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El afrobeat de Seun Kuti es un movimiento con ritmo combativo, febril e hipnótico

Night Dreamer Direct To Disc Sessions es la grabación más reciente del músico nigeriano y su orquesta.

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Por segunda ocasión, Seun Kuti & the Egypt 80 está en México para compartir un legado enérgico y vibrante: el afrobeat, un explosivo concepto surgido durante los 70, un ritmo que el artista califica como un movimiento inevitablemente solemne.

El afrobeat integra la tradición yoruba nigeriana y el estilo highlife originario de Ghana con ritmos al otro lado del Atlántico como el jazz, el funk, incluso géneros de origen latino como la salsa.

Seun Kuti ha dedicado poco más de tres décadas de su vida al afrobeat, lleva esas ocho letras tatuadas entre los nudillos de ambas manos. Suena inevitablemente solemne cuando reflexiona al respecto, “para mí afrobeat no es solo un género musical, es también un movimiento.

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Es una manera de entender la vida, de mirar las cosas desde la perspectiva del panafricanismo. Es la representación artística de esas ideas… ¡La representación musical de esas ideas! Considero que es la auténtica esencia de África: el afrobeat es un movimiento cultural, político y social. Así que… ¡sí! Es mucho más que un género musical”, dijo.

Este movimiento tuvo como líder y fundador al multinstrumentista nigeriano Fela Anikulapo Kuti, una leyenda en todos sentidos. Su estancia en Estados Unidos a finales de los 60, tendría consecuencias en el discurso de sus canciones que darían un giro eminentemente político y contestatario después de las estrechas relaciones que formaría dentro de la asociación de los Panteras Negras.

A su regreso a Lagos, formó una banda vanguardista con una estructura musical africana donde la sección rítmica y el trabajo vocal se integran con potentes secciones de vientos influenciadas por el sonido funk. Un vibrante y colorido telón de fondo donde las hipnóticas melodías se integraron con composiciones en yoruba y “pidgin english” (una interpretación nigeriana del inglés), que consiguieron transmitir de manera más eficiente, el orgullo africano, la denuncia del saqueo colonialista y el abuso de poder en temas emblemáticos como Zombie.

Seun Kuti se integró a Egypt 80, la legendaria banda de su padre, cuando apenas tenía nueve años; y al poco tiempo, cuando el líder murió, Seun asumió las riendas de una banda incompleta y desmoralizada donde gran parte del personal cuando menos, le doblaba la edad. Con el paso del tiempo el joven músico no solo consiguió mantener ardiente el legado de Fela Kuti, también ha plasmado sus propias inquietudes y composiciones en media decena de discos.

Night Dreamer Direct To Disc Sessions es la grabación más reciente del músico nigeriano y su orquesta. Una grabación al puro “estilo clásico”: un montón de músicos impresionantes, reunidos en un estudio de grabación y registrando dicha sesión a una sola toma.

El disco grabado en mayo de 2019 fue registrado directamente y sin postproducción de modo que incluye tanto los momentos irrepetibles de febril paroxismo como los pequeños errores e imperfecciones durante la grabación que complementan y transmiten la tremenda vitalidad que la orquesta proyecta sobre la tarima.

El actual líder de Egypt 80 señala acerca de esta grabación: “Creo que parte de la naturaleza del afrobeat es ser honesto y grabar en vivo, es una de las maneras más honestas en que puedes mostrarte con la gente. De modo que estamos siendo honestos tanto con la música como con el mensaje y eso forma parte de esta tradición. Y como músicos nos preguntamos ¿por qué no grabar en vivo? Decidimos hacerlo porque nos preparamos para eso durante toda nuestra vida”.

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Los conciertos de Seun Kuti & the Egypt 80 suelen iniciar con una canción de Fela como un tributo al fundador de la banda; la presencia de su padre es indisoluble y no en vano, pues la decisión de mantener la banda unida obedece a la responsabilidad personal del joven músico por mantener la llama del afrobeat; sin embargo, el heredero ha conseguido integrar una banda sólida y eficaz que mantiene la tradición pero integra nuevos recursos como la lírica del hip-hop y mantiene colaboraciones con artistas como Carlos Santana o Calle 13.

A propósito de sus influencias Seun comenta, “como artista he sido influenciado por muchos músicos que admiro, no solo mi padre. Por ejemplo, James Brown es una gran influencia para mí y bueno, siendo un instrumentista, escuchó y tomo prestado de otros grandes saxofonistas, estoy hablando de músicos como Grover Washington Jr., Kamasi Washinton, Cannonball Aderley, Shabaka Hutchings ó Charlie Parker. Pero para mí las influencias van un poco más allá, en mi caso considero que los aspectos creativos provienen de la naturaleza y el medio ambiente.

