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La tocada de Avándaro “fue mágica”: Alex Lora

Con su peculiar estilo, el músico recuerda su participación en Avándaro y analiza una situación clave, ese mismo año fue se dio el halconazo y seguía presente en la memoria el 68

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Foto: Cuartoscuro

Para Alex Lora, mítico líder de El Tri, que hace 50 años era conocido como Three Souls in my Mind, el Festival de Avándaro fue un parteaguas en el rock nacional. Cada tocada tiene su gracia, pero pues esa tocada fue única”, asegura.

“Definitivamente, para todos los que tocamos ahí fue como un sueño. De arriba del escenario se veía como cuando estás en una peña junto al mar y ves a la distancia cómo el mundo es redondo, ves a la distancia que no es plano. Así se veía, pero era un mar de gente. Y ahí, al estar rocanroleando con ellos, me di cuenta de que era cierto mi sueño del rock and roll, porque pues solíamos tocar ante dos mil o tres mil personas, pero ahí al ver mucha más gente, la sensación fue mágica”, recuerda.

El músico refiere que fue importante hasta para su vida personal, pues ahí conoció a “su domadora”, Chela Lora, entonces reportera de una revista rockera, cuando ese estilo musical estaba muy estigmatizado por las autoridades.

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Ella escribía para la revista México Canta, que en aquella época sería la Rolling Stone mexicana. “En alguna ocasión me había entrevistado por teléfono, ya nos conocíamos, pero no personalmente. ¡Ése festival me dejó de todo!”, cuenta.

Alex Lora rememora con alegría aquellos días del Festival de Avándaro, que sólo iba a ser un acto paralelo a una carrera de autos que al final no se realizó.

 “Mira, para la cantidad de gente que llegó estuvo padrísimo, porque ese momento fue el éxtasis del jipismo en México, porque todos los jipis mexicanos vivíamos en Avándaro, entonces cuando se realizó la tocada se organizó pensando en atraer más gente para la carrera de coches que era realmente lo que querían promover.

“La carrera empezaba a las ocho de la mañana del domingo y entonces dijeron: pues vamos a hacer un tocada con los mayores representantes de la onda chicana, porque en aquel entonces no se conocía como el rocanrol mexicano, se llamaba la onda chicana, por que todos los grupos teníamos nombres en inglés, cantábamos nuestras propias canciones pero en inglés, entonces al movimiento no se le llamaba de rock mexicano.

“Dijeron los organizadores: vamos a traer a los mas representativos de la onda chicana que toquen desde las 8 de la noche y a las 8 de la mañana arranca la carrera y así vamos a jalar mucha raza, porque en aquella época el automovilismo no tenía tanto público como ahora y entonces por eso dijeron vamos hacer esa onda para jalar mas banda. Pero nunca se imaginaron que llegaría casi medio millón de personas que iban a estar acampando en la misma pista.

“Nosotros, los del Three Souls, empezamos tocando el viernes 10 en la noche, pues porque llegamos primero, ya estábamos ahí y ya había como 25 mil personas. Entonces nos dijeron que por qué no probábamos el equipo de sonido. Entonces nos subimos a echar un palomazo. Tocamos una rola y pues ya sabes con la banda que había empezaron ‘otra, otra’. y pues ya fue tocada completa.

Dice que “como buenos jipis, nos quedamos a dormir en un camión de mudanzas Galván que fueron los que llevaron los instrumentos. Todos los demás grupos se fueron al hotel Avándaro donde también teníamos cuarto, pero nosotros nos quedamos, como toda la banda, en el campo”.

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 “Resulta que esa noche, la del viernes en que nos quedamos a dormir en la mudanza, en el hotel Avándaro empezaron hacer el sorteo para ver a que hora iba a tocar cada quien. Lógicamente, como no estábamos ahí, nos mandaron al lugar que supuestamente era el más jodido, de 7 a 8 de la mañana y los demás se acomodaron ahí. No se cuál era el orden de la tocada.

Menciona que para el sábado, “como a las 10 de la mañana, ya habían tocado la Opera Tomic, la Opera Her, las psicodélicas del maestro Carlos Vaca. Tocaron cualquier cantidad de grupos que no estaban anunciados. Subieron a tocar los Cama de Piedra, La División del Norte, el grupo de Sergio Arau, bueno, tocaron 12 o 13 bandas y a las 8 de la noche empezaba ya la tocada realmente”.

