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La Opinión

La migración es un tema preponderante de la relación entre Joe Biden y AMLO

Estados Unidos no frenará la migración con bravatas, sino con acuerdos y creando fuentes de empleo en Centroamérica y México

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La caída de la economía en Centroamérica será de 8.5 por ciento al cierre de 2020.

El 2021 va a traer mucho trabajo para el entrante gobierno de Estados Unidos y el de México, especialmente por el alto flujo migración que se espera de Centroamérica hacia el norte del continente derivados de la pandemia del coronavirus y por la fuerza que ha retomado las pandillas en esas zonas.

Para empezar la pandemia destruyó el ya de por sí precario esquema de empleo de América Central, se cerraron empresas, se paralizaron las inversiones locales y foráneas eso derivó en una catástrofe, de acuerdo con la CEPAL: La caída de la economía en esa zona será de 8.5 por ciento. 

Inevitablemente esta tendencia está provocando que los flujos de personas ya están migrando hacia México para tratar de llegar a Estados Unidos. También bajo la idea de que el presidente antiinmigración Donald Trump está apunto de terminar su gobierno. ¡Bueno eso si no sale con una de sus puntadas!   

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No hay que olvidar que durante su gestión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump coersionó con todo a su homólogo Andrés Manuel López Obrador para que contuviera los flujos migratorios provenientes precisamente de Centroamérica a través de caravanas. La medida de Estados Unidos funcionó y hoy miles de personas en las fronteras sur y norte de México están atiborradas de migrantes, muchos de ellos ya echaron raíces.

La violencia y el reclutamiento forzado de las pandillas en el Triángulo Norte de Centroamérica empujó en 2019 una ola migratoria de familias enteras, que se frenó parcialmente por las restricciones por la pandemia de Covid-19.

Aunque el movimiento ya se reinició con fuerza, tras la apertura de las fronteras, pese a que actualmente Guatemala, Honduras y El Salvador son terceros países seguros para los solicitantes de asilo en Estados Unidos.

Este “fenómeno migratorio tan marcado” es uno de los efectos colaterales de las pandillas o maras que operan en Honduras, Guatemala y El Salvador, explicó la Especialista Regional en Protección de la Infancia y Migración de Unicef, Mónica Darer.

“Las amenazas, la violencia y la persecución que se está dando en los países del norte de Centroamérica ya tiene una afectación mayor sobre las familias”, y por ello casi el 20 por ciento de los más de 3 mil 100 entrevistados para un reporte dijeron que “huyeron” en unidades familiares. 

Lo realmente preocupante es que las cifras se dispararon en 2019: las familias aprehendidas en la frontera de Estados Unidos con México aumentaron un 456 por ciento, pasando de 77 mil 800 familias en 2018 a más de 432 mil el año pasado.

Hay que resaltar que la migración de adolescentes y menores no acompañados por Centroamérica es un fenómeno nuevo de los últimos seis años, pero que ha ido creciendo con números muy altos, incluso si usted recuerda el presidente Trump fue sumamente criticado por las ONG y organismos internacionales al separar a niños de sus familias y luego no poderlos reintegrar.

El reporte de Unicef y ACNUR, realizado entre diciembre de 2019 y marzo de 2020 con tres mil 104 entrevistas en El Salvador, Guatemala, Honduras y México, muestra que el 30 por ciento de los niños y niñas no acompañados identificaron algún tipo de violencia como el principal detonante de su desplazamiento, en su mayoría amenazas de muerte.

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El cierre de fronteras y las medidas para frenar la pandemia en curso limitaron la migración de Centroamérica, especialmente en el Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras), pero agravando la violencia y persecución durante el confinamiento, recoge el informe.

Según InSight Crime, el hampa sufrió un revolcón por la llegada del Covid-19. Sin embargo, los criminales lograron adaptarse a la situación y reaccionaron mucho más rápido que el resto del mundo, incluso en varias partes del continente americano organizaron envíos de ayuda para amortiguar los efectos económicos de la pandemia.

El coronavirus afectó a América Latina y el Caribe de una manera más fuerte que a otras zonas del planeta. La región concentra alrededor del nueve por ciento de la población mundial, pero registró cerca de un tercio de las muertes por el virus a nivel mundial. 

El progreso económico que durante 30 años había logrado reducir la pobreza se estancó, y ahora se percibe una tendencia a la inversa. A finales de año, la capacidad de los gobiernos para imponer restricciones, y la capacidad de los ciudadanos para adaptarse a ellas, prácticamente se han evaporado.

Es por eso que la relación bilateral entre México y Estados Unidos debe estar basada en sólidas y buenas decisiones que permitan a ambos países hacer frente a un fenómeno como la migración, que ya de por si era recurrente sin pandemia, pero que ahora con los efectos económicos y la violencia amenaza con provocar un éxodo incalculable.

No es con bravatas como Estados Unidos puede frenar la migración, sino con acuerdos de trabajo en conjunto y creando fuentes de empleo en los puntos de origen migratorio para frenar esta tendencia que siempre ha representado un problema para el país vecino del norte, ya sea con gobiernos demócratas o republicanos. ¿O usted qué cree?

Que tenga un excelente 2021, sobre todo, lleno de salud.

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