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La Opinión

Angela Merkel deja una bandera muy alta

Angela Merkel se va cuando la variante Ómicron azota con toda su fuerza a Alemania y Europa que se agudiza por los no-vacunas

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El 8 de diciembre de 2021, el Bundestag o el Parlamento alemán deberá elegir al socialdemócrata Olaf Scholz como canciller, poniendo fin a los 16 años de Angela Merkel en el poder, sin duda, el cargo representa la rifa del tigre para el inevitable designado, debido al cúmulo de pendientes que deja la líder saliente.

Angela Merkel se va cuando la variante Ómicron azota con toda su fuerza a Alemania y Europa que se agudiza por los no-vacunas; en medio de una creciente crisis migratoria, una creciente corriente neonazi y con el inicio del paso de energías fósiles a sustentables, no es poco el reto.

Hay que tomar en cuenta, que una generación entera de alemanes solo ha conocido una canciller, y que inevitablemente le costará trabajo adaptarse a los nuevo tiempos, con estilos diferentes, quizá no tan moderados como los de Merkel, el reto es titánico para los alemanes y también para los europeos.

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La vida sin crisis es más fácil, pero cuando llegan, hay que afrontarlas”, dijo, el 22 de julio, Merkel para resumir su forma de actuar. La dirigente alemana enumeró ese día las cinco grandes crisis que tuvo que encarar en estos años: la crisis financiera de 2008, la pandemia del coronavirus, la crisis del euro, el flujo de refugiados sirios e iraquíes en 2015 y el calentamiento del planeta.

La decisión de acoger a los refugiados será sin duda la más emblemática de la era Merkel. Sus adeptos lo califican de acto de valentía. La gestión de la crisis sanitaria también le valió innumerables elogios, especialmente al comienzo, aunque su despedida ocurre con Alemania en medio de la peor ola del coronavirus desde el inicio de la pandemia.

Otras gestiones complicadas, sin embargo, le valieron numerosas críticas, sobre todo la situación griega en 2011. En aquel momento, Merkel mostró gran intransigencia, lo que llevó a Grecia al límite de la bancarrota y provocó recelo en Europa.

Por eso y muchas cosas más, el pasado jueves, la líder europea fue agasajada con un reconocido homenaje lleno de simbolismos e incluso amenizado con música punk, por deseo de la misma canciller, que se sabe es admiradora de ese genero musical.

La ceremonia castrense, conocida como grosser Zapfenstreich (“gran tatuaje”), tiene sus orígenes en el siglo XVI y es el mayor tributo que ofrece el ejército alemán a los políticos salientes.

En la velada hubo una procesión con antorchas. Pero lo que más llamó la atención de los alemanes fue la música que Merkel eligió. La canciller es apasionada de la música clásica, y asistente habitual al Festival de Bayreuth, dedicado al compositor alemán Richard Wagner.

Pero fue una sorpresa que la cantante de punk alemana Nina Hagen fuera una de sus tres opciones musicales que eligió. Las otras dos piezas fueron bastante tradicionales: una canción popular de Hildegard Knef llamada For Me It Should Rain Red Roses y un himno del siglo XVIII.

Pero You Forgot The Color Film, el éxito de 1974 de Hagen en Alemania del Este, es muy distinto. La canción trata sobre un joven que va de vacaciones con su novia y se olvida de llevar película a colores para filmar el viaje, y más bien graba en blanco y negro.

Muy significativo resultó para Alemania su discurso del pasado sábado, la canciller aprovechó la última de las más de 600 alocuciones grabadas en este formato (podcast), según ella misma subrayó, para insistir “una última vez” en la gravedad de la situación por la pandemia de coronavirus, que en algunas partes de Alemania ya alcanza un nivel “dramático”.

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E insistió que “con las vacunas, efectivas y seguras, tenemos la clave en la mano,” resaltó la canciller saliente, que alertó de que “la nueva variante Ómicron parece ser todavía más contagiosa que las anteriores”.

Sin duda, la canciller deja un escuela de hacer política, muy interesante, por encima de los populismo que cada vez toman mayor vuelo en el mundo, el estilo mesurado y negociador se convirtió en un arte durante sus más de tres lustros de gobierno la convierte en una de las mujeres más influyentes de la historia.

Pero no sólo eso, cabe recordar que su arribo a la política se dio en un contexto controlado por los hombres, llámese Tony Blair, George W. Buss, Jacques Chirac o incluso más machista con menos perfil político como Silvio Berlusconi o Vladimir Putin, pero supo imponerse a ellos con su particular estilo.

No se puede dejar pasar que durante la última etapa de su gestión la canciller alemana dio muestra de alguna enfermedad, temblores en todo su cuerpo en más de un acto público, pero parece que se recuperó de buena manera y ahora tendrá el suficiente tiempo para atenderse, si es que es necesario.

El legado de Merkel está inmerso en las oportunidades que abrió hacia las mujeres políticas o no para tomar liderazgos de alto impacto, no olvide que la canciller alemana es Física de profesión, pero supo ser una de las mejores políticas que se recuerde en el mundo. El reto para cubrir el hueco que deja es muy grande ¿quién lo podrá llenar? o usted ¿qué cree?

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