Como es costumbre, cada 5 de enero, miles de niños en México escriben sus cartas a los Reyes Magos y las atan a globos de helio para posteriormente soltarlos en la calle, esperando que sus deseos lleguen al cielo “en donde se encuentran los reyes magos”. 

Aunque esta tradición tiene un significado especial y es emblemática para los niños, su impacto ambiental y social ha generado preocupación en los últimos años.

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La mayoría de globos que se venden en estas fechas están hechos de látex o plástico, materiales que tardan años en descomponerse, lo cual provoca contaminación, ya que tardan años en terminar de degradarse y al hacerlo, los globos se fragmentan en microplásticos que contaminan el suelo y el agua, además de causar daño a la fauna, pues este lugar es el hábitat de especies como aves, peces entre otros animales que pueden ingerir los globos o enredarse en los cordeles, con consecuencias no deseadas para los animalitos. 

Comúnmente en estas fechas, los niños, en su inocencia, adquieren globos de helio en donde amarran las cartitas que contiene escrito lo que le quieren pedir a los Reyes Magos para posteriormente en la noche arrojar estos globos al cielo.

Eventualmente estos mismos globos caen al suelo, al agua o quedan atrapados en árboles y líneas eléctricas, causando desde daños ambientales hasta problemas con la red eléctrica.

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Además cabe mencionar que el helio es esencial para aplicaciones médicas y científicas, por lo que se desperdicia en una actividad que, aunque simbólica, no es esencial.

Alternativas ecológicas

En varios municipios de México, organizaciones ambientales han comenzado campañas de concientización para sustituir los globos por actividades más sostenibles, tales como que los pequeños escriban cartas y las coloquen en los árboles o buzones y promover actividades comunitarias como plantar árboles en honor a los Reyes Magos.

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Mientras celebramos nuestras tradiciones, es importante adaptarlas para cuidar el planeta. Las pequeñas acciones, como evitar liberar globos, pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente y las futuras generaciones.

Alan Tovar|El Sol del Bajío