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Mariana Montenegro: Del pop a la pista de baile

Fueron 14 años los que Mariana Montenegro trabajó al lado de Milton Mahan como parte del dúo de indie pop Dënver,

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Fueron 14 años los que Mariana Montenegro trabajó al lado de Milton Mahan como parte del dúo de indie pop Dënver, un proyecto que después de 4 discos de estudio llegó a su fin en 2018, para que cada uno de sus integrantes siguiera por su propio camino.

Para Mariana Montenegro, esta separación fue algo natural, luego de que comenzaron a surgir diferencias creativas entre ambos:

“Yo empecé a sentir interés por la música electrónica y tenía ganas de hacer cosas que fueran por ahí, pero él no, además de que en Dënver yo no componía las canciones, sólo hacía arreglos y ese tipo de cosas, pero ya tenía ganas de hacer mis propias canciones”.

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Cuenta la artista que aún trabajaba con Dënver cuando comenzó a realizar sus propias composiciones y a pensar en su primer disco en solitario, el cual finalmente vio la luz en 2020.

Y es que, a pesar de que el último disco de estudio de Dënver (Sangrecita) ya era mucho más bailable que los anteriores, Mariana Montenegro sentía la necesidad de enfocarse en otro tipo de formato musical:

“Yo tenía ganas de hacer algo bailable, pero en otro sentido, algo que tuviera más que ver con la música de club y el house, algo no tan pop… Quería que en mi proyecto hubieran tracks, además de canciones… La diferencia es que los tracks son música o composiciones que no tienen la estructura de estrofa, coro, estrofa y coro de las canciones, sino que son más libres, pues su desarrollo está determinado por la experiencia en la pista de baile, y eso es lo que yo quería explorar”.

El disco en cuestión, titulado La Mar, vio la luz en una fecha poco apropiada para invitar a la gente a la pista de baile: Marzo de 2020, precisamente el momento en el que la humanidad entera comenzaría un confinamiento prolongado a causa de la pandemia del Covid-19.

Aún así, quienes le pusieron atención se dieron la oportunidad de escucharlo e incluso de bailarlo, aunque fuera en pijama y en la sala de su hogar. Si bien varios de los tracks del disco tienen suficientes guiños al house y otros estilos noventeros, uno de sus sencillos principales fue “Música”, que es una especie de tributo al clásico de la era disco “I feel love” de Donna Summer, una época de la que la artista se confiesa como aficionada.

Sobre “Música”, considera que tiene una fuerte influencia de Pet Shop Boys, así como del high energy y el new wave, aunque reconoce que sus acordes están influenciados por el clásico producido en 1977 por Giorgio Moroder:

“Sí… tiene harta energía de esa canción, de hecho cuando la toco en vivo, canto unas líneas de “I feel love” en una parte, porque los acordes calzan perfecto”, asegura.

Otro track que viene a la mente al escuchar “Música” es el clásico ochentero “French kiss”.

Ah… Cuando baja el tempo, sí. Yo no conocía esa canción cuando hice la mía, pero había ido a muchas fiestas y supongo que había escuchado ese arreglo; seguramente en alguna fiesta lo escuche y no sé, por ahí lo metí”.

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Sobre el sentimiento que transmite dicha canción, cuenta que es el mismo de “Let the music play”, de Barry White:

“¿Conoces esta canción? Habla de que él está triste, de que perdió a su mujer y de que ahora sólo quiere ir a bailar. Es como decir: Sólo quiero que la música suene y no quiero pensar en nada más… La canción tiene un poco de eso y mi pensamiento es que seguramente cuando la gente sale a bailar, por ahí puede haber un corazón roto que quiera olvidarse de todo y bailar”.

En pocas palabras, la evasión, que nunca está de más cuando hablamos de música para cualquier generación. Aunque será un misterio saber qué piensan los millennials cuando se menciona a Donna Summer y Barry White.

