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El Extranjero

Violencia deja 40 masacres en lo que va del año en Honduras

Algunos de los crímenes en Honduras están ligados a las pandillas o maras que huyen ante la presión que sufren en El Salvador

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Los datos los dio a conocer el el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional.

Honduras se encuentra bajo una demoledora ola de masacres, se reportan 40 en lo que va del año, pese al confinamiento vigente desde marzo contra la propagación del coronavirus, reveló el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional, lo que ha provocado la organización de una nueva caravana rumbo a México para tratar de entrar a Estados Unidos. 

Un total de “40 eventos de homicidios múltiples han cobrado la vida de 145 personas en el país centroamericano (parte del Triángulo Norte)” en lo que va del 2020, dijo la directora del Observatorio, Migdonia Ayestas.

Honduras también sufre de altos niveles de violencia vinculada a las pandillas o maras, que ante la presión que sufren en El Salvador, parte de la política del presidente Nayib Bukele, migran hacia tierras hondureñas o guatemaltecas.

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De acuerdo con InSight Crime, la entrada al municipio de Camasca, en el departamento de Intibucá, Honduras, está bien custodiada. Una columna de las fuerzas especiales del ejército detiene a los vehículos que llegan por la calle pavimentada que sube y baja las montañas y conecta a este pueblo fronterizo con La Esperanza, la capital del departamento.

Los soldados están ahí por una sola razón: el terror que llegó con las incursiones de la pandilla MS13 desde el vecino El Salvador.

El terror se instaló en Camasca, que es una suerte de capital regional, y en sus alrededores, a finales de 2016. Las casas de los poblados cercanos a la zona limítrofe se empezaron a vaciar a medida que los grafitis de la Mara Salvatrucha comenzaron a multiplicarse en la zona.

Lo que desencadenó historias de violencia en Colomoncagua y Magdalena, dos de las aldeas más cercanas a El Salvador. Historias de asesinatos que empezaban con balazos y terminaban a machetazos. De extorsiones de hasta 100 dólares cada dos semanas a los lugareños receptores de remesas de Estados Unidos. Y la historia del presunto responsable de todo aquello, un pandillero salvadoreño (José Isaías Barahona) que reclutaba a jóvenes hondureños bajo las siglas de la MS.

La violencia impuesta por la pandilla ha tenido respuesta de otros grupos en lugares como Jesús de Otoro, e incluso en Camasca, donde algunos ciudadanos ya se han armado para responder a la MS13. “Ya se formó un grupo de exterminio”, cuenta la Policía de Camasca.

Por lo pronto, la más reciente masacre se registró el pasado domingo en San Fernando, departamento de Olancho, 200 kilómetros al este de Tegucigalpa, donde desconocidos asesinaron a tiros al ambientalista José Antonio Teruel, su esposa Francisca Aracely Zelaya y su cuñado Marco Tulio Zavala.

En la última etapa de su vida Teruel, de 72 años de edad, organizó reuniones para analizar el conflicto que tienen pobladores de Patuca, municipio donde vivía, con autoridades de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (por la presencia allí de una represa).

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Personas de su entorno aseguran que su muerte está relacionada con la defensa del medioambiente, sin embargo, autoridades de la Dirección Policial de Investigaciones de Olancho la atribuyeron a venganzas personales, pero sin ahondar en más detalles.

Ayestas recordó que Teruel había trabajado con ella en el Observatorio.

“Dos de las matanzas múltiples se registraron en cárceles, donde el Estado tiene mayor responsabilidad de garantizar la vida”, destacó.

El 62 por ciento de las masacres en Honduras han ocurrido en zonas urbanas y 38 por ciento en áreas rurales, 33 víctimas han sido mujeres y el resto varones, por “peleas por tierras, venganzas y sicariato”, precisó.

Criticó la impunidad en las matanzas porque todo delito “se queda en proceso de investigación”. 

Ayestas pronosticó que este año  aumentarán los homicidios. En 2019 la tasa fue 43.6 homicidios por cada 100 mil habitantes, y se contabilizaron 71 masacres con 285 víctimas ese año.

Debido a los altos niveles de violencia y luego de varios meses de confinamiento por el coronavirus, migrantes hondureños decidieron volver a emprender el viaje hacia Estados Unidos. Convocaron una nueva caravana que pretende tomar camino el primer día de octubre.

Fue por medio de redes sociales que se dio a conocer la convocatoria. De acuerdo con El Universal, Itsmania Platero, una activista por los derechos humanos, aseguró que la razón por la que los hondureños marcharán hacia México es que huyen de condiciones adversas como la violencia, el hambre y el desempleo que generó el Covid-19.

Esta caravana estaría formada por un gran grupo de personas entre las que se encontrarían familias completas. Además, se espera que esta vaya incrementando conforme avance hacia la frontera de México con Estados Unidos.

Todo comenzará el próximo 1 de octubre a las 04:00 horas del día tras haberse concentrado en la Catedral Metropolitana de San Pedro Sula.

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