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El Extranjero

Los huecheros (o traficantes) están dejando sin piezas arqueológicas a América Latina

El robo de piezas arqueológicas en América Latina va en aumento por el poco presupuesto otorgado por las autoridades

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Los huecheros (o traficantes) están dejando sin piezas arqueológicas a América Latina

El tráfico y venta de piezas arqueológicas en América Latina se ha convertido en una industria ilícita que genera grandes ingresos, sólo por detrás de las drogas y la venta ilegal de armas. Pese a la lucha constante de una serie de países que tratan de frenar este flagelo que se mueve entre las sombras por los saqueadores, conocidos como huecheros.

Pero la lucha contra ese flagelo ha sido dura y no se ha podido erradicar, por lo que el diputado del Partido Acción Nacional (PAN), José Salvador Rosas Quintanilla pidió imponer penas de cuatro a 10 años de prisión a quien cometa robo de bienes culturales, propiedad de la nación, sin importar el objeto o el periodo histórico.

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También busca establecer que cuando sea una asociación delictuosa, banda o pandilla la que cometa el delito, se castigará en términos de los artículos 164 o 164 Bis del mismo código; es decir, con prisión de cinco a 10 años y de 100 a 300 días de multa.

Aunque la incidencia de este delito deja un panorama desalentador. Entre 2008 y 2018 el gobierno de México recuperó 634 objetos, que pretendían atravesar fronteras, lo que representa un grave problema.

En Guatemala, las autoridades realizan varios operativos en una venta de objetos de procedencia ilegal, lo que revela los infructuosos esfuerzos de ese por erradicar ese próspero mercado negro.

La Fiscalía de Delitos contra el Patrimonio Cultural de Guatemala recuperó varias piezas de cerámica prehispánica y cuchillos de pedernal y obsidiana en un local de venta de artesanías la ciudad de Flores, según información publicada en febrero de 2020 por el diario guatemalteco El Periódico.

Flores es una ciudad colonial cerca del corazón de antiguas ruinas mayas, como Tikal y Uaxactun. En ambos sitios se regula el turismo y la investigación científica, pero miles de otros lugares continúan casi totalmente desprotegidos.

En 2018, agentes de orden público realizaron seis allanamientos relacionados con saqueo arqueológico, según un investigador de la Fiscalía General que habló con el sitio InSight Crime. También lograron reclamar artefactos mayas que habían llegado hasta una subasta en Francia.

El tráfico del patrimonio cultural es una actividad que conecta desde anticuarios y políticos en Buenos Aires hasta narcos en Guatemala, y desde coleccionistas bajo sospecha en México hasta diplomáticos en Costa Rica y Perú.

En 2013, Carlos Mera, quien era en ese entonces director de patrimonio cultural de Guatemala, afirmó que se habían sustraído piezas de los casi cuatro mil  sitios arqueológicos del país.

Los operativos a tiendas locales de artesanías no son suficientes para proteger los sitios mayas en Guatemala o para impedir el robo de piezas arqueológicas y su ingreso al mercado negro.

En los años 60 y 80 se saquearon sitios arqueológicos mayas, cuando una serie de exhibiciones precolombinas en Estados Unidos elevaron la demanda de museos y coleccionistas privados.

Paralelamente, la guerra civil en Guatemala obligó a los arqueólogos a huir de las excavaciones, las cuales quedaron expuestas a las comunidades rurales pobres que buscaban fuentes adicionales de ingreso.

Los saqueadores o “huecheros” cavaban los lados de ruinas mayas que contienen jade, tabletas y piezas de cerámica, entre otros objetos, y los venden a intermediarios en México y Belice. Esas piezas se contrabandean en camiones y helicópteros usando rutas de transporte militar y agrícola bien establecidas.

“Nunca supimos si llegaron a museos”, declaró a InSight Crime un antiguo “huechero”, quien dijo haber saqueado entre 15 y 20 sitios arqueológicos en todo Guatemala y el sur de México. “Pero apuesto que la mayoría sí llegó. Era para eso que los estaban comprando”.

El mercado negro se compone de pequeñas piezas como conchas, joyas y huesos labrados con caligrafía y delicadas tallas. Son más fáciles de burlar la seguridad aeroportuaria y otros puntos de inspección de viajeros. También es fácil hallar tales objetos en tiendas de artesanías, como la allanada en Flores.