Sobre esto, se apresura a comentar:

“Cuando lancé mi disco pensé: “Voy a sacar algo que no está de moda, porque esto no está de moda, pero es lo que me nace y así lo voy a hacer… Para mi sorpresa, sí conectó con mucha gente y hasta con gente que no va a fiestas, lo cual para mí también es un logro, porque también quiero conquistar el corazón de alguien a quien quizá no le gusta bailar”.

Qué bueno que no le gustó sólo a los cuarentones.

Sí… Cuando miro mis redes sociales veo que mi público va de los 25 a los 35 años, aunque también hay gente más nueva. En Chile, por ejemplo, hay una escena gigante de techno y house y es una escena que se está renovando”.

Hablando del formato de tracks y canciones, ¿cómo serán tus presentaciones en vivo?

Será una mezcla, porque en el disco hay como cinco tracks y las demás son canciones, entonces realmente tiene como mitad y mitad, así que mi show en vivo es una mezcla de un show normal y de uno de música electrónica”.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Alejandro Paz, que es otro nombre destacado de la electrónica latina?

Bueno, al principio yo quería hacer mi disco sola, pero un día fui a una fiesta donde él estaba tocando y quedé alucinada con su show, así que le escribí y le mostré mis canciones y luego empezamos a trabajar… Yo esperaba que él me guiara en el lenguaje de la música electrónica, pero para mi sorpresa él había estudiado composición, armonía, contrapunto y otras cosas que yo también estudié, así que manejamos el mismo lenguaje y al final su ayuda fue a nivel general: tanto de arreglos, como de estructura y acordes, no sólo a nivel de: ‘Dame el ritmo de la electrónica’… Fue algo supercompleto, genial… Aprendí muchísimo”.

Sobre la promoción del disco, Mariana Montenegro cuenta que a pesar de la pandemia pudo realizar algunas presentaciones en la Ciudad de México, Chicago y Miami:

“Hubo gente que no me conocía, pero le encantó y bailó, entonces mi plan es seguir promocionando el disco, aunque también ya quiero cerrarlo; va a salir un disco de remixes con distintos DJs chilenos y también un EP con puro piano, con algunas del disco y otras nuevas… Y ya estoy componiendo nuevas canciones. La experiencia de la pandemia me hizo explorarme a mí misma como productora, entonces he producido el trabajo a otras personas y ahora mismo estoy produciéndole el EP a una amiga, que es Ágata Prisma, y por ahí vienen más estrenos.

¿Continuarás en la misma línea de tracks para la pista de baile?

Las canciones nuevas que he hecho hasta ahora ya no son tan bailables… Hay dos que sí, pero naturalmente me ha nacido hacer cosas que son más tranquilas, por el tiempo que he pasado en casa, ahora de pronto prefiero escuchar algo que me emocione más, que me dé tranquilidad… Así que se viene algo más tranqui”.

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Mientras Mariana Montenegro da a conocer estos lanzamientos, planea viajar de nuevo a Chile y Estados Unidos y regresar a México, con la idea de no mantener una sola base de operaciones, sino funcionar más bien como una artista nómada, mientras encuentra la manera de volver a vivir de la música, algo que ya había logrado anteriormente:

“Con Dënver vivía de la música, y cuando Dënver se acabó empecé a trabajar de tiempo completo como DJ, aunque con la pandemia tuve que reinventarme y me hice profesora online de piano, canto y producción musical… Ahora mismo puedo decir que sigo viviendo de la música, pero muy precariamente, porque es difícil, ya que la música es como un hijo y tienes que invertir constantemente en ella si quieres que crezca”.

Este 11 de agosto, Mariana Montenegro se presentará junto a Paz Court en el Foro Indie Rocks de la Ciudad de México, un recital en el que, dadas las circunstancias, le pide a la gente:

“Por favor, sean muy responsables: Si van, usen mascarilla y mantengan la sana distancia… Y no compartan sus tragos… Aunque estén vacunados cuídense igual, porque de todos modos pueden contagiar el virus… Es un acto de solidaridad con el otre”, concluye.

Alejandro Castro | El Sol de México

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