“La tocada verdadera empezó el sábado en la noche, pero como a las 3 o 4 de la mañana se fue la luz. Estaba tocando el maestro Pepito Arias, que en ese entonces estaba en la batucada de los Yakis. Ya para esa hora la verdad es que la raza no sabía ni quién estaba tocando. Estaban despiertos y en el cotorreo, pero ya muy pachecos.

Cuenta que cuando les llegó el momento de tocar, eran como las 8:20 de la mañana. “Tocamos mucho más tiempo que los 50 minutos que teníamos establecidos. Interpretamos lo que nos dio la gana, porque ya después de nosotros no seguía nadie. Para esa hora la raza ya había despertado y ya estaban participando y pues habían pasado cantidad de bandas. Nos tuvimos que aventar dos rolas ya sin voz porque no servían bien los equipos de sonido. Al final ya no hubo carrera de autos, pues había mucha raza y estaba instalada en el circuito donde iban a pasar los carros”.

Alex Lora refiere que es cierta la leyenda de “La encuerada de Avándaro”. Una chava que se quitó la camisa a medio concierto, lo que era muy audaz para la época.

“Cuando se encueró la primera, porque hubo más de una, nosotros estábamos abajo en la mudanza y ella se encuera arriba del camión, que de repente se empezó a mover. Es cuando nos dicen que una chava se estaba encuerando allá arriba. De ese momento es que inventé la canción sobre la noche de Avándaro… es esa de lágrimas en la lluvia, que ya grabe después…”

 “Como anécdota te cuento que al otro día salió nuestra foto en un periódico, no te digo cuál para no quemarlo, toda la primera plana, decía con unas letras que ocupaba el tamaño de todo el frente: ‘No hubo carrera de coches, fue de motos’. Luego desdoblabas el periódico y estaba la foto de nosotros tocando, triunfando, con la raza a toda madre. Y el pie de foto decía: Musiquetes ridículamente vestidos y drogados incitaban a la juventud a cometer desmanes”, relata.

Considera que “se desató el amarillismo. Y es que hay que analizar una situación que fue clave. Ese mismo año fue el de la bronca de los Halcones, el 10 de junio, y estaba todavía presente en la memoria Tlatelolco, que fue en el 68. Cuando el gobierno vio ahí casi medio millón de personas congregadas, pegadas, rocanroleando, dijo: ‘no podemos permitir que el rocanrol exista en nuestro país, porque esa es una música que no tiene nada que ver con nuestra identidad, nada que ver con nuestras raíces y además invita a la gente a drogarse, a prostituirse, a suicidarse y a todo lo más nefasto que pueda haber. Entonces no podemos permitir que eso exista’”.

Asegura que “las tocadas que anteriormente se hacían sin ningún problema en la ciudad se volvieron como de resistencia, clandestinas, se hacían en los ‘hoyos funky’, como bautizó a esos espacios el maestro Parménides García Saldaña, pionero del periodismo musical, rocanrolero, pionero de la escritura rockera mexicana, junto con el maestro José Agustín. Él iba a las tocadas con nosotros al Chicago, al Maya, al Siempre lo Mismo, de avenida 8, al Oro Negro. Bautiza a esos lugares como hoyos funky, que fue donde el rock and roll sobrevivió a nivel subterráneo en nuestro país. Ahí siguió encendida la flamita del rock and roll. Para muchos en la sociedad ser rockanrolero era casi casi como ser narco satánico. Cuando la tira (policía) se daba cuenta que había una tocada, llegaba y arrasaba con todo.

“Aún así hubo una gran resistencia del rock and roll a nivel subterráneo. A mediados de los años 80 del siglo pasado, ya fue la rebelión de rock en tu idioma, cuando las bandas de Argentina y España llegaron cantando canciones originales de ellos en español. En ese momento fue cuando dijeron pues ya vamos a darle chance a nuestros compatriotas de que a ver si pueden hacer sus propias canciones nuestro idioma.

“Para cuando esto ocurrió, nosotros en el TRI pues ya teníamos 16 álbumes que grabamos año con año, en los que retratamos el momento social, político e histórico que se vivió, no solamente en México, sino en todo el mundo. Cuando llegó ese movimiento de rock en tu idioma, pues pudimos salir un poco más a la superficie, salir del hoyo funky y hacer llegar nuestra música a un mayor número de oídos, porque del fin del 61 a mediados de los 80, fue la represión plena en contra del rock and roll.

Alejandro Jiménez | El Sol de México

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