La actual legislación de Guatemala designa todos los artefactos arqueológicos como propiedad del gobierno. Pero los coleccionistas pueden eludir el riesgo legal porque una vez se ingresa una pieza en un registro nacional, sin importar cómo se obtuvo, se legaliza su tenencia, según una fuente jurídica consultada por InSight Crime.

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Las autoridades guatemaltecas intervienen cuando alguien intenta extraer, vender o transportar una de esas piezas sin el registro adecuado, un delito que puede acarrear penas de hasta 15 años de prisión, y una multa de 10 mil  quetzales (unos mil 300 dólares).

Pero el Ministerio de Cultura y Deportes en Guatemala, que se encarga de compartir el mercado negro de piezas arqueológicas, tiene uno de los presupuestos anuales más bajos de cualquier entidad pública.

En 2019, recibió menos de 137 millones de quetzales (17.8 millones de dólares) para la protección y restauración del patrimonio cultural. México, por su parte, destinó sólo 800 millones de pesos mexicanos (cerca de 43 millones de dólares ) en ese mismo año para el estudio, la protección y la preservación de los lugares culturales, muchos de ellos mayas.

Sin los medios para proteger tales sitios en Guatemala, el tráfico de antigüedades mayas sin duda continuará, con pequeños traficantes que roban al país pieza por pieza.

Piezas por la red

Otro mercado negro se da con la venta ilegal de restos arqueológicos que se ofertan y subastan en páginas de internet o en redes sociales. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) presentó 21 denuncias ante la Fiscalía General de la República (FGR) en los últimos cinco años, e igual número de averiguaciones previas y carpetas de investigación.

El 18 de septiembre de 2019, la casa de subastas francesa Millon puso en venta 95 piezas arqueológicas pertenecientes a las culturas teotihuacana, maya y olmeca, así como de los estados de Guerrero y Oaxaca.

La transacción tuvo lugar pese a que el gobierno mexicano interpuso una denuncia ante FGR, con el apoyo de la UNESCO, al considerar que los objetos eran parte del patrimonio cultural de la nación. La colección superó el millón 200 mil euros, es decir alrededor de 25.6 millones de pesos mexicanos

Los pequeños logros

El INAH lleva a cabo acciones permanentes de registro de bienes, concientización a la población y capacitación a las entidades aduanales. Derivado de esta labor en 2019, se logró la recuperación en el extranjero de cuatro mil 550 piezas arqueológicas e históricas.

La cooperación bilateral establecida por México con Estados Unidos, China, Guatemala, Belice, Chile, Perú, El Salvador, Uruguay, Suiza, Italia y Santa Lucía ha dado frutos para recuperar las piezas arqueológicas.

La correcta aplicación de lo dispuesto en tratados internacionales y la Convención de la UNESCO de 1970, la cual da garantía a los Estados Parte de la devolución del patrimonio.

En el último año, el gobierno de Estados Unidos ha enviado tres mil 946 piezas arqueológicas a México, entre ellas, alrededor de tres mil 900 hachuelas metálicas. Las cuales se han empleado como moneda de cambio hace más de 500 años en los actuales estados de Michoacán y Guerrero.

Así mismo, en el vecino país del norte se recuperaron un par de figurillas teotihuacanas, datadas entre 200 y 700 d.C. Fueron sustraídas ilegalmente del país y recuperadas en el curso de una investigación llevada a cabo por el FBI.

También, Estados Unidos repatrió a México un fragmento de la Estela 2 del sitio maya La Mar, ubicado en Chiapas.

Otro de los logros más relevantes en 2019, fue la repatriación en marzo de 594 exvotos mexicanos de los siglos XVIII al XX.

En enero de 2020, México logró la recuperación y repatriación de tres piezas arqueológicas procedentes de las culturas del Golfo, Oaxaca y Campeche, que se encontraban en Alemania.

Esto gracias a las gestiones de la Embajada de México en ese país, las piezas arqueológicas fueron entregadas voluntariamente y sin acción judicial.

Se trata de una urna zapoteca, elaborada en barro (200 – 500 d.C.); un fragmento de figura antropomorfa de barro (500 – 900 d.C.).

Aunque los esfuerzos son frecuentes por las autoridades de América Latina, que son saqueados y de los que regresan las piezas que fueron robadas, es inevitable señalar que el presupuesto económico que se emplea para el combate de este flagelo es muy reducido.

Por: Alfonso López Orrante

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