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La cineasta Alejandra Sánchez Orozco regresa con sus películas de denuncia

Participa nuevamente en la FICM con un trabajo sobre una exsicaria

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MORELIA, Michoacán. Alejandra Sánchez Orozco regresa al cine de denuncia, mediante el cual desde hace años ha expuesto las desapariciones forzadas de mujeres, feminicidios, abuso sexual, pederastia en la Iglesia, homosexualidad y violencia de grupos criminales en México.

Ese camino la ha llevado en cuatro ocasiones al Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), que este año cumple dos décadas de existencia y que lanza el compendio 20 años, 20 mujeres en el FICM, que reúne diversas voces de las cineastas que con fuerza han hecho eco en el séptimo arte desde la capital michoacana.

La segunda edición del FICM, en 2003, fue la primera visita de Alejandra con ‘Te apuesto y te gano’ el corto de ficción que realizó en co dirección con José Antonio Cordero; 2006 marcó su retorno con el documental ‘Bajo Juárez, la ciudad devorando a sus hijas’; 2011 fue el año en el que presentó ‘Angus Dei, cordero de Dios’; en 2014 regreso con su trabajo ‘Seguir viviendo’, y este 2022 su presencia y talento regresará con un nuevo filme donde plasma la vida de una mujer ex sicaria del crimen organizado.

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“Para mí es el festival más importante que tiene México en este momento, un festival que además tiene varias características muy afortunadas: su ubicación geográfica, además esa cercanía con el público y con la comunidad cinematográfica. Una de sus características es que es entrañable pero también expansivo y universal. En ese sentido Daniela Michel lo ha hecho muy bien, ha podido mezclar lo íntimo con lo universal, es un espacio donde se puede ver cine de calidad y muy diverso, desde lo más comercial hasta lo más autoral”.

Al ser originaria de Chihuahua, Alejandra Sánchez no pudo degar de lado la tragedia mundialmente conocida como las muertas de Juárez, y deseó meterse a la boca del lobo e intentar desenredar todo lo que estaba sucediendo.

“Yo nací hace casi 49 años en Chihuahua, un lugar donde las cosas estaban muy en calma en ese momento, yo me acuerdo divertirme en mi niñez con un sol que castiga, con los parques llenos de árboles de zarzamora, jugaba todo el día y prácticamente llegaba a las 10:00 de la noche en verano, a casa de mi abuela, de los 7 a los 13 años, pero de repente se convirtió en un espacio muy peligroso para las mujeres, también para los hombres pero por razones distintas”, recordó la cineasta sobre su niñez y juventud.

A lo anterior, compartió, que tiempo después conoció al periodista Jacobo Dayán, “él me dijo en entrevista que la muerte violenta en México es un negocio, eso me impactó muchísimo al ver que cada muerte representa ganancias para empresarios del crimen organizado, de trata de personas, de narcotráfico, etcétera”.

Todo este camino llevó a Alejandra Sánchez a plasmar en la pantalla grande este fenómeno de Ciudad Juárez, “en este proyecto la protagonista es Norma Andrade, una mujer que pierde a su hija Alejandra en febrero de 2001, ella sale del trabajo y nunca más vuelve a casa, hasta que encuentran su cuerpo abandonado en un terreno baldío, muy cerca de la maquiladora donde trabajaba. Norma formó una organización muy importante que se llama ‘Nuestras hijas de regreso a casa’, yo registraba el evento, iba escribiendo y haciendo notas, llegó un momento que el tema fue tan complejo que necesité la colaboración de un colega cercano, e invité a José Antonio Cordero, y así debuté como directora”.

A lo anterior agregó: “Es un documental que aborda un fenómeno que se ha convertido en una pandemia nacional, los feminicidios han hundido a todo el territorio nacional. La zozobra de la gente en aquel entonces, es igual a la de ahora. La semana pasada lo presenté otra vez en Colima, es un documental que se sigue exhibiendo, no solo por su fuerza sino porque lamentablemente no para el fenómeno”.

No solo las desapariciones y feminicidios son la línea de Alejandra Sánchez en la pantalla grande, pues otro tema por el que atraviesan niños y jóvenes es la pederastia en la Iglesia católica, y eso lo contó en ‘Augnus Dei, cordero de Dios’, el documental que le da voz a Jesús, un joven de 26 años de edad que fue abusado a los 9 años por un sacerdote, mientras el pequeño era monaguillo.

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“Aquí abordé los abusos sexuales cometidos por parte de sacerdotes, ahí la voz cantante es la de Jesús Romero Colín, él fue abusado por Carlos Valdés, el sacerdote que en aquel tiempo estaba en una Iglesia de Tlaplan (CDMX)”.

Después de algunos años de silencio, dolor y vergüenza, Jesús busca enfrentar su pasado y decide no solo denunciar penalmente a su agresor, sino confrontarlo. Esta es la bitácora del viaje que emprende el joven motivado por la profunda necesidad de entender lo que sucedió durante todos esos años.

