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La industria balística de México plantea cinco puntos para un blindaje efectivo

Los clientes actuales y potenciales del blindaje en México deben exigir al proveedor un servicio totalmente confiable

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Los clientes actuales y potenciales del blindaje en México deben exigir al proveedor un servicio totalmente confiable, pues en el mercado abundan empresas que realizan malas prácticas, cuyas consecuencias podrían derivar en daños o pérdida de la vida humana, más allá de afectar la carrocería de un vehículo.

De acuerdo con Luis Alberto Sánchez Soto, secretario de la Mesa Directiva del Consejo Nacional de la Industria de la Balística (CNIB), el problema es que hay empresas blindadoras que por abaratar sus costos u ofrecer un precio menor al cliente, no protegen totalmente un vehículo, sino que lo blindan parcialmente.

Ello implica un riesgo para el usuario del vehículo, ya que una bala podría introducirse por algún hueco o parte no protegida que no se detecte a simple vista ni por el usuario ni por el mismo agresor, apúntó.

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Detalló que el blindaje automotriz transparente incluye todo lo que se puede ver, como los vidrios blindados, y el opaco incorpora lo que no se puede ver, como los elementos que se adhieren a la carrocería, como el acero balístico y materiales como la fibra de aramida.

Por ello, sugirió que el cliente tiene que fijarse si la empresa blindadora cuenta con registro de la Dirección General de Seguridad Privada (DGSP) y tener un permiso oficial que la habilite.

Asimismo, recomendó que el contratante debe visitar a la empresa blindadora para conocer los procesos que realiza y pedir constancia del origen de los materiales para poder “rastrear” todo el camino que sigue, hasta el proceso final.

El futuro usuario tiene el derecho de solicitar certificados de autenticidad o la documentación legal de los materiales de blindaje. Una empresa correctamente establecida no tiene ningún problema en presentar la documentación solicitada por el cliente, para que éste quede tranquilo del origen de lo que está comprando”, señaló.

Sánchez Soto precisó que el material balístico debe contar con certificaciones de calidad o que señale el calibre que puede resistir, y el cliente elegir el blindaje dependiendo de la necesidad individual.

Destacó la importancia de solicitar un análísis de riesgo para verificar el vehículo que se quiere blindar, el material que se debe usar y la exposición al riesgo que tiene el usuario, para considerar el perfil y sector del cliente y nivel de protección, acorde a los lugares por donde se mueve o por las actividades que realiza.

Bajo esta óptica, mencionó que el blindaje se divide en antivandálico, que corresponde al nivel bajo; el antisecuestro, que es un nivel medio, y el antiatentado, que se recomienda para la gente que corre alto riesgo.

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Una vez que se inicia el proceso de blindaje, que en ocasiones puede tardar hasta seis semanas en terminarse, dependiendo del nivel solicitado, señaló que el cliente puede requerir revisiones periódicas de los procesos, visitando la misma planta directamente.

“Igualmente, puede pedir registro en video desde el momento en el que el auto queda desarmado y los pasos posteriores, cuando le van agregando el material balístico y también que se le muestre cómo se vuelve a armar el vehículo, hasta finalizar”, añadió.

Adicionalmente, el directivo de la CNIB recomendó al cliente se asesore sobre temas como los niveles de blindaje, los materiales más adecuados, las trayectorias de las empresas blindadoras y cualquier otro detalle que quiera conocer antes de realizar su inversión.

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