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El Extranjero

El Covid-19 y el hambre despiertan las marchas en Chile

Mientras los contagios diarios por Covid-19 aumentan en Chile, cientos de personas salieron a las calles en exigencia de trabajo y comida

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La pandemia del Covid-19 resucitó las protestas en Chile, una fuerte presencia militar se impuso en las zonas vulnerables de Santiago donde el pasado lunes hubo protestas por comida y trabajo en medio de una cuarentena total, mientras los nuevos contagios diarios de coronavirus se dispararon el martes un 55 por ciento respecto al día anterior hasta rozar los 50 mil casos.

La lucha ciudadana contra la desigualdad social y económica que estalló en Chile en octubre de 2019, con constantes protestas y episodios de violencia, amenaza con despertar del letargo en el que quedó sumida desde la llegada del coronavirus, reclamando ahora ayuda para poder comer.

Con decenas de militares en la comuna El Bosque, se aplacaron las calles donde el lunes un centenar de vecinos se enfrentaron con palos y piedras a policías antimotines, tras el primer día hábil de la cuarentena que rige desde el viernes en la capital, el principal foco de la pandemia en el país.

El caldo de cultivo para nuevas protestas lo sirven los más de medio millón de empleos que se han destruido en el país entre marzo y abril, ante el cese de actividades productivas y económicas por las cuarentenas decretadas para tratar de contener el avance del coronavirus.

La pandemia ha generado una crisis social y económica que provocará un incremento de la pobreza que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en Chile puede pasar del 9.8 por ciento de 2019 al 13.7 por ciento en 2020, en el peor de los escenarios, y cuyos efectos ya han comenzado a sentirse en las calles.

“Si bien es cierto que Chile tiene uno de los sistemas laborales más formales de América Latina, estamos hablando de que hay 2.6 millones de personas con un trabajo informal, es mucha gente, y a ellos, al día de hoy, prácticamente no les ha llegado nada”, alertó a la agencia española EFE, Rossana Castiglioni, académica de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales de Chile.

“Estamos en un momento muy complejo, muy difícil, con mucha preocupación ciudadana”, dijo el ministro de Salud, Jaime Mañalich, en un mensaje para dar el último balance sobre el coronavirus.

El número de contagios subió el martes a 49 mil 579, tras registrar el mayor incremento diario de nuevos infectados desde el principio de la epidemia: 3 mil 520.  En las últimas 24 horas también se alcanzó un récord de fallecidos, 31 personas, lo que eleva a 509 el número de muertos desde el 3 de marzo.

Con más de 90 por ciento de las camas de cuidados intensivos ocupadas en Santiago, las autoridades optaron por trasladar pacientes a otras provincias del país. Al menos seis enfermos graves con coronavirus fueron enviados a la ciudad de Concepción, 500 km al sur de la capital, en avión ambulancia y cuatro de ellos en un avión Hércules de la Fuerza Aérea chilena.

“Tenemos hambre”, “necesitamos trabajar, necesitamos que llegue algo de ayuda”, se escuchaba entre vecinos de los barrios más vulnerables de Santiago, parte de los 11.7 por ciento de pobres que tiene este país de casi 18 millones de habitantes.

“La gente no tiene trabajo, no tiene dinero y no tiene alimento”, lamentó Mónica Sepúlveda, guardia de seguridad desempleada de 46 años, el martes en El Bosque.

Sepúlveda criticó que el gobierno prometa ayudas que no llegan. Desde hace años “se han reído de la gente humilde como nosotros”, dijo la manifestante. El gobierno “ayuda a la gente rica, a los empresarios”.

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Mañalich se refirió a los reclamos de sectores populares: “Estamos viendo lo que denominamos una pandemia social. Produce pérdida de empleos, falta de recursos y lo peor, produce hambre. Por eso el presidente está tomando una serie de medidas para que el hambre no golpee a los más desposeídos”.

El titular de Salud declaró: “la crisis sanitaria y social que vivimos no tiene precedentes en Chile, es por eso que hay que dimensionar adecuadamente cuál es el desafío que enfrentamos y hacerle frente, todos unidos”.

Durante la noche del lunes, también en El Bosque unas 100 personas saquearon una distribuidora de gas. En el centro de la ciudad manifestantes quemaron un autobús y en otros sectores de clase media y trabajadora, que en el último mes han perdido empleos, se escucharon cacelorazos.

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“Nosotros llevamos muchas semanas en cuarentena, desde antes que la decretara el presidente porque sabemos que no tenemos camas en nuestros hospitales del sur de Santiago”, explicó en radio Cooperativa Claudia Pizarro, alcaldesa de La Pintana, un sector popular del Gran Santiago.

“El hambre se está viendo desde hace varias semanas. Cada día la gente está organizando más ollas comunes (…) y la gente viene, no como antes que era un comedor, ahora vienen a buscar comida para llevarla a la casa”, detalló Pizarro.

La alcaldesa reprochó al gobierno del presidente conservador, Sebastián Piñera, haber hecho “anuncios espectaculares”, pero “todas las cosas están llegando a destiempo”, dijo.

El domingo en la noche Piñera anunció en un mensaje al país que se distribuirían 2.5 canastas de alimentos a los más pobres, aunque no dio plazos ni precisó en qué lugares. Los alcaldes de los sectores más afectados no estaban enterados del plan.

En abril, Piñera anunció la entrega de un bono familiar de un monto equivalente a 317 dólares para unos 4.5 millones de los chilenos más vulnerables, que aún no se entregó.

También desde el mes pasado se distribuye otro bono de 60 dólares para el 60 por ciento de las familias más pobres.

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