México tiene una larga tradición de ofrecer asilo a refugiados internacionales

Entre las guerras abiertas y sucias, como respuesta a las persecuciones étnicas y políticas, México se ha convertido en un refugio para muchas personas que vieron en riesgo sus libertades o su propia existencia y se vieron en la necesidad de buscar asilo en otras naciones.

Miles de extranjeros que se han visto forzados a abandonar su país para huir de persecuciones, conflictos armados, violencia política y social, viajan al territorio mexicano con la esperanza de recibir protección humanitaria.

Recientemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció refugio a mujeres y niñas afganas tras la llegada de los talibanes a Kabul, ya que sus derechos y libertades que consiguieron luego de varios años de lucha, podrían verse realmente afectados.

Pero ésta no ha sido la única ocasión que México extiende su mano para ayudar a aquellos extranjeros que solicitan refugio.

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Hace 82 años, el entonces presidente Lázaro Cárdenas abrió las puertas de México a miles de refugiados que huían de la Guerra Civil Española para salvar su vida y defender su libertad ante la persecución del franquismo y el terror del fascismo que avanzaba en Europa.

Los más de 25 mil refugiados españoles rehicieron su vida y contribuyeron con su trabajo, genio y enseñanzas a enriquecer la cultura, las artes, la economía y las ciencias del país.

Muchos de ellos llegaron con la esperanza del pronto regreso a natal país, pero mientras ese momento se daba, la consigna de todos fue seguir ofreciendo lo mejor que tenían a la nación que sin pedir nada a cambio, les brindó todo. México también reconoce las enormes aportaciones de los españoles exiliados a la vida nacional.

El exilio masivo de españoles al territorio mexicano inició el 13 de junio de 1939, luego de la llegada de los 456 niños que huían de los estragos de la guerra civil en 1939. Los menores fueron enviados a Morelia, Michoacán para su protección, por iniciativa de la esposa del presidente Cárdenas, Amalia Solórzano.

La idea era acogerlos mientras terminaba la guerra en su país; sin embargo, la derrota republicana impidió su regreso y se convirtieron en pioneros del exilio en México.

México recibió hace 76 años a cientos de polacos que huían de la Segunda Guerra Mundial y del horror en campos de trabajos forzados.

En aquellos años dejaban atrás el suelo donde habían nacido y, tras un doloroso destierro, llegaban a un nuevo país del que poco o nada conocían, pero que los recibió con alegría y la esperanza de que aquel conflicto bélico pronto llegaría a su fin.

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El gobierno mexicano permitió la entrada de solo mil 850 refugiados judíos entre 1933 y 1945. Se expidieron por lo menos 16 mil visas de inmigración a refugiados republicanos españoles entre 1938 y 1945, y más de mil 400 visas a refugiados católicos polacos durante 1939 y 1941.

Era tan grande la afluencia de refugiados que buscaban una visa mexicana, que el presidente Lázaro Cárdenas decidió tenderles la mano y a aquellos que así lo desearan, les ofreció la nacionalidad mexicana de inmediato.

Han pasado de 11 años después de que un terremoto de magnitud 7.0 azotó a Haití dejando cerca de 300 mil muertos. Hundido en la crisis, el pueblo haitiano no ha podido recuperarse.

Los sobrevivientes no sólo tuvieron que lidiar con las pérdidas de sus familiares, también enfrentaron la destrucción de sus propiedades, la falta de un sistema de salud adecuado, la propagación de epidemias como el cólera, y la obligada necesidad de abandonar su país en busca de asilo político en México.

En abril de 2010, a bordo del buque Usumacinta de la Armada de México, 250 haitianos que contaban con familiares en el país, arribaron al puerto de Veracruz como parte del traslado de refugio del gobierno mexicano en beneficio de los damnificados por el terremoto.

Los refugiados tuvieron la oportunidad de una residencia permanente para poder desplazarse a cualquier parte del territorio nacional y acceder a los mismos servicios de los mexicanos a través del Instituto Nacional de Migración (INM).

Mientras que miles de personas buscan desesperadamente huir de Afganistán ante el temor a represalias y a la imposición de un estricto régimen talibán, el resto del mundo se prepara para una posible crisis migratoria.

En América Latina, México, Chile y Costa Rica han anunciado planes para darle asilo a una cantidad determinada de afganos, dándoles prioridad a las personas que corren mayor riesgo.

El gobierno mexicano anunció el inicio de trámites a las primeras solicitudes de refugio para ciudadanos afganos, en especial de mujeres y niñas, que lo hayan solicitado a través de la embajada de México en Irán. Así lo señaló el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, en un mensaje en su cuenta de Twitter.

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“Les informo que con la activa participación de Guillermo Puente Ordorica, embajador de México en Irán, hemos iniciado el procesamiento de las primeras solicitudes de refugio de ciudadanos afganos, especialmente de mujeres y niñas”.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) señaló que mantendrá en reserva el número e identidad de los ciudadanos de Afganistán a los que México dará asilo tras la toma del poder por parte del Talibán, al tratarse de solicitudes de personas que corren peligro.

El 14 de diciembre de 1950 al término de la Segunda Guerra Mundial, se creó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) con el objetivo de ayudar a los millones de europeos desplazados por el conflicto. La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas otorgó a ACNUR un mandato de tres años para completar sus labores y luego disolverse.

Hoy, 71 años después continúa con la labor de proteger y asistir a los refugiados alrededor del mundo. En México, el ACNUR tiene presencia desde 1982 y ha apoyado a los exiliados de las dictaduras en América Latina durante los años de 1980 y de la Guerra Civil en Centroamérica, en la década de los 90.

Este Alto Comisionado apoya los esfuerzos del gobierno de México para salvaguardar los derechos y el bienestar de las personas que se han visto obligadas a abandonar su país. Trabaja en asegurar que aquellos que huyen de la violencia y persecución tengan derecho a recibir protección y solicitar asilo. Asimismo, ofrece soluciones duraderas que fomentan la integración en territorio nacional a partir de alianzas con socios y comunidades de acogida.

El Instituto Nacional de Migración (INM), creado el 19 de octubre de 1993 por decreto del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, es un órgano técnico desconcentrado de la administración pública federal, dependiente de la Secretaría de Gobernación, el cual aplica la legislación migratoria vigente.

Su público usuario lo integra quienes visitan México de otros países, y aquellos que quieren permanecer en el país de forma temporal o permanente, así como los mexicanos que contratan extranjeros y quienes desean establecer vínculos familiares con una persona extranjera.

Guadalupe Bustamante | El Sol de México