desempleo, que ya está alcanzando mínimos históricos en algunos períodos”, dijo Duarte a Xinhua.

En cuanto a las perspectivas para el próximo año, el experto destacó que el escenario es “positivo y optimista”.

“Es posible que el crecimiento sea un poco menor que este año, 2023, pero sigue siendo importante tener un crecimiento superior al 2 por ciento, lo que apunta a un crecimiento en nuestro PIB per cápita y aumento de la productividad”, resaltó.

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Uno de los desafíos para ampliar este crecimiento es seguir reduciendo las tasas de interés, lo que se traduciría en una reactivación del mercado de crédito y un desplazamiento de los recursos financieros hacia el sector productivo.

En agosto pasado, el Banco Central de Brasil inició una gradual reducción de la tasa básica de interés Selic, que estuvo por casi un año en el 13.75 por ciento anual. Con la inflación bajo control, se espera que la Selic cierre este año en un 11.75 por ciento y en un 9.25 por ciento a finales de 2024.

“El mercado de crédito también puede apuntar a una reanudación de la construcción civil y a un mayor crecimiento del empleo, especialmente en estos sectores que generan más mano de obra”, explicó Duarte.

Para José Luiz Pagnussat, profesor de la Escuela Nacional de Administración Pública (ENAP), un factor fundamental que favorece el crecimiento del PIB brasileño es la demanda china sostenida de productos del país sudamericano. “Lo que está ayudando a Brasil es China.

Mi evaluación es que el buen desempeño de la economía china, gracias a la intervención del Gobierno, hace que nuestros productos continúen teniendo demanda en el mercado internacional”, dijo Pagnussat a Xinhua.

Consideró que el crecimiento brasileño no ha sido mayor en gran medida por la reducción muy lenta de la tasa de interés, lo cual tuvo un efecto negativo en la actividad.

“El Banco Central brasileño no acompañó la reducción de la inflación, lo que resultó en un aumento de la tasa de interés real. Esto ayuda a explicar la reducción del crecimiento en el tercer y probablemente en el cuarto trimestre de este año”, puntualizó.

Según Pagnussat, presidente del Consejo Regional de Economía del Distrito Federal (Corecondf), el efecto de la reducción prevista de la tasa de interés se va a sentir más en el segundo semestre de 2024.

“Esa reducción va a contribuir poco a poco a recalentar la economía brasileña, y se espera una recuperación de las inversiones, que están en una caída progresiva. Del lado de la demanda de las familias, el salario medio está creciendo un poco y además, hay un aumento del empleo y la masa salarial, lo que conlleva a un relativo recalentamiento de la demanda”, apuntó.

Por otra parte, agregó el experto, debe haber un efecto positivo del crédito que aún no está ayudando tanto, a pesar del esfuerzo del Gobierno.

“Aún está en un momento de iniciar la recuperación del crédito. La renegociación de las deudas de las familias promovida por el Gobierno debe ser positiva en un segundo momento”, señaló.

Pagnussat dijo que el escenario para el próximo año sería de un crecimiento por encima de lo que el mercado está proyectando actualmente, que oscila en torno de un 1,5 por ciento del PIB.

“En 2024 debemos tener un crecimiento ciertamente por encima del 2 por ciento, aproximándose nuevamente al 3 por ciento. Sin embargo, si hay una aceleración en la reducción de la tasa de interés y una victoria de los desarrollistas sobre los fiscalistas dentro del Gobierno, es posible un crecimiento aún mayor”, dijo.

Para el economista, serán necesarios incentivos fiscales y políticas públicas para generar demanda por el lado de las inversiones.

“En este sentido, el nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) debe desempeñar un papel importante. Se está previendo la participación del Gobierno, pero principalmente una tentativa de atracción de capital internacional y del sector privado para invertir en infraestructura”, señaló.

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Consideró que Brasil no presenta una situación fiscal problemática, con una deuda pública en un nivel que no es demasiado elevado.

De acuerdo con datos oficiales, la deuda pública bruta alcanza poco menos del 75 por ciento del PIB. “Si la tasa de interés se reduce gradualmente, el costo de refinanciación de la deuda también cae. No hay un riesgo fiscal de impago de la deuda o de aumento de impuestos, que es la preocupación para los empresarios”, destacó.

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