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El Canal de la Cortadura es muestra de la evolución de Tampico

La idea original tenía como finalidad servir de foso a un fuerte que resguardaba al puerto de piratas y otros invasores

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TAMPICO, Tamaulipas. A 190 años de su construcción, el Canal de la Cortadura está hoy lleno de andadores, fuentes de pies descalzos, puentes y áreas recreativas, apenas reconocible de aquel trazo de agua que se hizo para “revivir” la laguna del Carpintero en 1832.

Ahora es uno de los paseos más atractivos de la ciudad, pero con casi dos siglos de transformación e historia del puerto.

Todo empezó cuando los primeros habitantes de Tampico descubrieron que la laguna del Carpintero se convertía en un pantano en la temporada de sequía, originando problemas a la salud.

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En 1828, apenas un lustro después de haberse refundado la ciudad y bajo un acuerdo de Cabildo del gobierno encabezado por el alcalde Vicente Lagos se autoriza su construcción.

La idea era dar flujo y comunicación a las aguas estancadas y cenagosas de la laguna del Carpintero hacia el río Pánuco y al mismo tiempo servir de foso al Fuerte de Iturbide, construido con piedras de los cerros cercanos y que estaba situado en la zona donde se ubica hoy la vía del tren, el cual resguardaba de los piratas y otros invasores al naciente puerto.

Por este motivo el nombre que se da a la obra es: el canal de Iturbide, durando cuatro años su excavación, pues en 1829 el puerto tendría una batalla contra los españoles que intentaban reconquistar México, por lo que su construcción se retrasó y entró en operación hasta 1832.

Más allá del canal solo estaba el Espartal, zona fangosa donde terminaba Tampico en aquellos años.

Con el paso del tiempo el puerto fue creciendo y se pobló esta parte oriente, utilizando el puente levadizo del Fuerte Iturbide para crear uno de los primeros cruces vehiculares a través del canal para un proyecto que cambiaría a Tampico: la construcción del ferrocarril.

Durante muchos años se utiliza como refugio para los barcos pesqueros cuando azotan temporales en el mar.

Medía originalmente sólo mil metros de largo, pero con el crecimiento de la Isleta Pérez actualmente mide mil 600 metros de longitud y entre seis y siete metros de ancho.

Aunque en un principio el canal de Iturbide cambió por completo las malas condiciones de esta zona de la ciudad -por el flujo y reflujo de las aguas del golfo que se hacía en la laguna, aunado a la urbanización que se tuvo- volvió a caer en franco deterioro. En 1971, hace más de 50 años se iniciaron trabajos de rectificación y saneamiento.

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Pero fue en la década de los años de 1990, cuando habían pasado más de 150 años de su construcción, que se inicia una visión distinta para esta zona de la ciudad, empezando un dragado por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex), así como de relleno y reforestación.

Para 2003 se crea el proyecto que hoy conocemos. La nueva obra consistía en la reconversión total del canal, con 12 cuadras peatonales, la modificación del Mercado Ávila Camacho, la construcción de cinco puentes peatonales y seis puentes vehiculares, creación de fuentes y andadores, además de hacerlo navegable para diversas embarcaciones, naciendo así el Paseo de la Cortadura.

Hace casi 200 años el canal artificial le dio un nuevo impulso a Tampico, que nacía entre lagunas. Hoy esta obra monumental se ha convertido en un atractivo turístico importante de la ciudad, dejando entrever una vieja lección: Los hombres pasan, los recuerdos se borran, pero las obras quedan.

Paulo Monsiváis | El Sol de Tampico

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