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Sonora

Frenan con totoaba de laboratorio su extinción en el Mar de Cortés

El Centro de Reproducción de Especies Marinas del Estado de Sonora liberó más de 250 mil crías de totoaba para repoblar al Mar de Cortés, que es saqueado por pescadores

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Frenan con totoaba de laboratorio su extinción en el Mar de Cortés

HERMOSILLO, Sonora. El Centro de Reproducción de Especies Marinas del Estado de Sonora (Cremes) trabaja para repoblar el golfo de California de totoaba de laboratorio o estanque, un pez en peligro de extinción porque un kilo de su vejiga natatoria se vende en el mercado negro chino en miles de dólares.

Se han liberado más de 250 mil crías de totoaba y más de 20 millones de huevos para su desarrollo en mar abierto desde el 2014 hasta el 17 de octubre de 2019 en las aguas de Sonora, según Jorge Trujillo, coordinador técnico del Cremes.

El funcionario del Centro, que está ubicado en Bahía de Kino, afirma que es posible que las totoabas reproducidas en estanques contribuyeron a la repoblación de la especie en peligro extinción en el Mar de Cortés.

Los objetivos del Centro de Reproducción de Especies Marinas del Estado de Sonora son la repoblación de totoaba, el estudio y venta de crías para la engorda a tres empresas permisionadas que abastecen del pescado a los restaurantes de México, dice el representante del organismo operado desde el año 1984 por el Instituto de Acuacultura del Estado de Sonora.

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“La totoaba se puede consumir en restaurantes siempre y cuando se compre a unidades de manejo, pero sólo en México. Al seguir incluida en el apéndice de la convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre -Cites en sus siglas en inglés- está impedida la exportación así sea nacida y engordada en estanques”, señala el ingeniero en acuicultura.

“La totoaba como producto, aún no se puede comercializar al extranjero”, comenta a Cobertura 360.

“Pero existe la inquietud de hacerlo. Primero hay que sacarla de la lista -de especies protegidas- para que se pueda comercializar en Asia y Estados Unidos. Se debe comprobar que es sustentable la producción en cultivo sin dañar la  especies silvestres”, afirma Jorge Trujillo.

Durante la mitad del siglo 20, esta se convirtió en un producto de gran importancia comercial y deportiva en el alto Golfo de California. 

Sin embargo, la reducción de cardúmenes motivó al Gobierno de México a declarar una veda indefinida en 1975. 

Unos cuatro años después el Servicio Nacional de Peces y Vida Silvestre de los Estados Unidos (U.S. Fish and Wildlife Service ) la declaró como una especie en peligro de extinción, algo que México lo hizo hasta 1991. 

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Su estatus en la lista de especies protegidas no han impedido la pesca clandestina, sobre todo para su tráfico en Estados Unidos y China, donde el kilo oscila entre los 570 y más de dos mil 200 dólares.

La también llamada corvina blanca y su asociación con grupos delictivos la han catalogado como el ‘diamante del mar’ o ‘la cocaína’ acuática, por su alto valor comercial.

Al pez totoaba se le han adjudicado propiedades afrodisíacas y medicinales, sobre todo en China, donde el buche o vejiga natatoria -la parte llena de aire que utiliza para flotar- es considerada un alimento gourmet.

Así, un kilo de totoaba se vende mucho más caro que un kilo de cocaína en el mercado negro. Para algunos, el costo es irrelevante cuando puede conceder mayor potencia sexual, disminuir el colesterol, mejorar la circulación o rejuvenecer la piel, entre otros beneficios.

Desde el 2017, cuando inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) fueron atacados en San Felipe, Baja California -donde traficantes y pescadores quemaron equipo y vehículos federales- aunado a la falta de presupuesto para gasolina, la dependencia ha dejado de realizar verificaciones y decomisos, dejándole esta responsabilidad a la Marina de México.

De acuerdo con fuentes de la delegación en Sonora, Profepa en sus oficinas locales no cuenta con estadística o información relacionada con el tema, incluso, con el estimado de la población del animal en alta mar, los últimos datos se refieren a estudios del 2010 y revelan que la especie se redujo en un 95 por ciento. 

A nivel nacional, solo existen tres laboratorios con el permiso federal para producir totoaba en cautiverio. Son dos de carácter público y el Earth Ocean Farms, ubicado en La Paz, que se dedica a la venta para el consumo humano. 

Los tres tienen la obligación por ley de liberar al mar 51 por ciento de cada producción viva.

Jorge Trujillo explicó que agosto el Cites llevó a cabo una convención en Ginebra, Suiza, donde se trató la posibilidad de cambiar el estatus de esta especie.

“El acuerdo al que se llegó es que México, como autoridad, debe poner mayor vigilancia en la pesca ilegal de la totoaba, dio recomendaciones que se deben llevar al pie de la letra para que en el 2020 se vuelva a evaluar y se de la posible desclasificación de la especie”, declaró.

El funcionario aseguró que de solventar las recomendaciones hechas por la asociación internacional se podría convertir en una actividad productiva de gran importancia no solo para Sonora, sino el país entero.

“El mercado que ahora mismo impulsa la pesca ilegal podría ser el escenario en el que Sonora podría incursionar en un esfuerzo por salvar a la totoaba. Al mismo tiempo asegurar un mercado legal para su consumo. Sería el mercado número uno para la entidad”.

El Cremes llevan seis años produciendo más de 100 mil crías al año, pero sus estanques tienen capacidad de hasta 300 mil crías.

Uno de los resultados obtenidos en la Unidad de Manejo de Sonora es que a diferencia de la referencia bibliográfica de la especie llega a su edad reproductiva a los tres años y no entre los seis y ocho como decía la teoría.

Se comprobó que en condiciones propias, con la calidad de agua y alimento adecuado, a los tres años pueden lograr la madurez sexual, por lo que el Cremes ha criado a una generación completa nacida en Kino.

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