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INAH quiere expropiar sitio arqueológico en Mérida, Yucatán, para explotarlo turísticamente

Pretende convertirlo en uno de los atractivos para los paseantes de la zona tras la construcción del Tren Maya y dar certidumbre jurídica de la propiedad de los terrenos para su conservación

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Foto: Cuartoscuro

Con la intención de convertirlo en uno de los atractivos turísticos tras la construcción del Tren Maya y recibir al menos 150 mil visitantes por año, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quiere expropiar una superficie de 560 hectáreas de terrenos ejidales en el sitio arqueológico de Dzibilchaltún, en Mérida, Yucatán.

Para ello, el instituto solicitó 131 millones 647 mil pesos a la Secretaría de Hacienda para la expropiación de los terrenos, en los que implementará medidas de prevención, conservación y restauración ecológica y arqueológica, de acuerdo con el Programa y Proyecto de Inversión (PPI) que se puede consultar en el sitio de la Cartera de Inversión de Hacienda.

“Por ser comunidades conformadas de pueblos originarios dentro de terrenos que en su momento fueron parte de las etnias que habitaron esos lugares, y que ahora pasan a formar parte del patrimonio de un Núcleo Agrario (Ejido) en su calidad de posesionarios, mas no de propietarios privados, esto es una figura legal para proteger el patrimonio de los grupos agrarios y evitar el despojo de terrenos por parte de cualquier autoridad o particular, por lo que el único medio existente es la expropiación por parte de autoridades o que el Núcleo Agrario realice algún procedimiento legal para dejar de ser régimen social”, señala el documento.

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En la justificación del PPI el INAH destaca que es necesario tener certidumbre jurídica de la propiedad de los terrenos, para la conservación de los vestigios arqueológicos, que hoy se encuentran en riesgo por las invasiones y problemáticas de la tenencia de la tierra que se presentan entre las comunidades agrarias.

Dzibilchaltún abarca un total de 560 hectáreas, no obstante, en el área central del sitio arqueológico que se encuentra abierta al público, el ingreso “es por buena fe del Ejido y sus representantes”.

Sin embargo, el oficio expone que puede existir la posibilidad que, debido a los conflictos sociales internos del Núcleo Agrario, se obstaculice la entrada por periodos prolongados, exigiendo dichos grupos el pago de los terrenos que albergan los vestigios arqueológicos.

De ocurrir dicho conflicto afectaría el ingreso de al menos 150 mil visitantes que se esperan por año en ese sitio arqueológico. Y es que a pesar de que existen diversidad de ciudades Mayas en la región, Dzibilchaltún ofrece vestigios arqueológicos únicos en su tipo como las construcciones de piedra: “El Palacio”, “El Templo del Pedestal” o “La casa de las 7 muñecas”.

Al igual tiene el Museo del Pueblo Maya, que tiene el objetivo de mostrar cómo ha sido el desarrollo de la cultura Maya, tanto en sus aspectos más elaborados como la arquitectura, artes plásticas, matemáticas, astronomía… así como en los más populares: habitación, comida, vestido, desde la época prehispánica, pasando por la colonial, hasta el día de hoy.

En lo que respecta a la puesta en operación de la ruta del Tren Maya, el documento afirma que es uno de los factores detonantes para el aumento de la demanda en la recepción de visitantes.

“Ha servido para la difusión del Sitio Arqueológico, otorgando con ello el ofrecimiento de un servicio cultural y educativo para los turistas nacionales y extranjeros, lo que permite que el INAH tenga los medios necesarios para continuar con las investigaciones, restauración y recuperación de los vestigios arqueológicos que se ubican dentro del Sitio al recibir aumento en sus visitantes”.

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Además, el PPI señala que el interés por conocer el sitio arqueológico como uno de los puntos de visita dentro de la Ruta del Tren Maya, ha obligado al INAH al mejoramiento y ampliación de sus servicios, ya que se estima que cada año se reciba un aumento de alrededor de 20 por ciento de visitantes nacionales y extranjeros.

Por otro lado, expone que el INAH se encuentra conservando el ecosistema que se ubica en las 53 hectáreas, lo que da como resultado que la flora y fauna existentes en el lugar también se conserve y proteja, ya que uno de los objetivos es conservar el entorno ecológico en el que se encuentran los vestigios arqueológicos, y que no sólo es por medio de los trabajadores del Instituto, ya que las actividades que se ofrecen también están enfocadas en la educación ecológica del público en general.

Andrés Estrada | El Sol de México

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