“Con Jesús hasta la fecha somos buenos amigos, le tengo mucha admiración, es un ser que me transformó y me enseñó nuevos mundos, ahora él es un psicólogo que está haciendo su mejor trabajo y da ayuda a otros chavos y chavas que han pasado por experiencias similares”.

El regreso de Alejandra Sánchez Orozco al FICM 2022, sin duda dará de qué hablar, pues la producción cinematográfica que presentará es sobre el camino de una ex sicaria del crimen organizado que encarcelada y pagando una condena, ha decidido dar un giro a su vida.

“Este documental me llevó casi seis años, se llama ‘Placiada, una historia íntima de una sicaria’, ahí cuento la vida de una mujer que nació en Juárez y se dedicó al sicariato de los 13 a los 20 años, a sus 20’s cae presa y pasa más o menos dos décadas en la cárcel. Este testimonio me permite abordar también un asunto complejo en el país que es la violencia, la cual tiene a México contra las cuerdas desde hace ya mucho.

A partir de ese testimonio me doy a la tarea de acercarme a lo que es difícil: el rostro y el alma de una mujer con muchos claroscuros que sin quitarle que es una victimaria, transita entre la víctima y el victimario por sus circunstancias de vida y las situaciones de este país”.

Dentro de los datos que logró recabar para este documental, es que entran más de 200 mil armas de manera ilegal al país de manera anual, es decir, 556 por día, un promedio de 22 armas por hora, “con estas armas se comete más o menos el 80 por ciento de crímenes en México”.

Enfocada a sacar el detrás de las personas, esas historias pocas veces contadas o esas vivencias que tal vez muchos no quieren recordar, en la OEM hicimos lo mismo con Alejandra Sánchez Orozco, quien abrió su intimidad para contarnos aspectos pocas veces expresados.

Por lo que para todos nuestros lectores, compartió su testimonio de ese cambio radical en el Chihuahua tranquilo en el que nació, al estado donde ahora nadie se siente seguro.

“Fue muy sorprendente, yo no puedo narrar con relato cómo fue, recuerdo que cuando estaba en Bachilleres, y estaba muy cansada por eso que el sol nos castiga en Chihuahua, pedía un aventón y me subía a las cajas de las ‘trocas’, casi siempre atrás, con esto quiero decir que era una ciudad confiable. Hoy ¡qué esperanzas que una chava pida ese aventón! ¡No hay forma! Y si lo haces pues ya no vuelves. Unos siete a 10 años después de este ejemplo, mis familiares me contaban que comenzaron a aparecer cuerpos de niñas y mujeres en diferentes espacios de la urbe”.

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Ante esta situación naciente en aquellos años ¿cómo se vivía el ambiente entre la ciudadanía que se estaba enfrentando a un fuerte, extraño y atemorizante contrincante?, “me acuerdo que esto comenzó con Francisco Barrio, ex gobernador de Chihuahua, las primeras víctimas fueron en su gestión. En aquel entonces colocaron una narrativa en el colectivo imaginario de las personas, sobre que estas mujeres tenían que ver con el narcotráfico o con actividades que involucraban a la delincuencia, es decir, re victimizaban a la personas, como hoy se le conoce. Entonces muchas mujeres que llegaban de Centroamérica o de otros estados quedaron ahí, nadie las reclamaba”.

Sobre el cómo logra que víctimas o victimarios se abran y cuenten sus historias ante una cámara, es decir, cómo trabaja el acercamiento, convencimiento y empatía, y cómo logra digerir ese tipo de situaciones, Alejandra Sánchez comentó:

“Algunas entrevistas como la de Norma (‘Bajo Juárez: La ciudad devorando a sus hijas’) no me dejan dormir toda la noche pensando cómo me atrevo a ver a una mujer o persona con tanto dolor, y me cuestionó cómo no faltar al respeto. Aprendí que el cine documental te obliga a tener valentía, a cuidar el otro, ponernos en sus zapatos, y quitarnos prejuicios, entonces mientras estoy frente a una persona que no tiene nada que ver conmigo, pasan instantes y tiene todo que ver conmigo, yo también estoy abriendo mi vida y lo que soy, ahí entra la empatía”.

Al tocar y plasmar temas bastante delicados, ella ¿en algún momento ha recibido alguna amenaza directa, ataque o persecución para detenerse?

“Si las he vivido, no han sido suficientemente claras. Sí hubo algunos eventos en ‘Bajo Juárez: La ciudad devorando a sus hijas’ y en ‘Angus Dei, cordero de Dios’, y curiosamente esta vez no ha habido ningún evento, no ha habido nada claro y espero nunca lo haya. Mi intención no es hacer un documental anticlerical, mi intención es entender, contemplar y analizar, aunque sí, siempre prefiero cuidarme”.

Finalmente, Alejandra Sánchez aseguró que sus tres perfiles: mujer, chihuahuense y cineasta, fueron los que marcaron su camino para hacer este tipo de historias con investigaciones y conocer más a fondo Ciudad Juárez.

Felipe Bárcenas | El Sol de Morelia

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