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Política

¡No les importó el jalón de orejas! Vandalizan en marcha del 2 de octubre

La marcha del 2 de octubre se vivió con actos vandálicos, un quebrantado Cadena de Paz y 10 mil asistentes, 51 años después del Movimiento estudiantil

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El “2 de octubre no se olvida” decían las pancartas de algunos de los 10 mil asistentes a la marcha que recordó el sangriento episodio del Movimiento del 68, año en que jóvenes salieron a conquistar las calles – cuando las protestas estaban prohibidas- con la frente en alto, en busca de heredar un mejor país, libre de represión.

El “2 de octubre no se olvida” también estuvo grabado en las 12 mil playeras de los participantes en el Cadena de Paz, trabajadores de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, que entre el valor y el temor sirvieron -en algunos casos- para contener los actos vandálicos de los jóvenes durante la marcha.

51 años después, el espíritu de libertad que llevó a los universitarios y estudiantes de escuelas preparatorias y vocacionales, contrastó con la actitud de los otros jóvenes, los “provocadores”, que destruían lo que encontraban a su paso.

La participación de los “porros” en la marcha del 2 de octubre no es un tema nuevo, pero este año fue diferente. Ante el constante llamado del gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, para que “no se porten mal”, se mostraron desafiantes. Las autoridades aseguraron que no usarían la fuerza pública, y así fue: con un saldo de 14 heridos, seis de ellos policías.

Pasadas las 14:00 horas, se tuvo uno de los primeros indicios de que la marcha no sería pacífica. Un grupo de 15 encampuchados intentaron tomar un Metrobús en Periférico e Insurgentes, una hora más tarde los participantes en el Cadena de Paz ya estaban instalados en la calle 5 de mayo, listos para resguardar los inmuebles y en espera de los manifestantes.

A las 17 horas, al grito de “muerte al Estado, que viva la anarquía”, jóvenes vestidos de negro y con la cara cubierta ingresaron al Zócalo capitalino, por la calle 5 de Mayo.

51 años atrás los marchistas entonaban: “Estudiantes, el momento de gritar ¡basta ya! Que estoy harto de mentiras, de crimen y corrupción. Que no es mi gobierno el PRI y su muerta revolución, que es el sudor de mi frente el que tirará la bala de sangre roja y caliente de esta revolución. Que mueran los granaderos y con ellos, Díaz Ordaz”.

En las marchas del Movimiento del 68 la población aplaudía al paso de los universitarios y gritaban “el pueblo unido jamás será vencido”. Este 2019, los civiles pedían paz y los más valientes confrontaban a los “provocadores”, como les llamó el Presidente López Obrador.

En un escenario de pintas sobre bardas, tablas, puertas, ventanas y destrucción de mobiliario, los trabajadores del gobierno de la Ciudad de México que portaban las playeras blancas con la leyenda “2 de octubre no se olvida”, los del Cadena de Paz tuvieron tres opciones: correr y quitarse la playera, callar y aguantar o confrontarlos.

La marcha no acaricia

Los medios de comunicación, reporteros y fotógrafos independientes, y bastantes espectadores fijaban sus cámaras profesionales o celulares en los “porros” para no perder detalle de cómo desafiaban al Estado ante la mirada de los policías y la presencia de observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

En la plancha del Zócalo, cerca de las 18 horas, los vándalos agredieron a la prensa e intentaron quitarles todo aquel material de trabajo que guarde registro de sus actos. Una mujer vestida de negro intentó prender fuego a un reportero. Unos marchistas corrían y otros aguantaron el estruendo de los petardos. La Ciudad vivió por unos momentos el caos causado por los jóvenes de anarquismo cuestionado.

“¿Cómo van a ser anarquistas los que destruyen una librería? Eso no tiene que ver nada con el movimiento de izquierda, con el movimiento progresista, eso se acerca más a otras cosas, al conservadurismo que tiene varias manifestaciones, expresiones”, declaró días antes Andrés Manuel López Obrador.

Quien los llamó conservadores aseveró que el Estado emplea su labor de inteligencia para investigar a bandas de delincuentes, no para perseguir o reprimir a quienes salen a las calles a protestar encapuchados. A ellos, dijo, los acusaría con sus mamás, papás y abuelos, para que les den jalones de orejas.

“¿Qué le diría yo a los que se tapan la cara y se encapuchan y hacen estos actos? Que tengan cuidado porque en una de esas los voy a acusar con sus mamás, con sus papás, con sus abuelos, porque estoy seguro que no están de acuerdo, me dejo de llamar Andrés Manuel. Estoy seguro que los ven o los verían como malcriados, que no deben de andar haciendo eso, les darían hasta sus jalones de orejas, hasta sus zapes”, manifestó el mandatario federal la mañana de este 2 de octubre.

A quienes hicieron que se pierdan -al menos ante los reflectores- la voz de “Ni perdón, ni olvido” y “Asesinos Batallón Olimpia”, les importó poco el jalón de orejas que les esperaría en casa, según el Presidente. La marcha del 2 de octubre concluyó con momentos de tensión, choques entre civiles y “provocadores”, miembros del Cadena de Paz con las playeras grafiteadas y una pérdida estimada en más de 39 millones de pesos, solo por ventas no realizadas, debido a que los comercios bajan sus cortinas.

Probablemente este 2019 tampoco quedará en el olvido el 2 de octubre del primer año de gobierno de la Cuarta Transformación, ni en el de los empresarios que contabilizarán nuevas pérdidas económicas por los destrozos provocados por unos cuantos jóvenes del México actual.

En tanto, quienes vivieron de cerca el Movimiento estudiantil del 68 continuarán con su voz de lucha para exigir fin a la impunidad y justicia, exigir el cese a la violencia y a ataques a los civiles como sucedió con los normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, y la población indígena de Acteal, en los altos de Chiapas. “El 2 de octubre no se olvida”.

A las 18:26 horas, en Eje Central Lázaro Cárdenas a partir de Eje 3 Sur, 30 minutos después los autos avanzaban con normalidad sobre avenida Juárez a partir de Balderas. La marcha concluyó con 250 personas realizando labores de barrido, levantando del piso los rastros que el “anarquismo” dejó a su paso.

Por Nancy Balderas

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