“La voz del viento o la canción de las aves, por ejemplo; todas esas cosas influyen en mí de diferentes modos. Me inspira el medio ambiente y la realidad de mi existencia. No creo que ningún otro artista me pueda inspirar de esta manera como lo hace la naturaleza y me gusta mencionar esto porque no siempre se le percibe como parte de la inspiración, pero a mí me gusta darle su crédito a la naturaleza y el entorno a mi alrededor”.

Tras la muerte del profeta del afrobeat en 1997, la leyenda del luchador social, el sátiro, el eterno bromista, el músico irreverente y contestatario creció de manera exponencial. Surgieron bandas de afrobeat alrededor del mundo, y algunas como los meoyorkinos de Antibalas, ganaron renombre mundial. La conmemoración conocida como Felabration, es una fiesta para celebrar el legado del músico nigeriano que comenzó dentro del club New Afrika Shrine en Lagos y se extendió por todo el globo, convocando nuevas bandas y sumando nuevas ediciones en nuevas sedes año con año.

El afrobeat se hace presente dentro de los grandes festivales y los sellos discográficos de todos los tamaños miran dentro de sus catálogos o consiguen las licencias para reeditar esas grabaciones que esquivaron el tiempo y actualmente incendian las pistas de baile en ambos lados del Atlántico.

El heredero del afrobeat recapacita al respecto de este fenómeno: “Creo que nosotros como africanos hemos conseguido penetrar la música popular con nuestra forma única de música pop. La música africana ha sido aceptada globalmente desde hace mucho tiempo y a pesar de ser un número reducido, existen músicos africanos que son considerados iconos globalmente como Papa Wemba o Salif Keita, por ejemplo”.

Y agrega que, “definitivamente hay un interés creciente por la música africana en el mainstream. Pero no considero que la música comercial que actualmente se hace en África refleje nuestras tradiciones o nuestra cultura, es básicamente entretenimiento para los jóvenes africanos, lo cual, es genial y creo que lo merecen, pero también deben reflexionar acerca de África. Esta diversión que les ofrecen no apela a su cultura, su realidad política o sus tradiciones. Un entretenimiento sencillo y pueril, donde se les es permitido pasarla bien y disfrutar como niños pequeños”.

El afrobeat es un ritmo combativo, canciones de protesta con un ritmo febril e hipnótico. Fela uso estas composiciones para hacer visible la realidad de sus semejantes, un hecho que alteraba por demás al gobierno nigeriano y las consecuencias no fueron pocas; sin embargo, todos esos ataques con lujo de violencia ayudaron a forjar la leyenda del músico nigeriano como defensor de los derechos civiles. Este componente de denuncia y conciencia social, también ha sido parte fundamental dentro la carrera de Seun Kuti y no solo en el escenario, donde acostumbra tomar un espacio para reflexionar e invitar al público a ser críticos con su realidad; a finales de 2020, durante las protestas masivas en Nigeria, el joven músico decidió reactivar el M.O.P. (Movement Of the People), el movimiento político encabezado por Fela Kuti a finales de los años 70 que sirvió como plataforma política en busca de elecciones democráticas en Nigeria, pero que actualmente se enfoca en denunciar y erradicar la brutalidad policiaca.

La labor de Seun y su discurso lo han llevado a formar parte de cumbres y reuniones alrededor del mundo donde comparte como embajador musical sus ideas acerca del panafricanismo y la revolución.

No obstante, reflexiona prudentemente acerca de la labor del músico dentro de la sociedad, “considero que el trabajo del músico es proveer el soundtrack de los sueños y aspiraciones de la gente, pero vivimos en un mundo capitalista donde las grandes corporaciones cooptan y premian con fama y fortuna inmediata, de modo que la música actual provee el soundtrack de los intereses corporativos. Creo que es un hecho en la actualidad, así como esa falsa propaganda de que “los músicos pueden cambiar el mundo”.

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“Opino que los músicos son solo animadores… nosotros como artistas podemos proveer ese soundrack que quizás inspire tus deseos; podemos darle voz a tus esperanzas y aspiraciones, pero, para cambiar al mundo se necesita de un nosotros. NOSOTROS, como conjunto, como la clase trabajadora del mundo: los maestros, ingenieros, doctores, abogados, los conductores de autobuses, las enfermeras. Nosotros los oprimidos, la gente que hace que este mundo se mueva debemos dictaminar en conjunto cuáles son esas esperanzas y construir ese mundo. La música por sí misma no puede cambiar al mundo, este es un trabajo en conjunto”.

Intensidad es la palabra para definir todo este movimiento. Intensidad en la forma y el fondo, en el discurso y las acciones. Las presentaciones de Seun Kuti & the Egypt 80 son como un viaje hipnótico y vibrante. Una fuerza abrazadora que te absorbe dentro de un huracán de ritmo funky mientras te bombardea visualmente y espiritualmente con descargas de acordes intensos, cánticos y bailes que complementan a la perfección riffs hipnóticos y solos palpitantes. Intensidad en el escenario y en las calles. Intensidad y color.

Moisés Chez / El Sol de México

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