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Reparilandia deja como nuevos a los juguetes antiguos en Hermosillo

Jaime Sánchez Cano fundó y atendió por casi tres décadas Reparilandia, un taller donde reparan electrónicos y juguetes

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Reparilandia deja como nuevos los juguetes antiguos en Hermosillo

HERMOSILLO, Sonora. Antes de entrar por primera vez al local, nadie se imagina lo que va a encontrar adentro. La gente llega al taller para que le reparen cualquier tipo de electrónico y, por sorpresa, acaba conociendo un museo en ciernes repleto de juguetes, aparatos y curiosidades.

En Reparilandia, un negocio ubicado en Hermosillo, te arreglan desde una licuadora hasta una cámara fotográfica profesional, desde una consola de videojuegos hasta una máquina para hacer trabajos industriales, o aquel juguete que tu abuelita atesora desde 1940 y el que tu hijo acaba de romper justo después de Navidad.

Distribuciones y Servicios Computacionales S.A. de C.V. fue el nombre original que le dio en 1982 don Jaime Sánchez Cano, su fundador y quien estuvo por casi tres décadas atendiéndolo como un pionero de la reparación de electrónicos y juguetes en la capital.

En 2006, Carlos Díaz y Norma Julia Sánchez, la hija de don Jaime, le compraron el negocio una vez que por su edad decidió no trabajar más. Los nuevos propietarios le dieron un giro a la empresa y le pusieron un nuevo nombre con el objetivo de que sea fácilmente identificable y recordado por la gente.

 “Reparamos prácticamente de todo”, cuenta Carlos en entrevista con Cobertura 360.  “Computadoras, impresoras, cámaras digitales profesionales, de video. Entonces, el nombre que le pusimos es Reparilandia, en función de que el concepto de nuestra empresa es que tratamos de que sea divertido, porque uno de nuestros distintivos es que reparamos juguetes, restauramos juguetes y cosas antiguas”.

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 El empresario explica que en Sonora no cualquiera reparar cámaras, porque es un trabajo delicado y minucioso, así como lo es arreglar juguetes y antigüedades, actividad que también es poco común encontrarla.

 “La restauración es un área muy bonita, que ha sido básicamente con los clientes que han sido de años y que se enteraron. Todos empezaron a traernos cosas de la familia, reliquias que querían restaurar y ya hemos logrado bastantes”, señala Carlos Díaz.

“Es muy difícil, con tiempo, con preparación y documentándote todo el tiempo”.

El restaurador explica que, en el caso de los juguetes antiguos, se cuenta con particularidades como el tipo de pintura o de plástico usado en décadas pasadas y que son muy distintos a los actuales, entonces se encarga de buscar lo necesario y de darle tratamiento a las partes para que la pintura se asimile lo más posible a la original.

 “El último que hicimos —duramos cuatro meses restaurándolo—  fue un fonógrafo de 1915 de RCA Víctor, que era de crank — de los que les das vuelta—  y logramos restaurar todo el mecanismo interno y la estructura de la corneta, quedó muy bonito”.

Pero para arreglar los aparatos más actuales que reciben, incluso cuentan con equipo de impresión 3D para crear sus propias piezas y refacciones. Lo más complicado a lo que se han enfrentado en su historia y que fue todo un reto para su equipo, dice Carlos. Fue una vez que una empresa les llevó maquinaria industrial a reparación.

También sueña con que este espacio se convierta en un área para compartir conocimiento, pues se imagina capacitaciones, cursos y talleres de armado de computadoras y robótica, entre otros.

“Vamos a cobrar la entrada y, el objetivo, es que sea autosustentable y que, lo que sobre, vaya destinado a las instituciones de beneficencia, que la utilidad restante vaya para allá”, comenta.

Cada estante en Reparilandia tiene algo para ver y entretenerse: una colección de figuras de superhéroes, un cuadro con el cartel de recompensa por la captura de Pancho Villa sacado del negativo original de 1915, el primer control de un Atari de 1979, una sección completa para ver coleccionables de la saga Star Wars, carritos y triciclos de los años treinta y otro mundo de cosas.

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 “Cómo reparamos cosas de todo tipo, nos pusieron un reto con una CNC, que es una máquina para hacer troquelado de acero”, detalla Carlos junto a Omar Lugo y Francisco Medina, quienes son cabezas importantes del taller.

“Habían traído gente de diferentes partes de Estados Unidos y de México y nadie había podido hacer funcionar la máquina, nosotros nos tardamos dos meses, pero fuimos los únicos que lo logramos”, afirma.

Carlos tiene un proyecto: abrir el primer museo de la tecnología en Hermosillo. En el mismo establecimiento de Reparilandia, ya tiene un área designada para montar la museografía que incluirá numerosas piezas donadas. Gran parte de ellas son piezas de colección y cuentan con certificado de autenticidad.

“Se fue dando solo, hace unos cinco o seis años que empezamos a meter juguetes aquí y allá, cosas que fueran de colección y con certificado de autenticidad, a la gente le llama mucho la atención… viene gente especialmente los fines de semana con sus hijos para ver las cosas que tenemos dentro de la tienda”.

Incluso ofrecen un espectáculo de juguetes a los niños que los visitan, donde les muestran el funcionamiento de las piezas con las que cuentan en exhibición.

“La idea es que pasen un rato agradable. Por ejemplo, podrá sonar medio sencillo, pero hay piezas que son únicas, como el Súper Ratón y el Cocoliso, que ya no se ven, que es impresionante tenerlas y que están aquí para que las disfruten”, concluye.

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Reparilandia se encuentra en avenida Veracruz #49, esquina con Zoila Reyna de Palafox, en la colonia Centro, en Hermosillo, Sonora. Para mayores informes, visite su página de Facebook o llame a los teléfonos (662) 214 9005 y (662) 214 9638.

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