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Baja California

Cava Córdova, un matrimonio enólogo que le apuesta al vino experimental

Los vinos de Cava Córdova se identifican con la etiqueta GSM por la combinación de tres uvas: Grenache, Syrah y Mourvèdre, una mezcla que es típica de la región Ródano-Alpes, en el sureste de Francia

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TIJUANA, Baja California. Cuando Karla Orozco y Fernando Farías Córdova se casaron en el 2015, los invitados a la boda degustaron un vino blanco especial que ellos mismos elaboraron en la casa vinícola que tienen en la región del Valle de Guadalupe. Dos años antes, en 2013, se iniciaron en el campo de la vitivinicultura con la apertura de Cava Córdova en la comunidad de El Sauzal.

La pequeña empresa de este matrimonio y de la familia Córdova, originaria de Guadalajara, se ha destacado por la producción de vinos experimentales al desarrollar diversas técnicas de fermentación y mezclar diferentes cepas.

Fernando es originario de Guadalajara y Karla de la Ciudad de México, donde estudió gastronomía en la Universidad del Claustro de Sor Juana, pero ambos se establecieron en Ensenada para arrancar diversos proyectos personales.

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La vida los unió en el Valle de Guadalupe y ahora, siete años después, la marca Cava Córdova se ha convertido en una casa vinícola que distribuye sus botellas a nivel nacional.

En tiempos de pandemia, la pareja se puso a trabajar y creó el Club Entrevinos.

Los vinos de Cava Córdova se identifican con la etiqueta GSM por la combinación de tres uvas: Grenache, Syrah y Mourvèdre, una mezcla que es típica de la región Ródano-Alpes, en el sureste de Francia.

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El club del vino mexicano

Cada mes, Karla y Fernando suelen enviar pequeños lotes de vinos experimentales a diferentes partes del país, principalmente a Guadalajara, donde tienen como socios a los tíos de Fernando.

“Hacemos algo diferente cada año, tenemos una línea pequeña, todos los experimentos los hago yo”, dijo Karla. “Este año estamos haciendo un vino naranja que es un vino blanco con proceso de vino tinto”.

Comentó que para la elaboración del vino experimental suelen “jugar” con el proceso de la fermentación y los tiempos de almacenamiento en las barricas para obtener distinto dulzor. 
“Hacemos pequeños lotes que pueden o no pueden salir al mercado, tenemos cuatro etiquetas y la línea experimental”, mencionó.

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Cava Córdova tiene la capacidad de producir 5 mil cajas de vino, pero actualmente sólo hace mil 100 debido a la baja en el consumo que ha provocado la crisis de Covid-19.

“Somos una vinícola pequeña y no queremos dejar de estar presentes y que se salga de nuestras manos”, recalcó. “No tenemos viñedo, compramos la uva, pero tenemos todo el equipo para procesar, las barricas, el cuarto frío y el área de etiquetado”.

En el 2019 abrieron al público una bodega para la degustación de vinos que empezó a tener éxito a pesar de no estar en el corazón del Valle de Guadalupe.

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A partir de julio, al iniciar la vendimia o la cosecha de la uva, Cava Córdova reactivó sus operaciones, aunque este año no producirán vino tinto  y continuará ofreciendo en renta sus instalaciones para otros pequeños productores.

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